En inmigración hay una cola larguísima y tenemos la suerte de que el funcionario que controla la cola de diplomáticos se queda sin clientela y nos mandan allí.
El joven se sorprende de que vayamos a estar un mes. Le pregunto que de donde es y me dice que de Manipur, uno de los estados del nordeste. Le digo que conocemos algunos de ellos, pero no el suyo y que queremos ir a Nagaland. Se alegra de ver a alguien que quiere ir por allí.
Tiene una cámara para fotografiar a los recién llegados, pero es como una caja de 15×15 cm con agujeritos que deben ser las lentes y una pegatina en medio con la figura emblemática de este país: unas manos juntas perpendiculares. Me señala la cámara y yo idiota pongo las manos como en la pegatina. Muy educado me dice que no, que solo mire la cámara para la foto. Pero no se ha reído. Menos mal.