Le daría más porque estar en su sitio es signo de valentía, pero creo que estos cinco céntimos le son indispensables, por soberbia que no quede.
Fernando Simón afirmó hace unos días: «No tiene sentido que los ciudadanos sanos usen mascarilla». Esa afirmación no tiene sentido o, al menos, hay que matizarla mucho.
He estado en varios establecimientos y en ninguno de ellos, incluída una farmacia, las personas que estaban trabajando llevaban mascarilla. Es un grave error por dos razones que yo vea.
Primero, por la razón evidente de que hay que cuidar al cuidador. Las personas que trabajen en supermercados (y otros establecimientos abiertos) van a cumplir con el servicio primario, darnos con qué comer y subsistir.
Segundo, porque podrían contribuir involuntariamente a un crecimiento explosivo de afectados. Estas personas están en una situación de 1 a n en relación a sus clientes. Entre los n clientes figuran los mismos porcentajes de personas sensatas, de irresponsables, de bobos y de personas necesitadísimas de comprar algo que en el total de población. ¿Es posible creer que todos los clientes (que ahora tienen menos quehacer que hace diez días) evitarán acudir a los establecimientos abiertos, aunque tengan síntomas? ¿Los asintomáticos? ¿Los llamados «supercontagiadores»?
Vamos a tener un mes por delante…
¿Quienes resultarán más perjudicados? Quienes estén cara al público.
¿Quienes contagiarán más sin mascarillas? Quienes estén cara al público.
Pido urgentemente mascarillas para todas las personas que trabajan cara al público.
Que no hay, se hacen. Seguro que Inditex puede hacer centenares de miles en poco tiempo (Pablo Iglesias podría llamar a Amancio Ortega y decirle: «ya sé que dije gilipolleces contra Ud. pero échenos una mano») y otras muchas empresas, y en youtube hay muchos videos que enseñan a hacerlas. Lo más simple: Dos capas de tela de más o menos 20 por 10 centímetros, cosidas, pegadas o unidas con grapas en tres lados dejando abierto un lado largo. Por el lado abierto se rellena con cualquier papel limpio, kleenex o servilletas. Se ponen gomas a las orejas o tiras de tela al cuello y ya está. Que sólo cubre el 60% de contagios, menos da una piedra de las de ahora.
Los cargos electos que se queden en casa y no tengan síntomas pueden dedicarse a hacerlas y llevarlas a quienes trabajen en establecimientos abiertos en sus circunscripciones, si saben cuales son.