Hoy amanece un día soleado aunque algo fresquillo.
Nuestro autobús para regresar a Estambul sale a las 11 de la mañana así que vamos a intentar aprovechar hasta el último momento de nuestra estancia en Tiflis.
Cuando acabamos el de la India preparamos el siguiente y pensábamos ir a Japón, lugar que he visitado dos veces, pero Marisa ninguna. Mi madre estaba bien dentro de los achaques debidos a su edad, 90 años, pero nos pareció que podría ser demasiado tiempo, un mes, y demasiado lejos si le sucedía algo. Así que cambiamos un mes en Japón por 15 días entre Estambul y Tiflis.
Estas pasadas navidades mi madre enfermó y hace un mes falleció.
Esta crónica “0” no la publiqué en algunos de mis viajes y algún amigo se me quejó de que la echaba en falta. También algún otro amigo se me había quejado por lo contrario, porque era algo superfluo dado que este tema no tenía que ver nada con el viaje y sobre todo porque al escribir con retraso sobre situaciones pretéritas habían perdido interés.
Así que este viaje que escribo con tanto retraso vuelvo a publicarla, pero con la frase que siempre utilizo: que puede ocurrir “…esa falta de sincronía entre cuando se producen los hechos y los lees, pero no cuando los escribo”.