Al fin amanece un buen día y aunque soleado, es frío.
Hoy lo vamos dedicar a descubrir Tiflis y empezaremos por el alojamiento.
La guía dice de él que aunque está en un escondrijo tiene cuatro cosas interesantes: habitaciones a buen precio con muebles actuales y de buen gusto, camas muy confortables, una galería con columnas de madera para poder sentarte en el exterior y una buena cocina para los huéspedes. Aunque, como dije en otra crónica, todo lo anterior contrasta con el aspecto ruinoso del exterior en un edifico de los años 1860.
Y en verdad es una descripción que acierta totalmente.
De nuevo amanece con lluvia. Es una desgracia para un turista, pero no se puede hacer nada.
Como el autobús no sale hasta las 12 nos vamos a dar un paseo hasta la entrada del palacio de Topkapi.
Nosotros lo visitamos en nuestro primer viaje a Estambul y ahora descubrimos que hay otro acceso (no sé ni nuevo o no lo vimos entonces) que además es el principal y hacia allí se dirigen todos los turistas.
Cuando acabamos el de la India preparamos el siguiente y pensábamos ir a Japón, lugar que he visitado dos veces, pero Marisa ninguna. Mi madre estaba bien dentro de los achaques debidos a su edad, 90 años, pero nos pareció que podría ser demasiado tiempo, un mes, y demasiado lejos si le sucedía algo. Así que cambiamos un mes en Japón por 15 días entre Estambul y Tiflis.
Estas pasadas navidades mi madre enfermó y hace un mes falleció.