La guía recomienda un par de sitios para comer allí. Uno en Aberdeen, al lado del mercado, que no vimos aunque debe ser una maravilla, pero te advierte que no tienen carta, que les dices el presupuesto que tienes y que ellos te ofrecen, en función de eso, las mejores “creatures” del mar disponibles. Y si eso no te parece lo suficientemente difícil acaba explicando la guía que “necesitas un amigo que hable cantonés para reservar la mesa, hazlo con dos días de anticipación y con dos semanas para los fines de semana”. ¡Cojonudo!
Por si no te resulta fácil (a mí imposible) también te recomienda otro sitio en Ap Lei Chau, que es adonde vamos.