
De nuevo amanece un día precioso y con el mar de Mármara enfrente de nuestro balcón.
(more…)Llegamos al Bund y sigue pareciéndonos una maravilla.
Antes de subir al paseo fluvial hay un gran jardín vertical y el personal se fotografía delante de esa pared y a veces es muy divertido ver las poses que hacen. De todas maneras tener de fondo Pudong mejora cualquier fotografía.
Hoy no hay demasiada gente aunque sí nos encontramos con occidentales mayores que dan la impresión de formar parte de un grupo pero desperdigado, nada que ver con los uniformados (de cabeza) abuelos chinos.
La guía recomienda un par de sitios para comer allí. Uno en Aberdeen, al lado del mercado, que no vimos aunque debe ser una maravilla, pero te advierte que no tienen carta, que les dices el presupuesto que tienes y que ellos te ofrecen, en función de eso, las mejores “creatures” del mar disponibles. Y si eso no te parece lo suficientemente difícil acaba explicando la guía que “necesitas un amigo que hable cantonés para reservar la mesa, hazlo con dos días de anticipación y con dos semanas para los fines de semana”. ¡Cojonudo!
Por si no te resulta fácil (a mí imposible) también te recomienda otro sitio en Ap Lei Chau, que es adonde vamos.
Starbucks Reserve Roastery
Hoy hemos visitado tres templos y los tres muy interesantes: el templo de Jing’an, que me ha llevado a desconfiar totalmente de la humanidad y del destino que nos espera, el templo del Buda de Jade, donde hemos visto una de la estatuas de este personaje, que no sé al final si es un dios, un semidiós o solo un filósofo, y al final del día el templo de Starbucks, erigido al Dios del consumo, que me ha llevado de nuevo a los más tristes presagios.