Llegamos al Bund y sigue pareciéndonos una maravilla.
Antes de subir al paseo fluvial hay un gran jardín vertical y el personal se fotografía delante de esa pared y a veces es muy divertido ver las poses que hacen. De todas maneras tener de fondo Pudong mejora cualquier fotografía.
Hoy no hay demasiada gente aunque sí nos encontramos con occidentales mayores que dan la impresión de formar parte de un grupo pero desperdigado, nada que ver con los uniformados (de cabeza) abuelos chinos.