14. China 2019. 9 de abril, martes. Octavo día de viaje. Shanghái, día 2. Segunda parte.

by

Llegamos al Bund y sigue pareciéndonos una maravilla.

Antes de subir al paseo fluvial hay un gran jardín vertical y el personal se fotografía delante de esa pared y a veces es muy divertido ver las poses que hacen. De todas maneras tener de fondo Pudong mejora cualquier fotografía.

Hoy no hay demasiada gente aunque sí nos encontramos con occidentales mayores que dan la impresión de formar parte de un grupo pero desperdigado, nada que ver con los uniformados (de cabeza) abuelos chinos.

El día está neblinoso, pero eso le da un aspecto especial al río Huangpu donde sigue habiendo un trasiego constante de gabarras. A mí me produce un efecto hipnótico ese movimiento continuo arriba y abajo por el río.

Dejamos el Bund y atravesamos el jardín de Gucheng donde el año pasado encontramos a un señor que pintaba, o mejor escribía, con agua en el suelo. Eso sí que es arte efímero y no la capullada de cortar un cuadro de Banksy y encima pagar un millón de libras.

Pero no estaba hoy, quizás porque era tarde o porque como habían anunciado lluvia sería demasiado efímero: escribir con agua sobre un suelo mojado.

Dentro de las normas del parque una muy graciosa: “No feudalistic or superstition activities”.

Lo de prohibir “superstition activities” debe ser consecuencia de su pasado comunista. Porque ¿qué consideraran “actividades supersticiosas”? ¿Estarán bajo esa categoría las actividades religiosas? Por ejemplo, ponerle flores a una estatua que representa a una señora que en el siglo I viajó desde Palestina a Zaragoza, ¿sería posible hacerlo en este parque? ¿Tiene esta norma algo que ver con la iconoclastia?

NB

Una pregunta que quizás ya haya hecho otras veces, pero que debes responder sin acudir a la web: el antónimo de iconoclastia.  Una pista: a veces se confunde con idolatría, aunque dicen que no es lo mismo.

Sobre las otras actividades prohibidas aquí, las “feudalistic”, ni idea, pero lo investigaré.

Otra curiosidad que no admite interpretación: “los niños de menos de 1,3 m deben ir acompañados de un tutor”.

Lo que no he visto como en el tren es que hubiese un medidor de niños en la entrada del parque. Pero está muy bien esa precisión. Así evitarían los típicos comentarios de los abuelos: “Mi nieto puede ir solo porque es muy responsable”.

Luego rompe los arbolitos y arranca las flores o mata de una pedrada a un pato.

También encontramos una figura infantil que nos sorprendió el año pasado: un niño con el pantalón abierto por detrás y sin pañales. O sea con el culo al aire.

Llegamos a los jardines de Yuyuán y además de mayores occidentales aquello está lleno de abuelos chinos en viajes de turismo. Se les nota por su aspecto que vienen de pueblos pequeños y esta gran ciudad, enorme, les debe atolondrar. Así que imagínate que  si a una cierta edad todos tonteamos, si además eres de XXXX (aquí pon tu pueblo pequeño favorito, que no quiero herir susceptibilidades) y te meten en el centro de Shanghái.

Empezamos a buscar un restaurante fuera del bullicio turístico y empieza a llover y luego a diluviar. Nos refugiamos debajo de un toldo y como se está haciendo tarde y aquello tiene pinta de durar un rato echamos mano de nuestra reserva energética de turrón de alicante.

Seguimos la búsqueda cuando disminuye la lluvia y vemos una tienda de “China Mobile”. Marisa tiene problemas con su teléfono con internet  y quiere comprar una SIM china. El año pasado creíamos que el problema principal era que su teléfono era un Google, pero ahora es uno chino-chino y también le pasa lo mismo. La joven que nos atiende le cambia el idioma para  entender lo que tenía que hacer y aquí un consejo: si te hacen algo similar no se te ocurra salir de la tienda sin que te vuelvan a poner un idioma sensato porque si tienes que buscar esa opción en chino…Bueno la vendedora lo ha hecho.

Y así con lluvia y sin lluvia hemos pasado la tarde en los jardines de Yuyuán, o mejor, en su bazar pues los jardines acaban la venta de billetes a las 4 de la tarde y creo que cierran a las 4 y media. Tendremos que volver otro día o cuando regresemos a Shanghái.

Dentro del estanque un par de operarios limpian este de hojas flotantes. Y es que esta ciudad, o por lo menos su centro, tiene una gran cantidad de personal dedicado a ello.

Y dando un paseo deshacemos el camino de la mañana.

Volvemos a pasar por el Bund cuando se está acabando la tarde y a pesar de que el tiempo ha cambiado  y hace bastante fresco aquello está animadísimo. No sé si habrá otro lugar donde se hagan más fotografías. Porque, además de los inútiles autorretratos que todo el personal se hace sin parar,  también no dejan de fotografiar Pudong que está frente a nosotros. Y allí entre el Bund y Pudong la vista no descansa.

Marisa dice que prefiere esto a la bahía Victoria de Hong Kong y creo que yo también. Y hoy, además, gracias a la neblina todo tiene un aspecto singular.

Quienes no han venido hoy han sido los novios a hacerse las fotografías rituales. Imagino que es por la lluvia y que además esta noche, especialmente ellas, se hubiesen pelado de frío. Pero para compensar su ausencia hemos encontrado a unas jóvenes disfrazadas de antiguas, también muy fotogénicas.

Camino del hotel damos con otro restaurante de autoservicio y lo vamos a hacer también “restaurante favorito” como el de ayer y es que para nosotros es esencial poder ver lo que estamos pidiendo aunque a veces el picante no se vea al seleccionarlo.

Llegamos al hotel y Marisa me dice sorprendida que hoy hemos hecho 24.664 pasos y la aplicación le ha informado que ha hecho más que el 99% de los usuarios.

Veremos mañana como tenemos las piernas.

Etiquetas: , , , , , , , , , ,