Posts Tagged ‘China Mobile’

18. China 2019. 11 de abril, miércoles. Décimo día de viaje. Hangzhou. Día 2. Segunda parte.

24/05/2020

Después de la búsqueda infructuosa de China Mobile nos vamos a buscar una oficina de información turística que está cerca del lago y al lado de uno de los monumentos de esta ciudad que suele ser su emblema turístico, la pagoda de Leifeng. La guía dice de esa oficina que proporcionan “información básica de viajes, mapas y tours”. Como están a punto de cerrar nos pegamos una buena cabalgada hasta allí. (El reloj de Marisa no discrimina entre “tranquilo paseo” y “carrera contra reloj”). Cuando llegamos una displicente  jovencita no se digna ni a levantar la mirada.

Hemos conseguido algo de información sobre los próximos transportes, pero ha sido casi peor que sacarte una muela. Sin anestesia.

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17. China 2019. 11 de abril, miércoles. Décimo día de viaje. Hangzhou. Día 2. Primera parte.

23/05/2020

Hoy ha sido un día con altibajos.

Nos hemos despertado con lluvia aunque ha parado sobre las 11 y el ordenador después de agotarse la batería ha vuelto a funcionar. (Y no se ha incendiado esta noche). No volveré a sintonizar la SER.

Para compensar el desastre tecnológico digital Marisa le dedica una buena sesión al analógico  juego de té. (Que no nos llevaremos a pesar de las tentaciones).

 

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15. China 2019. 10 de abril, martes. Noveno día de viaje. De Shanghái a Hangzhou. Primera parte.

21/05/2020

Hoy el día ha comenzado bien, se ha complicado, ha mejorado mucho y ha acabado bastante mal.

Joven birmano reparando mi ordenador.

Joven birmano reparando mi ordenador.

Empiezo por lo malo.

Estamos en el hotel preparándonos para ir a dormir  y en el ordenador estoy oyendo las noticias de las 5 de la tarde, hora española, en la Cadena Ser. Acaban y el ordenador se bloquea y empieza a sonar su altavoz como una cigarra, o algo así. Y no hay forma ni de parar el sonido, ni el ordenador, hasta que se acabe la batería. Y es que en este modelo no se puede quitar la batería si no es desarmándolo y si no es en caso de muerte no voy a hacerlo. Así que lo cubro con toallas, pues temo que los vecinos de la habitación se quejen dado el volumen de la chicharra y que además impida nuestro descanso nocturno.

Y encima que el ordenador se caliente tanto con aquella envoltura de algodón que se incendie: castigado pasará la noche dentro de la bañera.

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