Después de la búsqueda infructuosa de China Mobile nos vamos a buscar una oficina de información turística que está cerca del lago y al lado de uno de los monumentos de esta ciudad que suele ser su emblema turístico, la pagoda de Leifeng. La guía dice de esa oficina que proporcionan “información básica de viajes, mapas y tours”. Como están a punto de cerrar nos pegamos una buena cabalgada hasta allí. (El reloj de Marisa no discrimina entre “tranquilo paseo” y “carrera contra reloj”). Cuando llegamos una displicente jovencita no se digna ni a levantar la mirada.
Hemos conseguido algo de información sobre los próximos transportes, pero ha sido casi peor que sacarte una muela. Sin anestesia.
Estamos al lado de la pagoda Leifeng y entramos a verla.
Una agradable sorpresa: hay una reducción de precio para los mayores de 70. Bueno, yo creo que si a esa edad estamos dispuestos a subir a esa pagoda deberían hacerlo gratis.
Pero es que aquí tienes escaleras mecánicas en los tramos más empinados para llegar a su base y luego un ascensor dentro de la pagoda.
Una pareja de novios debe ser la primera vez que ven una escalera así pues se fotografían con ella de fondo.
Creo que es la primera vez que estoy dentro de una de ellas, dado que en todas que he visto en mi vida no se podía acceder a su interior. Claro que esta fue totalmente reconstruida en 2001, pues aunque es del siglo X se hundió en 1927. De ahí los elementos mecánicos de acceso.
Lo interesante de esta visita es el panorama del lago desde el piso superior.
La parte inferior tiene una estructura metálica con vidrios que permiten ver los restos arqueológicos de la primitiva pagoda; eso es para los muy fanáticos de este tipo de construcciones, a mí no me dicen nada.
La pena es que hoy el día estaba oscuro y neblinoso pero las vistas son espectaculares.
Regresamos andando tranquilamente por la orilla del lago ya de noche y hay mucha gente también paseando.
Vemos a un par de grupos bailando, uno en plan gimnástico y otros en plan de baile de salón.
En el paseo asistimos al espectáculo de chorros de agua en el lago con música, al que llegamos tarde ayer. Una preciosidad.
Pero no solamente es ese espectáculo de luz es que los reflejos de la pagoda Leifeng sobre el lago son algo maravilloso.
Y lo mismo los que producen un pequeño templete. Y es que este lago te deja con la boca abierta continuamente.
Y no te deja boquiabierto, pero te sorprende una cafetería con un nombre increíble: “HOME OF irresistible COFFEE”.
Sería interesante ver como pronuncian aquí el nombre de la cafetería.
NB
¿Sabías que el sustituir la erre por la ele al hablar se llama “lambdacismo”, ?
Durante estos dos días he comprobado que esta ciudad está limpísima, especialmente en el entorno del lago; no es que la gente sea limpia, que también, es que no he visto jamás tal cantidad de barrenderos como aquí.
Desgraciadamente también he visto a algunos viejecitos recogiendo botellas de plástico de las papeleras. Las sacan, las aplastan y las meten en una bolsa de plástico. ¿Qué les darán a cambio? Había visto a personas así, mayores, recogiendo cartones en Hong Kong, pero pensaba que allí al ser una sociedad capitalista no tendrían cobertura social, pero en esta China igualitaria y socialista me sorprende.
Como contrate una pareja de recién casados en sesión fotográfica.
Aquí la novia no va de rojo como en Shanghái, no sé si será una cuestión regional o temporal, es decir, que de noche rojo y de día blanco. Que esto de los novios es un sinvivir.
Por cierto, que esta novia tiene una buena delantera. No sé si es de relleno o es que aquí tienen más éxito las pechugonas.
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