Me asombra el ahinco que muchos diputados españoles dicen que ponen en mejorar la vida de la gente cuando dejan translucir que al menos la mitad de esa gente les produce un cierto asco. Son las/los que dan la impresión de que darían la vida por sus convicciones. Me recuerdan, por contraste, la frase de Bertrand Russell: «Nunca daria la vida por mis convicciones porque podría estar equivocado».