Esta tarde tenemos programada una vista a la “Ghost City” en Feng Du. Y como siempre a nosotros nos tratan con especial deferencia pues no hacen pasar los primeros.
En cuanto sales el barco para las excursiones te fotografían. El de hoy llevaba un vistoso chaleco con este eslogan: “Fotógrafo del crucero. Sigue sonriendo”.
“Ghost City” en Feng Du.
Dice Wikipedia de ella que originalmente era un complejo de santuarios, templos y monasterios dedicadas a la ultratumba (recuerda, “el ámbito más allá de la muerte”). Está situada a unos 170 km río abajo de Chongqing en el río Yangtsé. Así hay estatuas relacionadas con Diyu y Naraya , conceptos que en la mitología budista significan el infierno. Está hecho como un modelo de lo que sería Youdu, la capital de Diyu. Vaya, para una formación cristiana todo bastante confuso, quizás como explicar lo de la gracia santificante a un budista. Para resumir, el reino del inframundo es Diyu y su capital Youdu. Y si quieres profundizar intenta encontrar las diferencias entre “hell” y “underworld”.
Antes este complejo formaba parte de Fengdu pero con la crecida de la aguas esta ciudad tuvo que ser reconstruida en la parte montañosa de la orilla sur del rio, mientras que este conjunto está en la norte.
En la plaza que precede a la entrada hay un grupo disfrazado que no sé si es tipo mimo o representan algo típico de su cultura o es para empezar asustar los creyentes.
Luego durante el recorrido hay también algunos disfrazados de personajes que no logro entender qué representan.
También nos encontramos con una madre con su niño en una cesta tipo “recolectora de té” que componen una graciosa estampa, pero creo que no forma parte del atrezo, ni del espectáculo “infernal”.
El guía local habla un inglés estupendo aunque a él no creo que le haga mucha gracia tener que repetir su larga charla que ha dado antes en chino solo para nosotros, pero no lo demuestra.
Así que les suelta una larga disertación y después nos coge a nosotros y nos hace una reducida. Además es que la de hoy es todo de tema religioso que tiene que ver con el dios budista de los infiernos y yo me pierdo continuamente en la explicación. Lo que no me sorprende es que todas las religiones (quizás excepto las animistas) tienen la misma mitología y leyendas relacionadas con los pecados y las penas que vas a recibir por haberlos cometido.
Aquí hay una galería de castigos y más castigos, putadas que vas a sufrir por malo.
Hay una especie de lingam de hierro donde el astuto guía incita al personal a que levante una especie de melón de hierro. Yo ya había leído en un panel que pesaba 182 kg, pero parece que algunos de los pasajeros no lo había leído y casi se hernian.
Obviamente, antes el que está al cargo de aquello, que no exhibe una gran fortaleza, ha puesto el melón encima del linga, para demostrar, falsamente, lo fácil que era hacer aquello.
NB
Este conjunto se llama “pilar psicosomático” y el letrero que informa de él, donde he encontrado su peso, no dice nada de “lingam”, que yo lo había deducido por su forma. Sí dice que la parte superior se llama “pesa de hierro mental” y hay dos leyendas sobre él. La primera dice que un ministro que supervisaba la construcción del complejo lo utilizaba para fortalecer sus músculos. La segunda tiene que ver con dos inmortales que pasaron por aquí y que lo usaban para “practicar cuerpo y mente”, signifique eso lo que quiera significar.
Dicen que es el único templo en China, o quizás en el mundo, dedicado al “Dios del Infierno” y así es muy curioso encontrarte un letrero que dice “The Gate to Hell”.
Me explica (y digo “me” porque Marisa ha desertado y esta como loca haciendo fotos y me dedica la charla solo a mí) que cuando la Revolución Cultural este fue el único templo que los “guardias rojos” no pudieron destruir, porque cuando llegaron allí…pues no entendí la razón, pero mi conclusión es que enviaron aquí a la escuadra de los cagados.
Algunos pasajeros hacen profundas reverencias a Buda y me sorprende, igual que me pasó en Shanghái, que después de los años del comunismo materialista el personal siga creyendo en leyendas que en este caso además vienen de la India. Claro que también me sorprende en los viajes del IMSERSO que algunos de los abuelos se arrodillen y se pongan a rezar. Pero es que en España hemos tenido 40 años de nacional catolicismo y eso deja mucha huella. Veremos a los abuelos en el 2035 qué hacen. Ah, olvidaba que entonces ya no habrá pensiones de la seguridad social y los jubilados de entonces ya no podrán viajar continuamente como hacemos los de ahora, excepto, claro está, los de la República Catalana que nadarán en felicidad y riqueza sin par, ya que no les robaremos los españoles, ni la familia del “molt honorable”, y así podrán vivir todo el año en los fiordos noruegos.
Y como en todos estos complejos no podían faltar las cintas de color rojo.
Aquí sin escrituras personalizadas y con muchas esvásticas. Estas forman parte de la iconográfica hindú, pero no sabía que también lo fuesen budistas,
En una mesita han depositado no sé si ofrendas o exvotos. Lo curioso es el contenido: espadas y pistolas y similares. Imagino que todo de juguete, pero se me escapa el significado.
Acabamos el recorrido en el “infierno” y después el guía local se muestra muy interesado en nosotros. “¿Por qué viajan en el ‘Blue Whale’? Pues nunca lleva extranjeros”. Es que no lo hemos elegido, es que era la única opción. Susan ya me había explicado que abril y mayo son meses punta y que la gente los reserva en el semestre anterior. Curiosamente ella no conocía la palabra inglesa para “semestre “ y yo tampoco. Más tarde descubrí que era tan sencillo como “semester” y es que es de origen latino y a mí siempre me dan miedo los “false friends” cuando me parece muy fácil la traducción de la palabra.
Y llega el esperado momento, a las 7 la tarde el “Captain Farewell Banquet”.
Nos recibe parte de la tripulación elegantemente vestida en la entrada del comedor y “nuestra Susan” más elegante que nunca.
Las mesas con unas servilletas de tela rosa en cada puesto. Y un detalle que no he contado hasta ahora: cada lugar en la mesa tiene un platito, un par de palillos y un cuenco. Solo nosotros dos tenemos un juego de cubiertos (que no empleamos) y un plato normal y nadie más lo tiene. Eso todos los días. Hoy además todos tenemos un vaso de té, el resto de los días solo nosotros, y una copita de vino dulce.
Las mesa redondas siempre, o casi, tienen un círculo de vidrio giratorio, sí, como en los restaurantes chinos de España, y es que colocan allí todos los platos y se va girando y cogiendo con los palillos lo que vas a comer en aquel momento, por eso no hay plato, solo el platito enano y solo te sirves sopa o arroz en el bol. Hoy en el centro está el inevitable gran cuenco de arroz blanco hervido y el de sopa, además de 5 platitos con algo tipo aperitivo, entre ellos uno con granos fritos de habas que el joven que se sienta con nosotros come con fruición, pero a cada una le quita la piel y la coloca cuidadosamente en un lado del plato.
Llega el capitán acompañado de Susan y de dos jovencitas ataviadas de chinas. El capitán da la gracias, dice que está encantado de habernos llevado por el rio y cosas semejantes y el personal aplaude cada corta intervención. Tras esto Susan lo traduce solo para nosotros. Y claro, nadie aplaude. Y nosotros solo aplaudimos cuando lo hacen todos y ahora es un poco raro hacerlo.
Acaba brindando el capitán con esa copita. Vaya, él solo se moja los labios. Y se va. Majo el capitán Peng.
Entonces hacen algo que también debe ser típico, no sé si en todos los cruceros mundiales o solo en este: se celebra el cumpleaños de todos los que los han cumplido durante el crucero y hoy eran unos 20. Le dan una tarta a cada uno, pero no es personal, que luego la cortan y la ponen en el postre, y una corona de cartón.
La cena diferente, pero nosotros hemos preferido la comida de los días anteriores, pues hoy han puesto un pescado que picaba como un demonio y del que además debías coger trocitos con tus palillos.
Acaba la cena y Susan tiene mucho interés en que asistamos al “Blue Whale Talent Show”, un espectáculo de “varietés” (¿se emplea todavía esa rancia palabra?) por el personal del crucero. Y claro tenemos que ir.
Unos lo hacen mejor y otros no tanto, pero no ha estado mal. Además era muy divertido ver a aquéllos jóvenes que eran camareros o cocineros actuando.
Al acabar dijeron que si alguno de los pasajeros quería salir a interpretar algo, vaya, eso imagino, pues salió una señora mayor y cantó una horrorosa canción y luego una sentida canción rusa. Lo curioso es que cuando salió la señora hubo una desbandada de caballeros. Como si ya la conociesen.
Lo mejor es que cuando acaban salen todos los que han intervenido y se ponen a bailar yo esperaba que música tradicional china. Error: ¡Los pajaritos!
Yo creía que era una pieza española, pero debe ser internacional y mejor todavía es que sacaron a Marisa a bailar y allí está ella en medio de todos los artistas bailando.
Fue muy divertido, por lo menos para mí.
El “manager” del crucero me pidió que escribiese unas palabras en una libreta y así lo hice diciendo lo mucho que me había gustado.
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