En este vuelo, de Delhi a Madrid, como en el anterior, de Calcuta a Dehi, hemos repetido la técnica de los últimos vuelos: un asiento de pasillo y uno de ventanilla en una fila de tres, pues además de que estamos en los asientos que preferimos es más probable que si hay plazas libres estas sean las de en medio y sí vamos más cómodos. Y eso nos ha pasado en los dos vuelos.
Antes de despegar se me acerca una azafata y me pregunta si hablo inglés y tengo la desfachatez de decirle que sí. Entonces me pide que me siente en el asiento al lado de la puerta de emergencia y me explica que debo estar allí en el despegue y en el aterrizaje y el modo de abrir la puerta y que lo haga solo en caso de emergencia.
Antes estaba allí una pareja mayor y se habían cambiado de sitio y es que me imagino que han respondido que no al inglés. O no han querido tener esa “enorme” responsabilidad.
Así que me aposento allí en el despegue y tengo frente a mí a la azafata sentada en su sitio correspondiente y como tarda en despegar y yo me duermo en cualquier sitio y circunstancia, pues casi me he dormido varias veces y estaba intentando luchar para no hacerlo pues me decía que aquella joven pensaría que como se iba a fiar de una persona que con aquella responsabilidad se quedaba dormida en tales momentos.
Luego he pensado en lo bonito que sería una emergencia y que yo tuviese que abrir aquella puerta y ayudar a los aterrados y desvalidos pasajeros a salir en orden y que luego apareciese en “The Times of India” que “gracias a la pericia de un abuelo español se han salvado las vidas de todos los pasajeros que iban en la parte posterior de la aeronave…”.
Y yo un héroe en la India.
Intento visualizar los titulares del periódico, pero no he logrado encontrar en los registros de mi cerebro la palabra “pericia” en inglés, quizás lo más cercano sería “skill”, pero no me gustaba.
En fin que hemos despegado sin ningún problema.
Mejor.
Nada más hacerlo veo en la pista que hay un curioso círculo marcado de amarillo en el suelo. Ni idea de su utilidad, aunque parece una diana, como si fuese para que los aviones intentasen acertar allí al posarse en el suelo. Tendré que preguntar a mi amigo Ramiro que siempre me resuelve las dudas de las aeronaves, aeropuertos y pecios submarinos.
NB
Duda resuelta por mi amigo: “…es un señalizador de una zona que los aviones no pisen. A veces en algunos aeropuertos tienen túneles (como en Vietnam), y esa puede ser una salida de ellos o una alcantarilla.
Por eso la señalizan tan bien: en épocas de niebla puede ser un problema que un avión meta una rueda allí…
La «X» que ves significa que por ahí no puede circular ningún avión, y «CW1» puede señalar una de las calles de rodaje”.
En el mapa del recorrido vemos que pasamos por encima de Kabul y pienso que nunca estaré allí. A raíz de esto tenemos una pequeña y loca discusión sobre próximos viajes que divertirían a cualquiera de nuestros amigos.
Marisa no se muestra muy dispuesta a volver a la India o a otros destinos que le sugiero, como por ejemplo el mar Caspio o el mar de Azor. Creo que lo de Azor es un poco más difícil, pero una vuelta por el Caspio sí será posible.
Y Australia, pues Marisa no para de repetirme lo de Australia. Vaya, que tendré que ir. ¡Todo sea por la paz conyugal!
Nos dan un aperitivo con cacahuetes y bebidas alcohólicas y luego una bandeja de comida, pero esta solo con agua aunque la azafata nos ha ofrecido a Marisa y mí repetir la bebida del aperitivo. Eso no se lo hace a nadie así que quizás sea como recompensa por lo de la puerta de emergencia o porque nos ve como a unos adorables abuelitos occidentales a los que les gusta el vino y la cerveza.
Y después la tranquilidad de un largo viaje donde puedes dormir (eso hacen el 72,8% del pasaje), ver algo en la pantallita de a bordo (el 13,5%), leer (la azafata y Marisa) o escribir.
¡Cuánto me gustan estos largos viajes y más de día, a pesar de que las nubes impiden ver el territorio!
La gente que duerme no se ha percatado de que van a llegar a Madrid a las 7 y pico de la tarde y que luego se quejarán del que el “jet lag” les impide dormir.
Una joven a mi lado se cubre como una momia aunque no se dedica a dormir sino a ver vídeos, uno detrás de otro.
Deberían dar unos buenos consejos al respecto como los de los chalecos salvavidas (que no sirven para nada –los consejos-) para evitarlo.
Y este ha sido uno de los viajes donde han mantenido la temperatura: el 82,7% de los pasajeros se ha cubierto con la mantita, pero en plan de “no quiero pasar más frío” y el resto ha cogido ropa para abrigarse pues hemos salido de Delhi con 30ºC y todos vamos bastante frescos.
Al aterrizar me vuelvo a colocaren mi puesto de “socorrista”, pero tampoco ocurre nada especial y no tengo que salvar a nadie.
En Madrid nuestro fiel hijo nos espera y ya se acabó el viaje.
Etiquetas: 2019, aeropuerto, Calcuta, India, Kolkata, Madrid
22/03/2021 a las 12:20
Espero que la frase «y ya se acabó el viaje.» no quiera decir que ésta es la última crónica. Tú no sueles hacerlo así….
22/03/2021 a las 12:48
Tienes razón: queda un resumen mañana y varios «finales».
Gracias por la observación.
22/03/2021 a las 19:11
Marisa seguirán viajando y seguiremos deleitándonos con sus lecturas y estupendas fotografías , dalo por hecho! (por cierto que ganas de poder reunirme con vosotros tres, los dos aventureros y contigo, cuando «podamos» tenemos una cita pendiente)
y Anjo, cómo calculas los porcentajes? de verdad cuentas y verificas a todo el pasaje para sacar esos decimales? (me lo creería si me lo dices)
un beso a los 3