Hoy es el típico día de moverte de un sitio a otro que no tiene ningún interés, pero que es necesario. Y en nuestro caso todavía menor interés pues esta ciudad, Jorhat, no lo tiene y el viaje en avión no añade nada nuevo a diferencia de mis queridos viajes en tren donde puedo leer, escribir, dormir, ver algo del paisaje (no mucho viajando en clase A/C por la opacidad de los vidrios de la ventanas) y sobre todo observar el comportamiento del personal (en alguno casos padecerlo) y en muchas situaciones trabar temporales relaciones con ellos. Pero hoy hemos cambiado el trayecto de Jorhat a Calcuta por el avión. ¡Todo sea por la paz conyugal!
Y es que el trayecto en tren duraba no menos de un día y alguna hora más y encima había que tomarlo en Mariani, ciudad en Asam a la que llegamos desde Nagaland.
Desayunamos de nuevo solos en el restaurante, pero es que todos los huéspedes lo hacen en su habitación como lo demuestran las bandejas con restos en los pasillos.
El avión sale a la una así que tenemos tiempo de dar una pequeña vuelta y comprar el famoso té de Asam.
Un consejo: si tienes una tetería quizás te saldría gratis venir aquí a comprar el té, por lo barato que es.
Realmente Jorhat, o al menos la zona donde estamos nosotros no tiene demasiado interés, pero es que el hotel no tiene nada: es un establecimiento venido a menos, con una amplia y poco atractiva habitación y con el añadido de que como no hay electricidad no hay agua caliente (no pasa nada) y tampoco funciona el ascensor (que ya estaba estropeado) y encima no va internet. Total, que hay que salir corriendo.
Y si tiene tantos “peros”, ¿Por qué nos hemos alojado aquí?
Pues porque cuando llegamos a esta ciudad camino de Majuli lo tenía reservado (“falsa reserva”) y dejamos aquí mi pesada bolsa por lo que debimos regresar a la vuelta. Total una noche.
En el corto paseo por Jorhat Marisa ve la parte trasera de un rickshaw que es muy graciosa y al fotografiarla el conductor me pide que le fotografíe a él también.
Generalmente en el mundo te ocurre lo contrario: fotografíes un carro o un coche tienes que demostrar al conductor que solo estás interesado en el vehículo y no en él, aunque a veces no sea verdad.
Y con un Tata minúsculo nos vamos al aeropuerto.
No he visto jamás un lugar así con tanto control y además en serio. Bueno, quizás en el aeropuerto de Leh en un viaje a Delhi.
- Cuando llegas con el coche antes de entrar en el aparcamiento: pasaporte.
- Para entrar en el recinto del aeropuerto: control de pasaportes y de billete. Si no llevas el billete en papel o en el teléfono, no te dejan pasar.
- Control de equipajes que vas a facturar, donde te colocan un marchamo para indicar que lo han revisado.
- Facturas el equipaje y te dan la tarjeta de embarque.
- Pasas el control del equipaje que vas a llevar contigo en la cabina y a ti mismo.
- El equipaje lo miran tan a fondo que a Marisa le han abierto los paraguas que llevaba en su mochila y a mí me han revisado la cartera donde llevo el dinero y las tarjetas. ¿Por qué? Porque es una carterita con un circuito para evitar que te roben la información de la tarjetas, lo que se conoce como “protección RFID”. Y menos mal que he caído que era eso lo que buscaban porque me han preguntado si llevaba algún elemento electrónico encima y realmente no llevaba ninguno excepto ese pequeño adminículo.
- Control personal. Pasas por el arco y pite o no debes poner los brazos en cruz encima de un escabel donde un policía te pasa un detector de metales por todo el cuerpo y de una forma muy minuciosa. Y con control separado de hombres y mujeres. Y ya controlado te ponen un sello en la tarjeta de embarque.
- Embarque. Vuelves a pasar por un arco de seguridad y de nuevo te pasan un detector personal de metales.
¿Por qué todo ese control? Pues resulta que ha llegado un avión y lo he fotografiado desde la sala de espera, pues en lugar de la típica escalera de avión esta tenía tres tramos y un viajero que estaba sentado cerca de mí me ha advertido que estaba prohibido hacer fotografías. Así que le he agradecido la información y he charlado un rato con él. Lástima que hablaba tan rápido que la mitad de la información la he perdido.
Resulta que en los estados del nordeste solo hay un aeropuerto civil, el de Guwahati, y que todos los demás que hay son militares, como este y según él es el que está más cerca de China. Por todo ello los controles los hacen el personal del CISF, “Central Industrial Security Force”, un grupo policial o paramilitar que controla centros industriales sensibles, aeropuertos y el metro de Delhi.
También me explicó que en este aeropuerto solo hay un vuelo a Calcuta y que por lo tanto si quieres venir aquí desde Madrás, como él, debes hacerlo a través de esa ciudad
Pues puede ser un poco incómodo pero prefiero este control exhaustivo en los equipajes a que te dejen pasar cualquier cosa.
En la rampa por la que se accede y desciende del avión un letrero dice: “Every supermodel’s favourite ramp”.
Un poco exagerado, ¿no?
PS
En la parte derecha de la foto podrás ver a un operario limpiando el motor del avión con un trapo y una botella de “fairy”. Quizás lo hagan así en todos los aeropuertos pero a mí me resultó chocante.
Te dejo el enlace a la foto por si quieres ampliarla.
Etiquetas: 2019, aeropuerto, Asam, Calcuta, Controles aeropuertos, India, Jorhat
06/03/2021 a las 18:47
Ángel, gracias por la advertencia. Voy a suprimir Jorhat de mis destinos pendientes. Todo no se puede hacer en la
Vida. Me conformaré con tus interesantes descripciones y con las artísticas fotos de Marisa.
06/03/2021 a las 19:22
Pero piensa Luis que si quieres ir a la isla de Majuli, que seguro que querrás ir, necesitas hacer escala en Jorhat.
Bueno, quizás tú no quieres ir pero seguro que Ana María sí, por lo que ya sabes: a incluirlo de nuevo en tu lista, al lado de Calcuta y Nagaland.
Un abrazo