77. India 2019. 28 de octubre, lunes. Trigésimo primer día de viaje. Calcuta día 2. Segunda parte.

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En el camino hacia el pandal hemos encontrado a un carnicero que cortaba carne, iba a decir que con saña, pero es que esa era su profesión y tenía a sus pies la cabeza de un cabrito.  Parecía un adelanto de lo que nos íbamos encontrar luego.

Y llegamos al pandal que es una copia de la fachada del “Albert Hall Museum Jaipur Rajasthan” como dice un gran letrero.

Y de nuevo compruebo que no son ni tan grandes, ni tan espectaculares montajes como en la “Durga Puja”, pero las figuras son sorprendentes y mucho más teatrales.

Así volvemos a encontrarnos con Kali portando la cabeza de un bigotudo señor en su mano izquierda.

Incluso hay una muy dramática, pues el dios o la diosa se ha cortado a sí mismo la cabeza como lo atestiguo el cuchillo que lleva en su mano y le brotan  chorros de sangre por su decapitado cuello que van a parar a las bocas de sus fieles o familiares y a la suya misma que sostiene con la otra mano.

Y no debe ser Kali pues no tiene a sus pies a su amado Shiva sino a una pareja para mi desconocida, Vaya, como todos, o casi todos, dioses del panteón hindú.

Gracias un letrero descubro que es Chinnamasta y este es un resumen muy breve de su historia que puedo leer al llegar a casa: es una diosa y se representa decapitada por sí  misma (esto me parece que solo lo pueden hacer los dioses, sino inténtalo hacértelo tú mismo) y sentada (en este pandal estaba de pie) sobre una par  que están copulando, estos ya no sé si están también dentro de un ritual o simplemente pasándoselo bien, aunque dudo que sea lo último pues hacerlo debajo de una diosa autodecapitada no parece que sea el mejor sitio. Vaya, que me recuerda a lo que algunos contaban en mi juventud de hacérselo en un SEAT 600. Aquí peor todavía.

Claro que por la posición y las caras  que ponen parece que están más bien en el momento del cigarrillo post-coitum. O como dicen que dijo Hipócrates: “omne animal post coitum triste est” (“todo animal está triste tras el coito”). Nunca he entendido esta frase. Es que no sé latín.

Dice Wikipedia que es la diosa  de las contradicciones: representa  la muerte, la temporalidad y la destrucción así como la vida, la inmortalidad y la recreación. Vaya, un sindiós.

Y aquí me ha salido un oxímoron teológico: “una diosa que es un sindiós”.

Dice también que los templos dedicados a ella son muy raros, pero que es muy venerada sobre todo entre los seguidores del tantrismo esotérico. Y eso es para otra lección, pero si estás muy interesado solo con la entrada en Wikipedia te puedes tirar una semana si intentas entender todo y seguir cada uno de los enlaces del artículo dedicado a ella.

Otra de las diosas se llama Matagihi. Esta tiene un semblante menos fiero que Kali, pero lleva una espada en su mano derecha, vaya en una de sus manos, que estos dioses suelen tener varios brazos, esta cuatro, pero ningún brazo parece llevar nada bueno. Vaya, que ninguna lleva una caja de bombones.

Es curioso porque alguna  de estas figuras, como las dos de arriba, llevan un letrero escrito en hindi, bengalí y con caracteres latinos, lo que quiere decir que la gente, o algunos no los reconocen. Claro que esto no pasa en nuestras iglesias, lo del letrero,  aunque ahora tampoco nadie sabe el nombre de los santos de los altares exceptuando el patrón del pueblo y los más famosos.

En este pandal además de Kali hay diez figuras más. Por si estás interesado en el tema se llama “Dasa Maha Shaktir Aradhana” y está en el “Janbazar Sanmilite”.

Como “premium” adicional, y solo para los más fanáticos te dejo el enlace a su inauguración por la primera ministra del estado de Bengala Occidental, Mamata Banerjee, llamada Didi (hermana mayor) por sus seguidores y  Pishi (tía paterna) por sus críticos.

Habrás visto que la parte religiosa la despacha en 2 minutos y los 14 restantes los dedica a un buen discurso de lo importante que es esta fiesta para la ciudad y en concreto para este barrio. Vaya, eso imagino que en bengalí  además de Calcuta, “Kolkata”,  no sé decir mucho más.

En el momento de nuestra visita, antes de la 11 de la mañana, hay un respetable señor sentado delante de la figura de Kali y al lado de un brahmán que va realizando la serie de rituales que me tienen fascinados. Lo que pasa es que en este caso el señor, que parece de clase media alta, le va dictando al brahmán lo que tiene que hacer o decir. O quizás le diga lo que quiere y el sacerdote realiza el rito adecuado, pero parece que el que lleva la batuta es el oferente.

Y es lo de siempre: unas recitaciones, unas gotas de agua que echa encima de unas flores, unos pétalos de esas flores que los echa por un lado y por el otro. Y luego se levanta y toca continuamente la campana mientras mueve un trapo o unas plumas o…

¿De verdad que alguien que tenga un nivel cultural medio puede creer que eso sirve para algo? Claro que en mi infancia fui monaguillo y había momentos en la misa donde debías tocar la campana y nunca te planteabas para qué o por qué lo hacías: ¿Para despertar a los que estaban medio dormidos? Porque no creo que a Dios Todopoderoso le importe que un niño de 10 años toque o no una campanilla.

Pues lo mismo estos brahmanes.  La diferencia es que yo lo hacía “pro bono” y me parece que el oficiante del pandal no.

¡Qué bonita profesión! Porque a ti te preguntan: “¿De qué vives?” Y tú respondes: “Del misterio y del rito”. 

Bueno, creo que si hay reencarnaciones a mí me gustaría hacerlo de brahmán para poder repetir esa frase o mejor de replicante de “Blade Runner” para poder decir: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.

¡Y el pobre se murió!

(Ya sé que me repito mucho con ese final, pero es que es algo increíble. Y además ten en  cuenta que la frase final “Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia” fue del propio replicante, Rutger Hauer, también recientemente fallecido.

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Una respuesta to “77. India 2019. 28 de octubre, lunes. Trigésimo primer día de viaje. Calcuta día 2. Segunda parte.”

  1. Luigi Says:

    Maravilloso final, mejor imposible.

    Volver muy pronto, ya estamos contando los días que faltan para poder regresar a deleitarnos con tus /vuestras crónicas, forman parte de nuestra existencia.

    Muchas gracias, un beso, os queremos mucho.

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