Hoy desayuno occidental en el hotel. Un desayuno por el que firmaríamos todos los días: una tortilla francesa (o así), pan de molde, mantequilla y mermelada. Y té.
Pero me temo que en algunas ocasiones (espero que pocas) no lo lograremos.
El día se ha levantado precioso. Demasiado, pues estos días la previsión meteorológica es de 30 y pocos grados, pero con una sensación térmica de cerca de 40ºC.
A las 8 aparece nuestro conductor con un motocarro eléctrico, vaya un especie de autorickshaw moderno; hace poco ruido y va bastante despacio. O sea, que muy bien, a pesar de que apenas tiene suspensión.
Bishnupur.
Es una ciudad situada en el estado de Bengala Occidental (West Bengal) a 130 km al noroeste de Calcuta, de unos de 65 mil habitantes y famosa por sus templos de terracota. Vaya, famosa en la India, pues no está dentro de los circuitos de los viajes a este país de los occidentales, aunque tampoco lo suele estar Calcuta, ni el resto de este estado, con la excepción quizás de la zona de Darjeeling.
Se sabe que esta ciudad ya pagaba tributo a los reyes hindúes Gupta durante el siglo IV. Luego llegó un periodo de oscuridad, con muy poca información sobre su historia, donde el territorio pasó de ser un principado poco importante a un estado vasallo, hasta que aparece de nuevo en el siglo XVI como capital de los reyes Malla hasta comienzos del siglo XIX.
Estos Malla eran seguidores de Visnú, una de las expresiones del hinduismo junto con el de los seguidores de Shiva. El avatar más importante de Visnú es Krishna, al cual todo conocéis.
El periodo de esplendor de ese reino fue durante los siglos XVII y XVIII que fue cuando se construyeron los templos.

Templo de Shyamrai.
Además de por sus templos esta ciudad es famosa por sus artesanías de terracota y por los saris de Baluchari, tejido famoso por su seda llamada “de tussar”, palabra de la que no he encontrado la traducción, pero de la que Wikipedia dice que se obtiene de gusanos de seda que viven en los bosques. Eso ya no sé si creérmelo, después de haber visto toda la vida a los gusanos de seda viviendo en cajas de zapatos. Aunque puede que sea verdad, pues explica que esos capullos son recogidos en el bosque por grupos étnicos, lo que llaman “grupos tribales”, especialmente en los estados donde hay una importante presencia de ellos.
Para acabar con el negocio de la seda.
Sabes que a los gusanos se les mata hirviéndolos en agua para que el hilo del capullo esté entero, pero hay otra forma que es dejar que salgan y a la seda obtenida por ese ese método se la llama “seda no violenta” o “seda ahimsa”. Este método ha sido desarrollado en este siglo XXI por un seguidor de Gandhi.
Te lo refresco. Ahimsa: concepto que propugna la no violencia y el respeto a la vida. Es seguida especialmente por jaínos, budistas e hindúes y el gran impulsor de este término en occidente fue Gandhi.
De los jaínos tengo experiencias directas de su fe en la “ahimsa”. De los budistas más o menos, pero he oído a algún monje tibetano decir lo que le haría a unos musulmanes que quemaron libros sagrados budistas y no era muy partidario de esos conceptos. Y de los hindúes y su seguimiento la “ahimsa” se podría escribir varias tesis doctorales. Vaya, ya deben estar escritas.
Vuelvo a la seda.
Pues parece que hay un método intermedio entre la muerte por “ebullición” y “sal del capullo cuando quieras”: dejar el capullo al sol para que se muera el gusano y se seque.
¿Tú cuál preferirías: morir escaldado o de sed dentro de un saco? De un saco de seda.
Menos mal que no somos gusanos de seda. Bueno, algunos sí hemos sido en algún momento de nuestras vidas unos capullos, pero afortunadamente no fabricábamos seda.
Fin de la seda.
La primera visita antes de los famosos templos es para la estación de ferrocarril para sacar el billete para el tren de mañana.
Gracias a un joven ferroviario que nos ha ayudado hemos podido hacerlo sin demasiado dolor, pues el sacar el billete en la “Indian Railways” es una de las tareas más difíciles para un extranjero en la India, excepto en las oficinas que hay especiales para nosotros en algunas grandes ciudades como en Delhi, y aun así no siempre.
Porque entre otras cosas no basta con decir que quieres ir Calcuta. Así yo conocía la existencia de tres estaciones en esa ciudad pero nuestro tren iba a Shalimar, que desconocía, y claro, yo no sabía si eso era también Calcuta o nos iba a dejar a 100 km de allí.
Me lo explica el ferroviario que además no estaba en esa ventanilla de venta de billetes, que ha salido de la parte opuesta, y me dice que esa estación era también Calcuta y que incluso nos podíamos bajar en Santragachi que todavía estaba más cerca del centro de la ciudad.
Al fin ya tenemos los tres billetes y además casi a mitad de precio que a la venida. Quizás es que hoy hemos podido utilizar nuestra condición de “senior citizens” y ayer por el tipo de tren o de tarifa no.
Y ya podemos lanzarnos a nuestra visita fotográfica y cultural.

Templo de Madanmohan.
La guía dice que estos templos son una mezcla de estilo bengalí, islámico y oriya.
NB.
Oriya: gentilicio de Orissa, estado indio al sur de West Bengal.
Estos templos muestran escenas de las epopeyas hindúes Ramayana y Mahabharata.
Fueron construidos en ladrillo y laterita.
NB
La laterita es el nombre de una roca y también de un tipo de suelo de color rojizo con abundante sílice, hierro y otros minerales.
¿Y por qué la laterita se llama laterita? Pues porque “later” significa ladrillo en latín y esas rocas se pueden cortar como ladrillos.
(La lección de etimología es gratis).
Y no te lo creerás pero en la India hay un monumento dedicado al escocés que le dio nombre. Y claro está hecho de… ¿lo adivinas? Pues claro, de briquetas de laterita.

Templo de Madanmohan.
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