23. China 2019. 13 de abril, sábado. Duodécimo día de viaje. Hangzhou. Día 4. Wuzhen. Primera parte.

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Esta mañana después del fracaso de ayer con los autobuses estoy algo desanimado y me pregunto si no sería mejor ir  al pueblecito del té pues ya sabemos que no hay que hacer, en lugar de ir al turístico pueblo de Wuzhen, que  teníamos previsto visitar hoy.

Ayer por la noche cuando intentamos contratar una excursión a Wuzhen organizada por el señor del turismo de la estación, el que hablaba un poquito de inglés, me dijo que no había plazas. Le pregunté por el autobús público y me explicó que salía de la misma estación de ferrocarril donde estábamos. Así que hoy al llegar a la estación para coger el metro (te recuerdo que este centro es una especie de intercambiador de transportes) le pregunto a un guardia y me lleva (no hay ninguna posibilidad de comunicación verbal)  a una estación de autobuses desde donde salen los que iban a Wuzhen.  Y es que he descubierto, y lo pongo en tu conocimiento para cuando vengas aquí, que en la “East Railway station” además del ferrocarril  y del metro con una estación del mismo nombre, hay, por lo menos, cuatro estaciones de autobuses: “Bus East”, “Bus West”, una para un autobús que va al aeropuerto (y quizás a algún sitio más) y la “Hangzhou Changyun”, que ha resultado ser la nuestra.

Las dos primeras deben ser de autobuses urbanos, como el 32 que cogimos ayer, y no venden billetes, solo hay que hacer la cola para subir al vehículo. La de hoy es una verdadera estación con una taquillera que, ¡gracias al cielo!, habla un poquito de inglés, una sala de espera y un control de equipajes y de identificación personal. Porque como en el ferrocarril debes enseñar el pasaporte y el billete que es nominal, aunque en lugar del nombre como hacen en el tren aquí te escriben el número de pasaporte.  Los nacionales  ponen su DNI en el torno de entrada  y aparece en una pantallita su foto. ¡Están todos fichados! A nosotros nos comprueban en el pasaporte si somos los mismos. Aquí no se escapa nadie. Después anuncian tu autobús en unas pantallas, subes a él y antes de salir un policía, o similar, sube al bus a contar los pasajeros.

Y estoy contentísimo después de todos los problemas de ayer: la suerte de preguntar a la persona adecuada. Y hoy encima una jovencita ha intentado ayudarnos en la sala de espera.

El autobús va lleno y es directo de Hangzhou a  Wuzhen.

Primero autopista. Creo que de peaje, y luego carretera de 3 carriles en cada dirección. Y nuestro conductor va despendolado, adelantando por la derecha sin contemplaciones a los que no le ceden el paso.

El parque automovilístico se ve bastante nuevo; no he visto ni un coche con aspecto de más de 10 años y tampoco ninguno pequeño.

Llegamos al destino en una hora y 10 minutos, a pesar de que la información que leí en internet decía que los autobuses tardaban dos horas. Seguramente no tenían en cuenta al conductor de hoy.

En la estación de autobuses debes coger otro, el K350, este de tipo urbano, pagando el importe exacto como ayer.

Este es un recorrido circular que primero pasa por una de las dos partes turísticas en que se divide la ciudad, luego por la otra y después regresa a la estación.

Nada más llegar vamos a la oficina de información turística donde la joven empleada habla poco inglés, pero quiere ayudar y además del consabido folleto nos dice el autobús de vuelta, porque puede ser una putada que te quedes varado aquí, pues alrededor de las 6 y media de la tarde se acaban todos los que regresan a Hangzhou.

Wuzhen.

No es realmente una ciudad, sino un “pueblo” de la ciudad de Tongxiang, esta con casi un millón de habitantes, en el norte de la provincia de Zhejiang, situada a mitad de camino entre las  ciudades de Hangzhou y Shanghái.

NB

La definición de “pueblo” no se corresponde con el nuestro. En China hay una división municipal donde Wuzhen se clasificaría como un “zhèn”.

Además este pueblo está englobado en lo llamados “pueblos del agua”, como Zhujiajiao, que visitamos el año pasado desde Shanghái. Se caracterizan por ser ciudades antiguas e históricas con canales y puentes y con una atmósfera especial. Y todas esas peculiaridades hacen que sean unos lugares muy turísticos.

La guía dice de ella que tiene 59 mil habitantes y que formó parte del “Gran Canal” (eso daría para otro artículo) y así prosperó con la producción y mercado de la seda.

También advierte que dada la cantidad de tiendas de recuerdos y las multitudes que la visitan podría parecer como una ciudad poco auténtica. Ahora bien, en cuanto das la vuelta a una esquina y te encuentras con un puente de piedra que cruza un canal o una serie de casas envejecidas de madera de la dinastía Qing, entonces te percatas de lo bello que es el lugar.

Así que ya ves, con esta descripción no puedes resistirte a visitarla y si además encuentras el autobús adecuado…

La guía explica que la ciudad está dividida en dos pintorescas áreas:  Dongzha y Xizha y que las puedes recorrer con un ticket combinado, pues estas ”ciudades flotantes” suelen tener una tarifa para visitarlas. Y que empieces la visita por Xizha.

Ten en cuenta que también las llaman “East Scenic Area” a Dongzha y “West Scenic Area” a Xizha.

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