64. Hong Kong-Macao-Shanghái. 2018. Notas finales. I.

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Aduana china.

A veces veo un programa de televisión que se llama “Control de fronteras “. Muestra distintas situaciones que se presentan en las aduanas de Canadá, Australia y España.

 

 

 

Lo de la nuestra roza a veces en lo grotesco, no solo por los productos que intentan introducir en nuestro país, sino por la permisividad que parecen tener con los infractores.
Por lo que nos pasó al entrar en Shanghái  parece que allí tampoco son muy benevolentes, pues recuerdo que a uno que venía de Filipinas, en Barajas le dijeron que solo podía pasar un kilo de mangos (llevaba como diez kilos), y a nosotros nos decomisaron dos inocentes kiwis, que además venían de Hong Kong.

Por si vienes.

¿Qué productos no pueden entrar en China?

Pues todos los que imaginas como animales vivos, incluyendo expresamente los invertebrados, carnes  y “productos de animales acuáticos”, leche y todos su derivados, huevos  y derivados de ellos, pelos, huesos, pieles, cuernos…Y todo lo relacionado con el mundo vegetal. En definitiva,  todo lo que tenga que ver con algo vivo o que haya estado vivo en algún momento de su desarrollo.

Y son tan exhaustivos que acaban con una larga lista de microbios, virus y otros patógenos, plagas,  células, órganos y tejidos  así como tierra.

Y no contentos con esos 15 apartados acaban con un decimosexto que dice: “otros animales, plantas y sus productos y otros objetos sujetos a cuarentena cuya entrada está prohibida en China”.  Que me recuerda  una frase tipo Groucho Marx: “Además de todas las prohibiciones listadas anteriormente, también están prohibidas todas la cosas que no están incluidas en la lista anterior”.

A mí, personalmente, lo que más me ha impactado ha sido lo de las células.

“Mire señor aduanero, que aquí traigo una cajita con 10 millones de células,  ¿las puedo pasar?”.

Black Bowmore.

Si no te dejan pasar dos kiwis no sé qué ocurriría con este licor.

Leo una noticia de una subasta de whiskies en El País y dice del antiguo (y fallecido) propietario que “su destilado preferido es el Black Bowmore”. Así que lo busco rápidamente en internet para ver si a alguno de mis seres queridos se le puede ocurrir regalármela por Reyes. Vaya, ponerla yo en la carta.

Un susto: “Bowmore – Black Bowmore 2016 Edition – 1964 50 year old Whisky” 91.339,92 €  que sale a 130.485,60 €/l y encima hay que pagar 25,00€ de envío, que solo por ese feo detalle yo ya no la pediría.

El inglés.

He descubierto, una vez más, una palabra muy interesante cuyo conocimiento te brindo, aunque quizás, docto lector, ya la conozcas: “the noughties”, los ceros.

Parece una gansada, pero es la forma de designar en inglés los 10 primero años del siglo XXI, o sea del 2000 al 2009.

¿Cómo se dice en castellano? Pues no creo que sean “los ceros”.

-”¿Cuándo conociste a Carlota?”.

-“En los ceros”.

Que parece el nombre de un olivar o de una tasca de vinos.

Pues los anglófonos ya tienen la palabra.

PS

Por si eres un exquisito de los años, las décadas y los siglos: ya sé que el siglo XX comenzó en el 2001.  La frase mía de más arriba es una licencia cronológica.

La verdad y el cerdo.

Paseando por Macao encontramos una callecita llamada “Calçada das Verdades” y nos acordamos de nuestra hija. Claro que con el “Beco do porco” me podía haber acordado de un montón de gente.

Te recuerdo que “Beco” es “callejón sin salida”.

Pacomio y Rita.

Sobre la crónica  del día 7 de abril.

Lo de San Pacomio no es un chiste, que es uno de los personajes más importantes del cristianismo primitivo. Lo de Santa Rita es una fijación de la infancia.

Una vez en una excursión a la Tejera Negra con mi amigo Manolo nos encontramos a un guarda forestal y hablando con él me percaté que llevaba una pulsera en su muñeca (en aquellos años era algo que estaba  de moda) con su nombre, que a mí me resultó muy especial: Pacomio.  No he conocido a nadie más con este nombre.

Iglesia de Akdamar. Akdamar church. Daniel y tres santos más en el horno. Daniel and three young saints in the furnace.

Iglesia de Akdamar. Daniel y tres santos más en el horno.

Pues bien, el santo de este nombre resultó ser un personaje muy importante en el comienzo de la vida monástica  cristiana aunque ahora ya nadie se acuerde de él. Vaya, si no hubiese sido por aquel encuentro quizás yo tampoco lo hubiera conocido.

Aunque empezó siendo un soldado romano (profesión que tuvieron al comienzo de su vida  otros muchos santos) se retiró a llevar una vida de ermitaño y más tarde monástica  con otros como él dando lugar a una regla que luego popularizó San Benito con el “Ora et labora”, casi 200 años más tarde.

Sri Lanka. Haputale. Adisham.

Sri Lanka. Haputale. Adisham. San Benito.

Lo dicho, un personaje hoy olvidado pero muy importante en el diseño de la vida monástica, que luego tuvo tanta importancia en la historia, sobre todo de occidente.

Santa Rita. De esta nunca he sabido casi nada excepto su nombre competo, Santa Rita de Casia, y que era, quizás lo siga siendo,  patrona de los imposibles.

Pues hete aquí que en la parroquia de mi pueblo había un altar consagrado a ella y que en época de exámenes iba yo allí a rezar.

Y ahora pienso que era una cabronada: estudiaba mucho, y como todos en aquellos tiempos, me esforzaba por aprobar y luego iba como si fuese un “imposible” a rezar a esta santa, que creo que llevaba un hábito de monja en su estatua.

Sobre el arrodillarse.

Estando en el templo del “Buda de Jade” en Shanghái observé como los fieles se arrodillaban y postraban sin parar  delante de cada estatua y pensé en lo que me contó una vez un musulmán  para justificar que las mujeres rezasen en un lugar separado de los hombres: les distraerían en los rezos pues ellos las mirarían cuando se agachasen.  Vaya, no llegó a ser tan explícito para decirme que les mirarían el culo, pero creo que se refería esa parte de las señoras.

No sé si será verdad, pero pensaba en qué dirían en estos templos  donde ellas (y ellos) se agachan y postran continuamente.

NB

Según  Wikipedia Mahoma prefería que las mujeres oraran en sus hogares en lugar de en las mezquitas”.

Traducción automática.

Busco información de un templo y en una página de información hotelera leo el comentario de uno que lo visitó.

Ya sé que leyendo estas notas se podría escribir un libro y a veces ya he hecho algún comentario al respecto, pero aquí aunque el error fue pequeño no dejaba de resultar divertido: “El templo es donde se alojarían las mandarinas chinas”.

Lo busco su original y está claro: “The temple is where Chinese Mandarins…”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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