Mis nietas han ido a ver a santa Greta.

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Niñas yendo a ver a Greta.Por intransferibles razones personales, nacer en Suecia, llamarse Greta y tener un diagnóstico de Asperger es para mí un salvoconducto y no tengo nada que criticar a una joven de 16 años (17 el 3 de enero) a quien se quiere utilizar como símbolo de algo valioso. Eso sí todo lo que le rodea debe ser sometido a escrutinio si queremos mantenerla como figura un tanto aparte del desprestigio y desgaste de las adscripciones partidarias.
Si empezamos por su padre, «manager» de Greta, de su madre y de su hermana, su actuación de padre padrone interesado en el espectáculo es por lo menos sospechosa de búsqueda de ingresos. Su insistencia en que su hija escenifique actuaciones que impresionen a los medios de comunicación y obtengan difusión a toda costa lleva en ocasiones a la imprecisión e incluso a la falsedad. Pongamos por ejemplo el ya inolvidable viaje trasatlántico en catamarán. No es un Beneteau, como por error se ha escrito en la prensa española, que es un monocasco, sino un Outremer, un bicho de más de 14 metros de eslora y 7 de manga con una superficie vélica de 67 metros cuadrados y dos motores diesel de 30 caballos, que es muy dudoso que no hayan sido utilizados en la travesía porque la tripulación era escasa. Por supuesto, navega con GPS y es poco creíble que la tecnología satelital GPS no tenga «huella de carbono». No digamos nada de su voluntad de crear una Fundación que podría ser la Greenpeace de los próximos años y lo que puede representar en ingresos e influencia con un éxito tan rápido y sin resquicios.

Abro digresión. Lo de huella de carbono tiene en mi humilde opinión uno de los rasgos más genuinos y tramposos del siglo XXI, la necesidad de «visibilizar» todo. Es evidente que los gases carbónicos no son visibles, no dejan huella y por tanto es difícil asociarles un «icono». Al llamarle huella permite asociarle un piececito descalzo que nos permite hacer «merchandising» y unirlo a la naturaleza prístina a la que queremos (o quieren) reintegrarnos. Creo que sería más sincero llamarle el regüeldo del carbono que es más habitual en los humanos y que tiene algo que ver con una de mis estrambóticas propuestas posteriores. Cierro digresión.

La página, simpática, en Internet de La Fundación de Greta dice en el apartado solución a la crisis climática: «Solution to the climate crisis We profoundly appreciate all efforts to find solutions to the climate crisis. Fridays for Future does not have the capacity or the competence to evaluate solutions. If you have a solution, we therefore urge you to send your contribution to those who do, so that it can be put to use.» Si tienes una solución al problema díselo a los que puedan evaluarla. Nosotros gritamos aunque no sepamos. Me suena a esa frase tan española las quejas al maestro armero, pero tiene la gran virtud de la sinceridad.

Muchas cosas de las que dice Greta son verdad e incluso se quedan muy cortas. Otras son burdas exageraciones porque a pesar de lo que digan los amigos de Greta (luego comentaré de la defensa de Alberto Garzón que me parece el paradigma del error habitual) de forma algo disparatada, los políticos no nos traicionan per se ni están por definición en manos de oligarquias que sólo defienden sus propios intereses (se supone que todos ellos intereses «anticlimáticos» y ensuciadores si se puede decir algo así). La puñetera verdad es que la ciencia actual comprende una parte importante del cambio climático, tiene escasas soluciones y los políticos de las sociedades democráticas tienen las manos atadas porque algunas de las soluciones posibles tendrían un enorme coste en pérdida de libertades o en empobrecimiento generalizado de la población. Sólo un Faraón del 2ª Dinastía o reyes de la época de Hammurabi podrían tomar las decisiones necesarias sin que la población se rebelase «mucho». Lo que se dice de que la población española está dispuesta a «hacer sacrificios» en esta «lucha» se puede confrontar con el hecho reciente de que los camioneros franceses organizan bloqueos importantes porque la tasa del gasoil subirá 2 céntimos o con el hecho de que los gravísimos  recientes enfrentamientos en Chile comienzan con la subida del billete de metro en Santiago.
También hay que decir que ya en estos momentos existen fuertes intereses anticambioclimáticos. Un gran ejemplo es China, primer contaminador mundial y primer productor mundial de todas las energías renovables a la vez y no estan locos. Otro ejemplo son las compañías electricas de todos los paises que serán las grandes ganadoras de la transición a las energías renovables, en muchos casos están a la cabeza de su producción o utilización y sin duda sus redes distribuirán la electricidad resultante, salvo en el caso muy improbable de que cada hogar sea autosuficiente. Desde mi posición individual hace poco recibi una oferta de Iberdrola para una instalación fotovoltaica.

A partir de aquí listo algunas humildes anotaciones sobre la lucha contra el cambio climático de origen humano sin ninguna pretensión. Algunas de ellas son «soluciones» realizables de resultados escasos (pero menos da una piedra) y me guardo mucho de listar aquellas que serían inviables por producir un empobrecimiento universal mayor que la buena «idea de Greta» de «Nothing day versus Black Friday» tal como «No a las compras de Navidad».

a) Los viernes sin clase por el cambio climático es un slogan de Greta de triunfo evidente. En España, viernes sin clase es éxito seguro aplicado a lo que sea. Convendría hacer algo a la japonesa «festivos en clase por el cambio climático», hasta que la desesperación de políticos, docentes y padres a nivel mundial lograse desatascar el asunto y aportar ideas factibles.

b) Limitar los COP (Cumbres climáticas) que pasarán de ser anuales a ser quinquenales, por decir algo, con comites de evaluación mensuales que hablarán por videoconferencia. Porque lo importante es evaluar los logros. Si vamos ya por el COP25 sin resultados notables hay que gastar menos en COP y más en evaluar los COP.

c) Limitar los viajes, al menos pagados con dinero público, de todos los representantes y sustituirlos por medios electrónicos de compartición y comunicación. Videoconferencias y bases de datos comunes y visibles por la ciudadanía.

d) Reducir las bebidas carbonatadas. El más de un millón de toneladas de bebidas carbonatadas (sólo en España) algo contribuirá al CO2 total y está en nuestras manos. Pensando un poco pueden apreciarse las grandes implicaciones en pérdida de ingresos y empleos de una medida tan sencillisima como ésta.

e) Incentivar todas las políticas de compartición de vehículos (car sharing) aplicado a todo tipo de vehículos a motor. Pensando un poco pueden apreciarse las grandísimas implicaciones en pérdida de ingresos y empleos de una medida tan sencillisima como ésta.

f) Hasta no hace muchos años, nadie «daba la luz», es decir pulsaba un interruptor eléctrico o antes aún encendía una vela, para nada que no necesitase precisión tal como coser o leer. Las personas se movían por sus casas en penumbra o en la más completa oscuridad. Aún hoy muchos millones y todos los invidentes totales lo hacen así y no implica ninguna reducción del confort. Todos deberíamos conocer nuestras viviendas de memoria en total oscuridad y movernos por ellas sin peligro de golpes o caídas.

g) El sistema de comercio de derechos de emisión (cap and trade) es el arma principal de la Unión Europea para la «Climate Action» y cubre el 45% del total de emisiones en los 28 paises participantes y sólo afecta a 11000 instalaciones. Fuera quedan  las pymes y todos los hogares y esto se refiere nada más a gases de efecto invernadero. La compraventa de derechos de emisión además de tranquilizar conciencias permite retrasar todas las acciones y hasta ahora no ha funcionado mucho como disuasorio, aunque se dice que a partir de 2019 sí que será eficaz (estaremos atentos). Es posible que haya posibilitado buenas ganancias a grandes contaminadores que no conocemos. Como profano me parece un sistema opaco y del que no hay datos fáciles de conseguir. Los que saben ni siquiera están de acuerdo en si es mejor un sistema de «cap and trade» como el europeo o un «carbon tax» generalizado como el de la Columbia Británica canadiense , un impuesto universal sobre todas las actividades productoras de CO2, hogares incuídos.
Estamos pues lejísimos de una reducción eficaz. Si me atrevo añadiré en el futuro una nota para no ser leída que sea un resumen mínimo de lo que creo (no estoy seguro) que son los dos «sistemas gubernamentales de lucha».
A mí me gustaría también algún sistema impositivo de carácter finalista en el que cada país dedicase los recursos obtenidos a un fin inmediato y comprobable, por ejemplo apagar el pozo de Darvaza si se puede, aunque no creo que los que viven del turismo del pozo lo acepten de buen grado.

h) Dejo para lo último lo más importante y de lo que nunca se habla. En el transcurso de mi vida la población mundial se ha triplicado. Parece claro que la mayor presión sobre todos los recursos viene de este hecho y del deseo mayoritario de cumplir sus deseos de mejor alojamiento, comida y vestido. No existe un consenso entre los demógrafos sobre los niveles de la población mundial en los proximos cincuenta años, pero parece que crecerá antes de disminuir y se habla de 9000 millones de habitantes. Nadie se cuestiona esa cifra y nadie en la política mundial se ha mostrado firme partidario de una rápida reducción poblacional y lo que podría verse como una bendición se suele ver y pintar como algo catastrófico, los jóvenes sin futuro al sol y los ancianos derrochando recursos ajenos de forma gratuita. Creo, sin mucho convencimiento, que los pronatalistas son mayoría o quizá sólo son mucho más activos políticamente y que la aparición en muchos debates del tema eutanasia tiene algo que ver con lo antedicho aunque ni mucho menos sea la única razón.
Quizá de la constatación de una población «excesiva» nacen ideas, algunas estrambóticas para mí, tales como la necesidad de veganismo que defiende Greta. En un apunte de banalidad tengo que decir que mi experiencia con los jóvenes me impide aceptar que se pasen a las acelgas con alegría, aunque el problema no es ese sino que con la línea demográfica previsible no habrá acelgas para todos y es duro pensar que quizá tampoco haya poa pratensis para todos, por no hablar de exquisiteces como alcachofas o espárragos.

También hay opiniones en el sentido de que es razonable que el mayor depredador que ha existido acabe con su habitat y consigo mismo. ¡Qué más se puede pedir!

Al principio pensé en titular esta nota «Los fachas no quieren una eterna primavera y los amigos de Greta sí». La razón es que en los comentarios y actitudes que el «fenómeno Greta» ha provocado me ha parecido apreciar que los defensores de las causas nobles creen que sus adversarios políticos, económicos o sociales no pueden defender sus mismas causas nobles. Las causas nobles deben ser propiedad de parte. Se habla mucho de transversalidad, sin explicar qué es, pero lo único que nos atraviesa es la falta de rigor. Greta ha sido utilizada por quienes podemos calificar vagamente como la «izquierda» como un ariete eficaz contra la derecha anticonservacionista, antiamazónica y proCO2 y tilda a la derecha por axioma de proCO2 y si puede de proCO+. Hay una declaración de Alberto Garzón  que Público.es ha jaleado y «Las respuestas en la red social no se han hecho esperar y el hilo cuenta ya con centenares de retuits. Los tuiteros consideran que las agresiones verbales a una niña de 16 años son inadmisibles y que las críticas provienen de los mismos que están fomentando el cambio climático.» Dice dos cosas Garzón: La primera «criticó duramente a quienes juzgan a la joven activista sueca Greta Thunberg por algo que, en su opinión, resulta evidente: «Es lo que denuncian desde hace décadas los científicos»» se dice en Público. Habría que preguntarse  que si es lo que decían los cientificos, porqué no se han escuchado las razones científicas y sí las voces emocionales. La segunda, ya de paso se refiere a » la relación entre el sistema político y económico capitalista y su responsabilidad directa en la crisis climática. Las consecuencias del modelo de producción y consumo son terribles para la vida en el planeta» . Olvida Garzón que los dos grandes países comunistas que han existido en la Historia reciente han sido grandísimos contaminadores: la URSS, creadora de la mayor industrialización acelerada que el mundo ha conocido, por no mencionar Chernobyl y China, el mayor contaminador actual, que en epoca del gran Presidente, gran timonel cruel e idolatrado pretendía crear un Alto Horno en cada hogar (o casi) para ademas de la comida producir hierro de baja calidad. Así que el sistema capitalista tiene una gran responsabilidad y el otro sistema ni te cuento ni me acuerdo ni me quiero acordar. Sin olvidar que la aparición de «los Verdes» en los 80 se hizo en muchos casos contra los «Rojos». El acercamiento se produjo a posteriori cuando ambos comenzaron a perder votos.
Este otro artículo de hoy escrito por quienes se denominan «exdiputad@s de Unidas Podemos» es el otro ejemplo de blablablaismo vacío y frentista que me gusta poco. En el mismo sentido hacer aparecer junto a Greta a un personaje tan divisivo como Javier Bardem en tono iracundo es hacer un nulo favor a la causa que «debe» ser planetaria.
En torno al planeta hay que aunar también a los deforestadores, porque es necesario y urgente, y a todos los oligarcas porque sus «resorts» en las Bahamas también se van a ir a hacer puñetas. Por supuesto también hay que unir a Elon Musk que quiere vender los mejores coches eléctricos del mundo a todos los oligarcas a la vez que manda cohetes a Marte por si allí no tienen huella de carbono. Además, si los capitalistas y los oligarcas tienen hijos y nietos lamentarán más que nosotros el deterioro del planeta porque su descendencia tiene mucho más que perder y no digo más porque descreo de quienes sin tener hijos ni nietos son capaces de visibilizárselos y de compadecerse de ellos.

Por último cometeré el acto de soberbia de citar una nota mía de hace catorce años.  Me parece que suena a actual. Alberto Garzón dice que Greta sólo dice lo que los científicos llevan diciendo hace muchos años. Hace 14 años ya había tontos como yo que repetían lo que decían científicos competentes. Los científicos no conmovieron conciencias y me temo que Greta las conmoverá unos meses y no conseguirá que quienes deciden tomen decisiones eficaces a tiempo, por otra parte dificilísimas de tomar.

En resumen, nos toca esforzarnos más y seguir escuchando a las «niñas y no tan niñas», porque el CO2 es muy importante y uno de los graves problemas del planeta.

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