Bien decía el Sr Bartrina que todavía tiene una estatua en la Plaza de Cataluña de su Reus natal. Lo digo a propósito de la alegría que parece haber despertado en todo el mundo (sí, en España también) el hecho de que unos pocos vikingos extraviados llegasen a cagar y a cortar algún arbolito en la actual Terranova canadiense el año 1021 antes de volver a casa y no regresar. Gran logro el de esos supervalorados vikingos, bandidos y asesinos cruelísimos, muy superior al de los rapaces españoles que sólo iban en busca del oro genovés para lo que tuvieron que fundar seis excelentes universidades en el siglo XVI y una veintena en total en los primeros doscientos años de los Virreinatos. Los ingleses fundaron dos Colleges en ese período y los portugueses ninguna universidad en su inmenso Brasil.
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