Salimos del recinto del templo de Dakshineswar y nos sentamos en una sombra para estudiar el siguiente paso.
Nada más hacerlo se sientan a nuestro lado una joven pareja y sin mediar palabra nos ofrecen un trocito de dulce de los de las ofrendas. Y aunque no nos hace mucha gracia nos lo comemos. Quizás hayan sido pasados por el manto de la Virgen del Pilar en su versión local, o sea de Kali, después de un par de horas de cola y no podemos hacerles un feo.
Como ven que buscamos en Google Maps nos dicen que si tenemos la aplicación “Ola” que nos ayudarán a buscar el coche y el lugar adonde tenemos que ir para cogerlo, pues hasta allí no pueden llegar. (Nada es tan fácil como parece en Calcuta). Y también que en esta “Kali Puja” no hay grandes pandals como en la de Durga.
Y de repente nos dicen que si queremos compartir un taxi para ir a Belur Math, lugar que vistamos hace años y que es muy interesante. Eso hacemos, pero con tan mala fortuna que llegamos a las 12 y pico y cierran a mediodía de 12 a 3 y media. Ellos deciden esperar, pero para nosotros estar 3 horas delante de la puerta es demasiado, así que cogemos el mismo taxi habiendo tratado con el conductor que nos llevaría a la parada de metro más próxima pues este lugar está bastante al norte.
Durante el recorrido una continua lucha, pues está empeñado en dejarnos en el puente de Howrah. Esa es una de las ventajas de Ola o Uber: no te intentan llevar a donde no quieres ir y además te dejan en el lugar exacto que has contratado, pues eso es lo que les indica el navegador mientras que el taxista te deja donde a él le conviene más para la próxima carrera.
Al fin conseguimos que nos deje en un entorno conocido por nosotros.
En unos puestos callejeros unas frutas desconocidas, pero que están primorosamente presentadas.
El que no tiene tan buena presentación es este vendedor de té, aunque quizás su té, que no probamos, fuese estupendo.
También vemos a una joven que está dibujando en unos escalones dela calle, pero cuyo significado desconocemos. No, no el significado de los dibujos, que son bonitas y coloreadas formas geométricas representando flores, sino el motivo de hacerlas en aquel lugar. Además lo hace ayudada con una cuchara y un tenedor y con lo que parece polvo de tizas de colores, que me ha recordado un poco a los mandalas tibetanos.
Ya es la hora de comer y tenemos suerte en la elección: un restaurante que le gusta a Marisa y a la clase media alta calcutana como se manifiesta en la clientela que llenaba el local. Quizás también influía la festividad que era.
A mí me agobia un poco esa abundancia de camareros y que además los más jóvenes de ellos vayan vestidos de típicos, aunque los más maduros llevan un sobrio traje negro.
Pues hemos comido cojonudamente y además como era Navidad, o sea Divali, hemos roto nuestra abstinencia y hemos bebido cerveza. Las primeras en 29 días.
Y como ya estamos al final del viaje y nos ataca (más a Marisa que a mí) la fiebre compradora, hoy lo resolvemos en una tienda de ropa y en otra de la cadena Himalaya. En esta última hasta nos han hecho clientes para siempre.
Como casi todo está cerrado le pregunto al joven vendedor porque está abierto: “Siempre, los siete días de la semana”. El pobre tiene un día de fiesta, pero entre semana y eso le provoca problemas familiares.
Le ha gustado tanto que me interesase por su vida, que hasta me ha enseñado la foto de su hija.
En la tienda de ropa el cajero lleva un vestido típico indio. Le pregunto si siempre va vestido así y me dice que solo este día y no parecía muy contento por ello. Es como si a los cajeros de “El Corte Inglés” les hiciesen disfrazarse de baturros el 12 de octubre.
PS.
Marisa está loca con las picaduras. Las lleva por todo el cuerpo. Yo también tengo algunas pero nada semejante.
Con los chinos con los que nos hemos encontrado esta mañana en el templo de Kali hemos llegado a la conclusión que no eran de mosquitos sino de pulgas.
Yo no sé si he visto alguna pulga en mi vida. Chinches sí, que las camas de mi servicio militar estaban llenas de ellas. Recuerdo que hasta le envié una a Marisa por carta.
Por si te ocurre que te pican y no te acuerdas de su nombre en inglés: “flea”. Que es además el nombre de los mercadillos tipo “rastro”, “flea market”, que también se llama así en francés “marché aux puces”.
NB
La foto no es de una chinche de esas que te pican que es de un insecto llamado “chinche de campo” y además “local”, o sea de mi pueblo.
Etiquetas: 2019, Calcuta, Dakshineswar, Durga Puja, Google Maps, India, Kali, Kali Puja, Kolkata
19/03/2021 a las 11:23
Las frutas rayadas moradas son increíbles, a qué sabrán?
Anda que mandarle una pulga por carta…solo se te ocurre a tí, no quiero imaginar la cara que pondría al verlo.
Un beso
19/03/2021 a las 17:17
Que no fue una pulga, que fue una chinche y además seguramente habría pasado la noche conmigo, vaya en la misma cama, o sea que era conocida.
Y ya estaba muerta.
22/03/2021 a las 19:17
ah, entonces ya tiene sentido, que bonito detalle, jijijji