El bueno de Ábalos.

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Cada vez menos políticos se preocupan de hacer bien lo que tienen que hacer o, quizá, no está bien definida su tarea y como suelen ser obedientes sólo se preocupan de lo inmediato, lo de hoy, ni siquiera lo de mañana. No cazo pero los cazadores lo tienen clarísimo: si tienen a tiro un ciervo de 24 puntas y un conejo, disparan primero al ciervo, pues de lo contrario desaparece.
Viene ésto a cuento de la chapuza murciana de Ábalos. Ya demostró con el Delcygate su entereza para dar versiones aproximadas y cambiantes de la realidad. Ahora ha demostrado que sabe negociar sin pensar en las consecuencias o con un error de cálculo infinito.
Si preparas y ejecutas una jugarreta en Murcia, das un aviso a los que en Madrid tengan intereses similares. ¿Crees que se van a quedar quietos? ¿Has creído tu propia propaganda sobre la absoluta ineptitud e irresponsabilidad de Ayuso? Debe quedarse atónita por tu bien o va a defenderse. ¿Qué es lo probable?
Dice El País de forma irreflexiva que Ayuso ha roto la baraja. ¿Quiere decir que ha sido ella quien ha comenzado la treta? Es evidente que no, que había comenzado en Murcia y se estaba cocinando en Madrid. Lo que quiere decir es que puesto que el estereotipo que se había fabricado de Ayuso es el de incompetente (a veces también de mal bicho) no debiera haberse dado prisa en contraatacar hasta que estuviese totalmente derrotada. Puesto que ha respondido rapidísima con la única defensa a su alcance no se ha adecuado al prejuicio que tenían de ella.
¡A quien le importan las vacunas cuando sobran mociones de censura «por saltarse la cola para vacunarse»?

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