Afortunadamente tenemos incluido el desayuno en este hotel pues buscar uno en este ambiente del Paltan Bazaar hubiese sido complicado. Y también afortunadamente hay una opción que es nuestro desayuno favorito: tostadas, mantequilla, tortilla y té.
(La foto no es del bufet del desayuno, que es del mercadillo callejero delante del hotel).
Hoy sí estamos más clientes en el restaurante que ayer en la cena y así comprobamos algo que ya sabíamos: a los indios les encanta cenar en la habitación y ayer lo debieron hacer por los restos que vemos en los pasillos en las puertas de las habitaciones.
Y no lo descubrimos, pero lo recordamos: la fuerte individualidad de su idiosincrasia. Así cuando salen de la habitación si tienen que hablar a gritos en el pasillo lo hacen, sea la hora que sea y lo mismo en el restaurante. Afortunadamente no los entendemos.
Atravesamos la estación, camino necesario para ir del Paltan Bazaar hacia el lado norte y me percato de un vagón especial del ferrocarril para los discapacitados como señala un carrito y un letrero. Lo que no sé es como subirán hasta allí.
En el obligado paso elevado que atraviesa las vías del ferrocarril un letrero informa de los precios de los porteadores: cobran 80 rupias por llevar 40 kg en la cabeza. Vaya, es lo que entiendo por “head load”. Lo curioso es que cobran 100 si tienen que empujar un carrito de ruedas. Si no funciona la escalera mecánica del lado norte o si tienes que salir por el lado sur sin ella no sé cómo harán por aquellas empinadas escaleras.
Pero como verás en la foto de abajo el cliente aprovecha los 40 kg bastante a fondo. Ya no pueden cargarlo con más paquetes. Seguramente el que lo ha contratado irá con las manos en los bolsillos.
En el lado norte de la estación del ferrocarril han colocado de adorno una bonita locomotora de vapor en un entorno tranquilo y limpio que contrasta con el bullicio y caos del otro lado de la estación.
Nuestra primera visita es a la oficina de turismo y me dicen que el parque de Pobitora lo han abierto hoy, pero nosotros ya no tenemos tiempo para modificar nuestra próxima etapa a Nagaland. Si nos hubiésemos enterado ayer…
El señor de la oficina de viajes nos dijo, a mis preguntas, que los famosos “gold monkeys” de la isla que hay en el río se han muerto debido a la mala alimentación que les daban los visitantes; en turismo me dicen que hace 6 meses vieron algunos ejemplares. ¿Cómo no pueden saber si en una isla tan pequeña quedan o no algunos de estos curiosos y raros langures? Yo los vi en mi primer viaje y realmente eran muy interesantes.
También a proveché para preguntarle al de la oficina de viajes el lugar donde echaban las figuras de los pandals al acabar el festival de la Durga Puja. Me explica que debido a la alta polución del Brahmaputra han prohibido esa práctica, pues las pinturas de las esculturas eran muy contaminantes. Da un poco de risa que en un río tan enorme y tan polucionado esa prohibición signifique algo. De todas maneras, parece que algunos siguen con el rito.
La visita a la oficina de turismo ha sido bastante infructuosa.
Se nos ha hecho tarde para ir al templo de Kamakhya pues cierran al medio día y nosotros queremos estar un buen rato así que nos vamos a pasear por las orillas del Brahmaputra como hicimos el último año.
Pasamos por unas calles que recordábamos de la última vez. Así vemos una “Cotton University”, pero no sé si realmente es un lugar de enseñanza o algo del pasado colonial.
Pero no, debe ser un lugar con actividad estudiantil pues el letrero dice que es “Residencia masculina”. Lo gracioso es el adjetivo que pone delante: “Cosmopolitan”.
Llegamos a la zona de los juzgados donde los abogados que pululan por allí llevan una especie de baberos como los Hermanos de La Salle.
Aquello está al lado del río pero sin ningún acceso a él, pues todo lo que sigue son edificios y residencias oficiales como una magnífica mansión con un muy cuidado jardín del jefe, quizás “presidente”, del tribunal de Guwahati.
Preguntamos a un guardia, que por aquí los hay muy abundantes, y nos explica que para acceder al río sigamos en la dirección contraria a la que íbamos como comprobamos más tarde. Y así sin buscarlo aparecemos en el embarcadero del ferry que va a la isla de Umananda.
Una larga cola para sacar el billete y entonces un amable señor del estado de Haryana me dice que al lado del ventanuco de los billetes hay otro que dice “Ladies” y que Marisa podrá sacarlo allí. ¡Estos indios no dejan de sorprenderme! Y no lo digo por el señor que nos ha ayudado, sino por esas “rarezas” de las ventanillas “solo para mujeres” en un país donde prohibieron (no sé si sigue ahora) las ecografías de la embarazadas para evitar los abortos selectivos de las niñas.
Cogemos el barquito junto con todos los fieles y turistas que van a su templo y en unos minutos cruzamos el Brahmaputra hasta allí.
La salida del barco también es típicamente india: en lugar de dejar que salgamos los pasajeros que llegamos, se colocan todos los que esperan subir formando un estrecho pasillo que casi impide la salida.
Etiquetas: Brahmaputra, Durga Puja, Guwahati, India, Indian Railways, Umananda
06/02/2021 a las 22:05
qué abusadores los que contratan a los porteadores, claro que sin ese sustento no podrían sobrevivir.
y si lo del vagón de los discapacitados no tiene mucha lógica con esas escaleras de acceso