Cada vez estoy más contento de este nuevo alojamiento. Porque además de la comodidad y tamaño de la habitación y el cuarto de baño, las zonas comunes son estupendas aunque la verdad es que apenas las utilizamos. Es curioso pero solo las echas en falta cuando no las tienes.
El entorno de esta casa es de clase media alta y los edificios tienen ese aspecto, pero como siempre hay algún elemento que hace desentonar el ambiente general: aquí es un edificio a medio construir con aspecto de abandonado.
Tampoco ayuda en la vista que el edificio de enfrente a pesar de su buen aspecto tiene todas la ventanas fuertemente enrejadas.
Hoy ha amanecido lloviendo, pero eso no arredra a los buenos turistas y nos lanzamos a la vida calcutana cuando deja de hacerlo.
Nuestra primera visita del día será al mercado de las flores. Lo hacemos cada año y se ha trasformado en un rito, pero es que además queremos que Luis, nuestro hijo, goce también del espectáculo. Porque es eso este mercado: uno de los mayores espectáculos de esta ciudad. Lo que pasa es que hoy tiene dos características especiales: acaba de llover lo que ha transformado el caos de ese lugar en un pequeño barrizal y es sábado en medio de la semana de la Durga Puja, lo que añade mucho más personal a ese pandemónium. O sea caos sobre caos, sobre barro.
Y así ha sido: Marisa ha vuelto a repetir las fotografías, siempre iguales y siempre diferentes y nuestro hijo se ha quedado maravillado del espectáculo.
Antes de llegar al meollo del mercado pasas por una calle, que más parece una senda encharcada hoy, en la que las mujeres vendedoras están sentadas con enormes montones de hojas verdes de las que algunas parecen comestibles, pero otras de uso desconocido para nosotros.
Para acceder hay que atravesar una vía de tren por un paso elevado y en esas escaleras te cruzas con porteadores con enormes e imposibles bultos con los que parece mentira que puedan navegar entre aquel gentío.
Y hoy, de una forma excepcional, había un grupo de unos 20 occidentales mayores a los que había dejado allí al lado un autobús turístico. Si nosotros teníamos dificultad para movernos, imagínate a aquellos pobres ancianos, tan blanquitos y limpitos.
En la foto de arriba los podrás ver al fondo si accedes a la fotografía original y la amplías.
En un puesto un vendedor de hielo. Grandes bloques que iba partiendo hábilmente con un gran cuchillo.
En lo que es el centro del mercado grandes bultos de flores desde donde unos revendedores recogen las ristras de ellas y se las colocan por el cuello.
Me gustaría venir por aquí (tendremos que hacerlo en otra ocasión) para ver como queda todo esto al finalizar el mercado, pues los bultos de las flores van envueltos en papel y el suelo está totalmente cubierto de él.
El mejor lugar para contemplar todo este movimiento es desde la parte inicial del puente de Howrah, pues te sitúas justo por encima del meollo del mercado. Si fuese Corea, por ejemplo, allí en lugar de estar solo Marisa habría cien fotógrafos, pero claramente esta es una situación que a los indios no les dice nada especial, además de que me parece que hay poca afición a la fotografía que no sea de las redes sociales y ya sabes que esta se nutre especialmente de autorretratos y de comidas.
En la tapia del mercado de flores, por su parte exterior hay situadas una fila de mujeres con aspecto muy pobre que venden ristras de hojas verdes. No sé si serán para usarlas para fines religiosos o bien para mascar con betel.
Desde allí nos vamos hacia New Market pasando por calles donde casi todo el espacio peatonal está ocupado por puestecitos diversos y que varían dependiendo de las calles.
Así en algunos predominan los de comida callejera, imagino que están relacionados con edificios de oficinas cercanas, y en otros como la famosa Chowringhee son de venta de diversos productos, especialmente ropa y calzado. También pasamos por edificios notables de la época colonial, algunos de los cuales afortunadamente tienen buen aspecto, por lo menos exteriormente, aunque otros de la misma época están en un terrible estado de abandono.
En la zona de New Market encontramos un medio de transporte que yo creía desterrado en este país o por lo menos en esta ciudad, los rickshaws.
Lo que sigue ya lo describí durante la estancia en Bishnupur, pero te lo refresco por si no lo leíste o te has olvidado.
Hay tres clases de este tipo de medio de transporte:
– Los llamados propiamente “rickshaws”. Son los que en algunos lugares llaman “hombres caballo”. O sea de tracción totalmente humana. Iba a escribir que “animal”.
Creo que se prohibió su utilización por considerar inhumano y degradante ese trabajo, pero que se volvió a permitir por presión de los mismos a los que se les había prohibido, pues no tenían otro medio de vida. Lo que si se ha hecho es restringir la zona de circulación. Así se ve por aquí, pero no por otras zonas de la ciudad. Curiosamente lo que aquí podría parecer todavía inhumano, se ha puesto de moda en algunos lugares turísticos. También en zonas de Japón, pero allí no sé si era una práctica ancestral que nunca ha dejado de hacerse o como en España que se ha empezado ahora.
-Los “ciclorickshaws”. Igual de tracción “animal” pero en lugar de ir corriendo con las piernas lo hacen con un triciclo. Es un medio muy extendido en la India, pero en las grandes ciudades también está restringido a algunas áreas.
-Los “autorickshaws”, llamados popularmente “auto” (pronúnciese “oto”). Es el más habitual y a veces el único medio de transporte público en algunas zonas rurales. En algunas grandes ciudades también tienen zonas de acceso restringido e incluso pueden funcionar con taxímetro, el problema es que quieran ponerlo en marcha.
Pues en esta zona volvemos e encontrar rickswaws. Llevan una campanita en una mano que hacen sonar para llamar la atención de los posibles clientes y para avisar cuando llevan a alguien para que les dejes pasar. En general son gente delgadita y menesterosa con aspecto de tales.
Y como en cualquier lugar de esta ciudad nos encontramos un pandal pequeño pero muy abigarrado y con su cura particular.
Etiquetas: Bishnupur, Calcuta, Durga Puja, Howrah, India, Mullik Ghat Flower Market, Rickshaw
20/01/2021 a las 19:35
realmente impresionante el mercado de flores: nunca había estado en uno así, es un espectáculo, aunque parezca exagerado había momentos en que no tocabas el suelo por la presión del personal que había allí, eso si es una multitud!! que con la mezcla del barro, temperatura y humedad ambiente , junto a lo colorido y oloroso de las flores lo hacían un lugar que jamás olvidaré, y por descontado con una compañía inmejorable , la que más quiero, muchas gracias Marisa y Anjo