He dormido intranquilo y me he despertado antes de que sonase el despertador y es que estoy preocupado por encontrar el sitio donde debe recogernos el autobús.
La joven de recepción me ha escrito en un papel: “7:25 AM”, unas letras en chino y debajo “Han Kou Bank”. Cuando salimos de la habitación está subiendo las escaleras un señor mayor: “Marisa, estamos salvados; han enviado a este propio para que nos acompañe al autobús”.
Error: solo me da un papelito con el número del autobús; salimos y damos rápidamente con la parada. Realmente estaba solo a 5 minutos del hotel, pero es que, además del nombre del banco del papel, tuvimos como referencia que había más personas esperando el transporte. Así que fácil después de la angustia de no saber si lo encontraríamos.
Aparece el nuestro y es un buen autobús, pero al rato paramos en otro sitio donde hay mucha gente esperando y nos cambian de vehículo.
Un treintañero que debía ser un controlador de todo aquello me pregunta si hablo chino. Que no. “¿Pero nada?”. Nada. Y me dice que es una excursión guiada, pero solo en chino. Y eso ya lo sabía. Además añade que otros extranjeros que cogen estos tours sí que saben chino. Ya me extraña. No se lo he dicho porque no sé decir en inglés “ya”, así en tono despreciativo. (Lo he buscado a posteriori y he encontrado “ya, expresa incredulidad: oh, sure”, pero no sé si habría sabido darle el tono requerido y quizás habría entendido lo contrario, que asentía su aseveración).
Así que se debe apiadar de nosotros e imagino que le da un papel a la guía para que nos lo dé a nosotros donde dice escuetamente el plan del día y el tiempo dedicado en cada parada. Cinco puntos muy claros escritos con una buena caligrafía.
Durante el recorrido por la ciudad para salir de ella me percato de que aquí no tienen los problemas estéticos que tenemos en España con los “scalextric”. ¿Recuerdas las controversias con el que hubo en Atocha? Pues aquí no es que haya muchos y por todos los sitios, es que están construyendo más todavía.
La circulación es enorme sobre todo de entrada en la ciudad.
Nuestro chófer pega un frenazo tal que creía que ya se había acabado la excursión.
Veo alguna moto, pero pocas y de motor de explosión, al revés que en Shanghái que eran todas eléctricas y había muchas.
La guía nos había pedido todos los carnets de identidad y a nosotros el pasaporte y los ha fotografiado con su teléfono. Aquí saben en todo momento donde estas, adonde vas y cuando lo has hecho.
Al cabo de una hora paramos y sube un policía. No sé si es un control fijo o algo aleatorio. Tampoco sé si han mirado las identificaciones, pero sí que llevemos los cinturones de seguridad puestos.
Hoy vamos a visitar Dazu, vaya sus esculturas, pero antes paramos a las 10 en lo que debía ser “Dazu el viejo” y la joven guía que ha debido explicar durante el recorrido previo qué íbamos a visitar nos da un papelito al bajar del autobús que dice: “10:35 come back”. Y su número de teléfono.
El lugar se llama “Chang Zhou” y según un letrero de la entrada “fue establecida en el mes lunar de enero del segundo año del reinado de Qianyuan (785 A.D.)”.
¡Mira que sin retorcidos estos orientales, con lo fácil que es decir en el año 758!
Voy al lavabo y encima del plato del retrete tipo turco hay un curioso letrero: “Come With Rushing, Leave With Flusing”. Muy gracioso, pero no sé si en chino también habrán hecho rimar las dos frases.
También encuentro la primera pintada en China. Hay unos números que no sé si serán de teléfono, que no creo por su longitud, pero no quiero ni pensar que le ocurrirá al artista, o a “los”, porque da la impresión de ser obra de dos diferentes autores.
Todo esto parece un conjunto que lo estén rehabilitando ahora mismo. De todas maneras tampoco tenemos mucho tiempo, así que un vuelta rápida y al autobús, que no queremos dar mal ejemplo.
Al salir una pareja de novios en sesión fotográfica. Luego Marisa me diría que a pesar de que el feo era el novio, quien ha salido mal ha sido ella. Y es que en general, pero que en “muy general”, las chinas son más guapas que los chinos. Yo diría incluso que habitualmente no ves chicas chinas feas y también que habitualmente no ves chicos chinos guapos.
En otra foto sale de espaldas una chica que parece que fuese la novia abandonada. O era “dama de honor” o estaba esperando ese espacio para ser fotografiada ella.
En otro viaje ya haré un estudio estadístico más serio, pero sí puedo adelantar que hay una variación fisionómica enorme.
En estos tours está incluido en el precio el transporte, el servicio de guía (“chinese only”), la entrada en los monumentos y “lugares pintorescos” y la comida.
Aquí las entradas tienen diferente precio según el momento del año, sea temporada alta o no, lo curioso es que la temporada baja vaya del 1 de diciembre al 31 de enero. Se ve que en navidades el personal chino no viaja, o por lo menos no por esta región.
En las normas de la entrada bajo el epígrafe “Tourist Notice” dice que los alcohólicos, los que no tienen control de sí mismos y los que no estén adecuadamente vestidos no serán admitidos. No sé como pueden controlar estos puntos, especialmente los dos primeros, a no ser que aparezcan en el documento de identidad del visitante.
También me percato que los mayores de 65 años tienen la entrada gratis e inocente de mí se lo digo a la guía, como si no lo supiese y conociese nuestra edad. Yo se lo decía por si se podía ahorrar la entrada dado que pensaba que íbamos con entrada de grupo, o sea que nada reivindicativo.
Nuestra guía, vaya, el libro, explica como llegar hasta aquí desde Dazu, pero antes debes llegar a esta ciudad. Así desde Chongqing está a dos horas y media, pero las esculturas están a 15 km desde allí y puedes llegar en autobús, pero cuando te explica los cambios que debes hacer en el transporte público y que al final debes recorrer un camino durante 25 minutos y además “sin sombra”, ya te das cuenta de que no es muy fácil. Y añade, en nuestro caso, que no eres chino.
Así que la única posibilidad que tienes es una excursión como esta. Quedas advertido para cuando vengas.
Encontramos en el autobús a una muy joven y desigual pareja de Hong Kong que hablan inglés. Desigual porque él es del tipo “modorro” chino, así grandote y con tendencia a la obesidad. Ella una princesita, pequeñita, con cintura de avispa y unos hombros desproporcionados para su tamaño. Quizás sea atleta de alguna disciplina que le ha dado esta silueta.
También se nos presenta un joven de Shanghái que habla inglés y que me ha explicado cosas de las charlas de la guía, pues esta visita de hoy es totalmente cultural aunque el lugar donde están situadas las esculturas también tiene mucho encanto.
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