Casi, casi, estoy de acuerdo en que las preguntas fascistas no merecen respuestas. Estoy un poco menos de acuerdo en que los que califican a otros de fascistas acierten siempre en el señalamiento, pajas y vigas o vigas y pajas. Un poquito menos en que los calificados de fascistas siempre hagan preguntas fascistas por definición. Todavía menos en que las arrogantes y desagradables preguntas argumentadas y con datos contrastables (por ejemplo cual es el porqué de estas cifras en el cuadro de «Deaths per 100,000 population») no deban responderse por el tufillo fascista y porque sigues a ese que huele a Goebbels y todo lo que dices no solo es erróneo sino perjudicial para el futuro difícil pero triunfante que nos aguarda si se da esa unidad indispensable. Menos aún en «yo lo hago por el bien común y tu solo por alcanzar el poder a toda costa a base de infundios y de tergiversación». Y he debido llegar a ese 0,3% de acuerdo, a que mi edad me conduce, en que no hay obligación de responder con la verdad conocida a todas las preguntas en, como dicen ahora los snobs, sede parlamentaria.
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El sol es... 
15/04/2020 a las 16:16
Coincido en lo que dice el editor.
No hay cosa que me fastidie más que alguien haga una pregunta concreta sobre un tema que debe tener una respuesta concreta y no se conteste. No alcanzo a comprender por qué el que formula la pregunta no se plante, en mitad del hemiciclo, en la rueda de prensa en la entrevista, dónde sea. O al menos diga que conste en acta que no se ha respondido.
Me fastidia que lo haga cualquiera pero me fastidia más cuando se trata de miembros del gobierno o representantes de los ciudadanos.