41. Hong Kong-Macao-Shanghái. 2018. 7 de abril, sábado. Decimonoveno día de viaje. Macao, día 6. Tercera parte.

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Al lado de la “Fundaçao Oriente” se encuentra el cementerio protestante.

La guía dice que como una ley de la iglesia (imagino que se refiere a la católica) prohibía el enterramiento en terreno sagrado a los no católicos, se estableció este cementerio en la primera mitad del siglo XIX para los protestantes, sobre todo anglófonos.

Un letrero en la entrada te informa que su iglesia se llamó “Capela Morrison”, por el nombre del primer misionero protestante en China, Robert Morrison,  autor del primer diccionario chino-inglés y de la traducción al chino de la Biblia.  Ya ves los católicos llegaron 300 años antes, pero no se les ocurrió lo del diccionario.  (Obviamente esto no lo dice el letrero informativo, que sería muy tendencioso, que lo digo yo). A este hombre se le murió su esposa y como trabajaba en la “East India Company” pidió a esta que comprase un terreno para utilizarlo como cementerio.  Así una lápida en la entrada dice: “Protestant Church and Old Cemetery. East India Company 1814”. Lo de “Old” es porque dejó de utilizarse como tal a partir de 1858.

La iglesia te sorprende por su austeridad, sobre todo después del barroquismo portugués y del “horror vacui” de los templos budistas y taoístas.

A ambos lados del altar hay dos lápidas muy interesantes.

Una está dedicada Henry Davies Margesson, nacido en Surrey, quien murió ahogado en Japón después de vivir durante 23 años en China y en la víspera de regresar a Europa y que acaba con dos preciosas frases:  “Y el mar entregó los muertos que había en él”  y “Sé que resucitará en el último día”.

La otra está dedicada a James Bridges Endicott, nacido en Massachusetts  y muerto y enterrado en Hong Kong, pero dos de sus hijos “are sleeping” en este cementerio.

La frase final de su lápida es mucho más escueta: “practicando la hospitalidad”.

Lo curioso de este es que era descendiente directo de John Endicott, quien fue el fundador y primer gobernador del estado de Massachusetts.

¡Que de dónde he sacado esta información? Pues comparto contigo este enlace donde encontrarás todas las lápidas de este cementerio e información adicional sobre los allí enterrados, como lo del “gobernador”.

¡Y es que hay gente pa’to!

Es un cementerio pequeño, muy bien cuidado, aunque no tan espectacular como el de Calcuta, por ejemplo. Las lápidas, generalmente muy grandes, están muy bien conservadas y las inscripciones parecen recién pintadas.

Sorprende que haya tantos marinos y también la juventud de muchos de ellos.

Destaca entre todas la tumba de George Chinnery.  Este fue un pintor inglés que viajó a la India donde tuvo mucho éxito entre la sociedad británica, aunque debió marcharse a China debió a sus problemas financieros. Se estableció en Macao  donde volvió a trabajar de pintor con éxito. Sus pinturas son importantes, entre otras cosas, porque fue el único pintor establecido en el sur de China en la primera mitad del siglo XIX y por tanto sus obras tienen un gran interés histórico al margen de lo puramente artístico.

Hay una en memoria de John P. Williams, de Nueva York quien murió en Macao a los 31 años y que estuvo trabajando en la instalación del primer telégrafo magnético en Japón en 1854. ¡El primer telégrafo magnético!

Pues ya ves, nadie se acuerda de él. ¿Qué crees que pasará con tus logros y tus “instalaciones de telégrafos magnéticos”?

Al final me quedo con la última línea de una lápida dedicada a Lindsay Tasman Ride , quien fue un montón de cosas y que murió en 1977 y del que he encontrado una entrada en Wikipedia donde puedes leer la historia de una vida que daría para media docena de ellas.

La lápida conmemorativa está en inglés, pero acaba con esta frase en portugués: “O Melhor Guía do Futuro E O Pasado”.

Acabamos nuestra visita “del Norte” con la iglesia de San Antonio, donde por estar celebrándose la misa en aquellos momentos no se pueden hacer visitas turísticas, pero el guardia de la puerta nos debe considerar gente de fiar  y nos deja pasar después de que le diga que no vamos a hacer fotos.

Hay diez fieles siguiendo la misa, pero no veo a ningún abuelo como sería de rigor en España.

Para despedirnos, y porque estamos al lado, volvemos una vez más a la fachada de San Pablo. Un poco antes de llegar me encuentro con algo que echo en falta continuamente: pintadas.

Aquí es un trozo de pared donde todos han escrito algo. Y quizás por llamarse “Travesía de la pasión”, imagino que son mensajes de amor. Y no sé si por el mismo motivo también hay muchos jóvenes fotografiándose.

Pasamos al lado del templo de No Tcha, el que está al lado de la famosa fachada, y en su puerta también hay una especie de estufa y una familia quemando papeles como hemos visto esta mañana en el templo de Li Fung.

La fachada y las escaleras de nuevo estaban a rebosar de visitantes. Entre estos veo a  bastantes indios.

Además de los indios hay muchísimos chinos haciéndose fotografías. ¡Toma pleonasmo: muchísimos chinos en Macao!

Nos queda un conjunto de cosas por ver en esta zona centro, pero por la hora está todo cerrado o a punto de hacerlo. Sí podemos ver el interior del bonito teatro “Dom Pedro V”. El vigilante nos pregunta por nuestro origen y él ha resultado ser nepalí.

Nos despedimos de Macao visitando el hall del Hotel Lisboa, un edificio loco que se ve desde cualquier punto de la ciudad. Pues el interior es igual al exterior: una locura.

Se acabó Macao.

NB

Pensaba que me iba a librar pero no.

En una plaza del centro un macarra jovencito (¿un macarrita?) con un patinete intentado destrozar el mobiliario urbano. Solo está él pero compruebo que hay muchos bordes de esa plaza rotos.

¡No hay solución!

 

 

 

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