59. Corea 2017. 12 de abril, miércoles. Trigésimo primer día de viaje. Seúl, día séptimo. Primera parte.

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Y último día. Bueno, realmente el último día en Seúl es mañana pues nos vamos a la 1 y 20 de la mañana (o de la noche) del jueves, pero al aeropuerto nos iremos hoy con lo que acabaremos así la estancia en esta ciudad.
Último desayuno en el hotel y despedida de él. Hemos estado muy bien, pues es el tipo de hoteles que nos gustan: austeros pero con todo lo que necesitamos y además muy bien situado para unos turistas como nosotros: en el centro y con una estación de metro al lado y con tres líneas en esa parada lo que evita algunos trasbordos que aquí pueden ser larguísimos.
Dejamos las maletas al cuidado de la recepción que, como en Japón, se limitan a cubrirlas con una malla de gladiador (aquí sin cascabeles) y te dan un resguardo con el número de bultos. De todas maneras este es un país de los más seguros que he visitado en mi vida.
Este último día lo vamos a dedicar a visitar el palacio que nos queda de los importantes de Seúl, el de Changdeokgung, del que la guía dice que es el más bonito de esta ciudad. También dice que debes hacer la visita en un tour guiado pero eso, si era así antes, que no lo sé, no lo es ahora pues puedes visitarlo a tu aire. Bien es verdad que hay muchos grupos en visita guiada que es gratuita. Sí debes hacerlo en grupo para visitar un complejo anexo al que llaman “el jardín secreto”. Este tiene un sistema especial de visitas que debes conocer y del que te dejo el enlace.
Consiste en que los grupos lo forman un máximo de 100 personas; la mitad de las entradas están disponibles en internet y la otra mitad directamente en taquilla. Como leo que hay una gran demanda de estas entradas y que te puedes quedar sin visita entré ayer por la noche en la web y solo quedaban dos entradas en internet para todo el día y era una visita guiada en chino. Vaya, la mayoría (7) son en coreano pero hay tres en inglés, una en chino y otra en japonés. Y como a mí me da lo mismo la reservé en chino. Vano intento pues te piden un teléfono para darte la clave y que la enseñes al llegar a la taquilla. Así que vamos para sacar una del cupo de taquilla. Y solo quedan en coreano.
Otra particularidad es que así como los otros grandes palacios de Seúl tienen entrada gratuita para los mayores de 65 años, aunque seamos extranjeros, en este sí se paga aunque menos por el hecho de ser mayores.

Changdeokgung.
Este palacio, como todos los otros, no es un solo edificio, lo que nosotros entendemos por “un palacio”, sino un conjunto de pabellones y está clasificado dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Fue construido en 1405 por el rey Taejong, después de una serie de incidentes como el haber asesinado a sus medio hermanos en Gyeongbokgung, el palacio que está al lado y que visitamos anteayer, y que era el palacio real hasta entonces. Como Changdeokgung está situado al este se le llama también así, “Palacio del Este”, que en coreano debe sonar de maravilla. Por cierto que Changdeokgung significa “Palacio de la Virtud Próspera” o quizás “Palacio de la Prosperidad Virtuosa”. No sé.
Todos los edificios del complejo fueron destruidos por el fuego en la invasión japonesa de 1592. Después fue reconstruido en 1610 y fue el palacio principal durante 270 años.
A diferencia del de Gyeongbokgung, que está construido en un terreno plano siguiendo el eje norte-sur, este de hoy lo fue en función del terreno circundante, al pie de una montaña y siguiendo los accidentes del terreno. El conjunto cubre un área de casi medio millón de metros cuadrados de los cuales dos tercios pertenecen al llamado “jardín secreto”.
Algunos de los edificios fueron destruidos de nuevo por el fuego en 1910 y para su reconstrucción se desmantelaron algunos de los pabellones del cercano Gyeongbokgung, vaya una chapuza, pues muchos elementos se modificaron o se estropearon. La restauración total comenzó en 1991 y todavía sigue.
Lo primero que te encuentras es la puerta de Donhwamun, de 1412, que es la más grande de todas las puertas del complejo. Realmente es una construcción magnífica.
Pasas esa puerta y en una gran plaza tienes el edificio principal, llamado Injeongjeong, donde tenían lugar las principales ceremonias palaciegas entre ellas la de la coronación de los reyes. Es un edificio que parece tener dos plantas pero cuando miras su interior es solo una con altos techos.


Y entre la puerta y la gran sala, lo que encontramos en esa plaza fue a un grupo de fotógrafas tiradas por el suelo fotografiando… Pues como no lo vi claro pero pensé que sí sería algo interesante le pregunté a una de ellas.


Me llevó a un señor quien me explicó que eran de un club de fotografía y que de esa manera cogían unas estelas verticales de piedra con Injeongjeong al fondo.


Y eso hizo Marisa en cuanto se levantaron. Yo, es que cuando veo a alguien haciendo una fotografía pienso que ha visto algo que yo no he visto y que puede ser interesante. Y si no tengo claro se lo pregunto.


El salón principal, llamado Chong-jon es realmente una maravilla, aunque como en todas instalaciones de este tipo te tienes que limitar a verlo desde la entrada.


A su lado Seonjeonjeon, que tiene el techo más bonito de todos con tejas de color azul verdoso.


Vimos un par de pabellones más y nos fuimos hacia la entrada del “Jardín Secreto”, pues ya era la hora de nuestro tour coreano.


Este nombre creo que es solo un apelativo comercial, pues su nombre real es Huwon, que en coreano significa “jardín trasero”, nombre difícil de vender. Pero cuando entras, y aunque no entiendas nada de las prolijas explicaciones de la guía, te das cuenta de que es un lugar de una belleza singular y que no debes perderte. Y en nuestro caso por partida doble pues había un “funcionario escoba” que iba recogiendo a los que se perdían o simplemente se retrasaban.


En el recorrido te encuentras dos estanques, Buyonji y Aeryeonji, y varios pabellones, algunos de los cuales están estratégicamente situados para la fotografía.


En uno de ellos dice que en la parte trasera de un dintel hay una tableta de madera escrita por el rey Jeongjo en 1798 que dice: “Todos los arroyos del mundo tienen lunas reflejadas en ellos, pero hay una sola luna en el cielo. La luna en el cielo soy yo, el rey, y los arroyos sois vosotros, mis súbditos. Es el principio del universo que los arroyos siguen a la luna”.


Dos cosas con respecto a lo anterior: la primera es que la monarquía es la leche, en todas las épocas y en todos los lugares. La segunda que la única madera con escritura que vi dentro de aquel pabellón tenía unos mil caracteres, o sea que no era aquella la tabla o lo del rey y la luna era una bonita poseía pero como un estribillo que se repetía unas 100 veces y así al final todo el mundo se la sabía de memoria.
Veo una morera de la que un cartel informa que en aquella sociedad era muy importante la sericicultura y que para dar ejemplo a los ciudadanos la reina tenía varias moreras plantadas en aquel entorno y alimentaba a los gusanos de seda de forma ritual. Lo curioso es que allí dentro no entraba ni cristo así que ese ejemplo era para las damas de la corte a las que lo de cultivar la seda les importaba lo mismo que a mí la extracción de la kriptonita.
Otra cosa especial era una pequeña cascada que habían construido en una roca en la que habían excavado un pequeño canal en forma de «U». Parece que en ese canal colocaban copas de vino que flotaban en el agua cuando el rey tenía fiestas con sus altos funcionarios. Y me ha recordado lo de los certámenes de poesía con copas flotando que se hacían en Hiraizumi.
Allí descubrí que esa actividad fue importada de China así que imagino que esto también.
Parte del recorrido por los paseos está cubierto de esas alfombras vegetales que hemos encontrado por todo el país. Un buen invento que hace más fácil el recorrido y que si está mojado será menos resbaladizo y que sobre todo impide la erosión producida por miles de visitantes diarios.
Y al salir te encuentras con un junípero enorme, Hyangnamu, del que informa un cartel que tiene unos 750 años. Impresionante.


Dejamos al nutrido grupo coreano y a la simpática guía (debía de serlo pues el personal se reía con frecuencia con sus explicaciones) y acabamos de ver lo que nos quedaba del palacio como el salón de Huijeongdang, la residencia de la reina y Heungbokheon, donde se decidió la anexión del reino a Japón.
Como te veo un enamorado de estos palacios te dejo un enlace a una página de la Unesco donde te explica todas estas características con la particularidad muy interesante de que pronuncian los nombres con acento coreano y así puedes preguntar por ellos cuando los visites porque no creas que es fácil decirle a un coreano y que te entienda: ”Estoy en Donhwamun y quiero ir a Injeongjeong y luego a Seonjeonjeon”. Bueno, no es fácil decírselo a un coreano, ni a uno de Segovia.
Y en todo aquel complejo muchos disfrazados. O mejor muchas. Por un lado es que les encanta vestir así y por otro tienen la entrada gratis en estos palacios. Y si se disfrazan es para hacerse fotografías y luego enseñárselas a sus seres queridos.


Un trío de señoras así ataviadas le pide a Marisa que las fotografíe con su móvil. No saben que es la única fotógrafa del mundo a la que no le gusta hacer fotografías con el teléfono por lo que hace habitualmente es pasármelo a mí que soy el único humano en Corea sin teléfono celular. En este caso se las hace y luego aprovecha para pedirles unas fotos para ella. Y siempre aceptan encantadas.

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