He leído en algún sitio en Slate que la palabra deuda en alemán «Schuld» tiene también la acepción de culpa y que quizá por esa razón el Gobierno alemán es tan riguroso con las deudas ajenas. Me ha recordado que el Padrenuestro de mi niñez decía «perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores» y el actual más leve y más acorde con la idiosincrasia financiera contemporánea dice «perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», que las ofensas son duras de perdonar, pero las deudas más. Es posible que la Iglesia Ortodoxa griega, tan influyente en la vida y la psique de los griegos, no haya modificado su Padrenuestro, no traducido sino original en griego, y que ese hecho haya contribuído a que sus dirigentes crean posible un perdón total o al menos una quita.
Etiquetas: deuda
16/11/2015 a las 19:19
[…] que los que rezan nunca lo hacen de balde, siempre quieren algo a cambio y para ejemplo nuestro “Padre nuestro” y “perdónanos nuestras deudas” y finalmente dan dos palmadas y echan unas monedas en los omnipresentes cepillos que hay delante de […]