Como casi todos los días hay un pequeño diluvio. Cuando acaba nos lanzamos a la dura vida del turista. Y ya se sabe, si quieres ver bien la ciudad y hacer alguna fotografía especial hay que ir andando a los sitios. Así vemos a un montón de padres con moto esperando a sus hijos a la salida de un colegio religioso católico; pero muchos más que en cualquier colegio español.
Vamos por un barrio residencial y en varias casitas en sus tapias dicen que son organismos de la ONU. Me imagino a sus funcionarios occidentales con unos salarios indecentes arreglándoles la vida al personal de Jaffna. Y encima para pasar más desapercibidos suelen trasladarse en imponentes todoterrenos con las siglas de la organización a la que pertenecen. Una vergüenza. Como lo de los eurodiputados con sus salarios y sus prebendas.
También pasamos por delante de una casita donde un letrero dice que pertenece a “Women in Need” y junto al nombre de la organización está escrito: “Violence against women. There is not excuse it´s a crime”. Parece ser una ONG local.
Llegamos al primer templo que vamos a visitar y está cerrado. Hasta la hora de apertura buscamos un sitio donde comer y no hay nada por allí, así que acabamos en una especie de heladería por lo que hoy además de no desayunar hacemos una falsa comida.
Nallur Kandasway Kovil.
Es el más importante templo hindú de Sri Lanka. Está dedicado a Murugan, dios de la guerra, también conocido como Kartikeya, Skanda o Subramaniyan. Se dice que es hermano de Ganesh, el dios con cabeza de elefante, y por tanto hijo de Shiva y de Parvati.
El templo original fue construido en el siglo XV y, ¡cómo no!, destruido por los colonizadores portugueses en 1621. Si hay un dios verdadero ¿por qué adorar a dioses falsos? Pero enseguida llegaron los holandeses en 1658 y más tolerantes que los lusitanos permitieron levantar de nuevo el templo en 1734. Y realmente es un templo imponente. Por supuesto los varones debemos quitarnos la camisa y así he descubierto la simpleza de mi razonamiento de ayer en Mannar. Al ver aquello tan grande y en una población importante he pensado que habría un servicio de guardarropía. ¡Qué tontería! Te debes quitar la camisa pero el personal la lleva enrollada en la cintura. ¡Y yo que la dejé ayer con los zapatos en la puerta!
Es uno de los templos hindúes más impresionantes que he visto pero tiene un pequeño defecto: no permiten hacer fotos en su interior. Cuando salimos un señor nos dice que la frontera de la prohibición está en el umbral de la puerta y que sí se pueden hacer desde allí hacia el interior. ¿Cómo sabía el jerarca que puso esa prohibición que a Murugan no le iban a gustar las fotos?
También he estado pensando en lo de quitarnos la camisa. Quizás sea para que recibamos más fácilmente o más profundamente la gracia santificante hindú. Pero entonces, ¿por qué no ir totalmente desnudos? Claro que si fuese así yo no entraría y preferiría quedarme sin recibirla.
¿Y las mujeres? Debe ser que como son ciudadanas de segunda en todas las religiones (y en algunas ni siquiera “ciudadanas”) no les importe si reciben algo o no. Por cierto, que en dos “pujas” en que hemos estado solo había mujeres haciendo la ofrenda aunque los oficiantes eran siempre varones.
Lo dicho: no dejes de ver este “kovil”.
Desde allí en un corto paseo nos hemos ido al Miralliamman Kovil del que la guía dice que es “especialmente resplandeciente”. Y así ha sido pues su “gopuram” está completamente dorado. De nuevo “fuera camisa”: “Gents are not allowed to wear the shirt inside the Mandapam”. Así que tienes que saber qué es el “mandapam” o “mandapa”: una estructura arquitectónica con columnas tipo porche y que conduce al templo.
Este “kovil” es más pequeño que el anterior pero también muy interesante. Y de nuevo allí el puro rito que es esta religión en la ceremonia de la “puja”. Tantos años viviendo del cuento y encima sin una estructura jerárquica como la de las iglesias cristianas, sobre todo la de la católica. Que tiene más mérito.
Parte de casi todo el recorrido ha sido por una calle fácil de recordar y de preguntar: “Point Pedro”, que pronuncian “pidro”.
Para acabar con el recorrido religioso vamos al “Sri Nagavihara International Buddhist Centre”. La guía dice que fue reconstruido después de que el ejército tomase Jaffna en 1995. Nos asomamos a la entrada y rápidamente acude un solícito monje para que entremos, pero es un poco tarde y le decimos que volveremos en otro momento. De todas maneras he charlado un ratito con él. He sacado la impresión de que quiere “pasar página” y olvidar el pasado. Le he preguntado si todo era nuevo y me ha dicho que allí ya había un centro budista 300 años antes de Cristo.
De regreso al hotel pasamos por la estación de ferrocarril. La guía la remarca como “Ruins of Train Station” pero excepto un par de edificios medio derruidos todo está recién hecho. Es que el tren va a funcionar de nuevo después de un montón de años sin hacerlo.
Y ya a descansar después de un día de comidas escasas e irregulares.
PD
Nuestro cuarto de baño es de los que ponen los pelos de punta a nuestros amigos electricistas y hago una foto para ellos. Y eso que éste no es un sitio cochambroso sino que parece que la instalación es muy nueva pero el interruptor diferencial está a 50 cm de la ducha. Así si te electrocutas encuentran el interruptor totalmente mojado y no te pueden rescatar.
Etiquetas: Jaffna, Nallur Kandasway Kovil., Sri Lanka
23/02/2015 a las 12:36
Me pregunto que pasará si al quitarte la camiseta aparecen unos tatuajes talegueros tan adorados en nuestro país o de dragones voladores, tan apreciados en nuestros gimnasios. Recuerdo a un amigo quedarse sentado en la puerta de la Jama Masjid en Delhi precisamente por esta razón. Con lo interesante que fue subir a las cúpulas!