Agamenón desasosegado no puede dormir. Se le ocurre ir a ver a Néstor para que idee una artimaña que ayude a los aqueos. Se viste con la piel de un león, toma sus armas y va a ver a Néstor.
Envía a su hermano Menelao, que va vestido de leopardo moteado a que levante a Ayante y a Idomeneo. Se llevaban mucho las pieles. Néstor acompañado de Agamenón despierta a Ulises, Diomedes y a otros guerreros y todos se reúnen en un claro libre de cadáveres. Néstor pide un voluntario para espiar a los troyanos y se postula Diomedes que pide a Ulises que le acompañe. Entre los troyanos Héctor también pide un voluntario para espiar la situación junto a las naves aqueas y se presenta Dolón, que vestido con piel de lobo y morrión de marta sale hacia la playa. Ulises y Diomedes que iban hacia la ciudad descubren a Dolón lo apresan y le interrogan sobre Héctor y sus aliados. Dolón canta, fiado en que conservarán su vida y habla de carios, péones, léleges, caucones, pelasgos, licios, minios, frigios, de otros aliados de Ilio y de todos los preindoeuropeos que se sabía y aun así Diomedes le rebana el cuello. Diomedes y Ulises le quitan al cadáver el morrión de marta, la piel de lobo, el arco y la lanza y ofrecen todo eso a Atenea, diosa del pillaje, que les había echado una mano. Siguen adelante y encuentran el campamento de los tracios del que les había dado información Dolón. Diomedes mata a trece de ellos, su rey incluído. Ulises, ingenioso, arrastraba los cadáveres por los piés y los apartaba para que los blancos caballos (**) tracios, rápidos como el viento, no se espantasen al pisarlos. Los tracios se van despertando y ven la matanza en su campamento, pero ya Ulises y Diomedes se han marchado con el carro y los maravillosos caballos tracios. De camino a las naves, recogen los despojos de Dolón, llegan al campamento aqueo, cuentan la aventura a Néstor, llevan los caballos al pesebre, colocan en la popa de una nave los restos de Dolón, se refrescan en el mar, se sientan a cenar y ofrecen libaciones a Atenea.
El tema coincide con el de la tragedia Reso atribuída a Eurípides. Reso era el rey de los tracios.
** La captura de los caballos de Reso es muy importante porque un oráculo había predicho que Troya sería inexpugnable una vez que hubieran comido follaje troyano y bebido en el río Escamandro, lo que todavía no habían hecho (Robert Graves, Los mitos griegos).
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