Canto VII. 482 hexámetros. Combate singular de Héctor y Áyax. 4 minutos.

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Los dos hermanos, Hector y Paris, arden en deseos de combatir. Los dos juntos matan a Menestio, Héctor a Eyoneo, Glauco a Ifinoo Dexíada. Atenea baja del Olimpo para ayudar a los argivos, se encuentra con Apolo que apoya a los troyanos. Los dos idean una tregua y que Héctor rete en combate a algún aqueo.

Héleno incita a Héctor, detiene a los suyos y al verlo Agamenón manda sentarse a los aqueos. Héctor reta a los aqueos a que uno cualquiera salga a pelear con él, quedando el vencedor con las armas del muerto y devolviendo el cadáver a los suyos. Después de muchos argumentos, nueve aqueos se ofrecen para el combate, se echa a suertes y del morrión de Néstor sale la marca de Ayante Telamonio.
Los dos contendientes se dicen unas palabritas para asustarse antes de empezar. Ayante le dice a Héctor que comience, sin sortear quien comienza. Héctor se siente tratado como un niño, pero lanza su pica y no hace daño, tampoco Ayante con la suya. Siguen luchando y Ayante hiere a Héctor en el cuello, brotando negra sangre y nada más, continúan lanzándose enormes rocas que no les hacen daño y dos mensajeros se interponen entre ellos pidiendo que se detengan porque llega la noche. Se detienen e intercambian regalos, una espada con su tahalí para Ayante y un cinturón de púrpura para Héctor (yo aquí veo matices injuriosos de Homero, la verdad).
Néstor propone en la tregua incinerar los cadáveres de los muchos muertos aqueos para poder llevarse los huesos a casa.
En la ciudad Anténor propone devolver a Helena a los aqueos con algunas riquezas. Paris rechaza devolver a Helena y propone dar a los aqueos todas las riquezas que posee. Diomedes rechaza la oferta de Paris y los aqueos aceptan la tregua para la incineración.
Los dos bandos hacinan los cuerpos en piras y los queman. Al alba los aqueos construyen como valladar para las naves un muro con altas torres y puertas para que a través de ellas pasen los carros. Terminan al ponerse el sol y celebran después un festín, como en la ciudad los troyanos y sus aliados. Zeus truena pavorosamente por lo que todos hacen una libación por Zeus y reciben el don del sueño.

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