A las Administraciones públicas españolas hay que recordarles un refrán que no recuerdan ni quieren recordar: Para las cuestas arriba quiero mi burro que las cuestas abajo yo me las subo.
Necesitamos más burros (por muchos que parezca haber) y menos moralistas que el que se sabe moralmente superior ya tiene a sus confesores en plantilla.
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