45. India 2019. 16 de octubre, miércoles. Décimo noveno día de viaje. De Kohima a Mokokchung. Segunda parte.

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La primera parada es un puesto de control de la policía, pero que no controlan nada. El personal aprovecha para hacer pipí en los urinarios más feos y malolientes del país. Y eso que hay bosques sin fin para hacerlo.

 

 

NB

Esta foto no es la del control de policía, que nunca me atrevería a hacerlo, que es de un poblado por el que pasamos.

La carretera es más estrecha que la que vinimos desde Dimapur pero en el mismo estado lamentable. Hay unas balsas de agua y unos trechos de barro que no te lo puedes creer.  ¡Lástima que no haya podido fotografiarlos!  De nuevo solo la puedo comparar  con un par de viajes por Laos. Pero es que allí estuvimos durante el monzón y aquel país no se puede comparar con este.

Creo que el de Dimapur a Kohima y este son los peores viajes por carretera que recuerdo. Bueno, quizás por el Himalaya alguno fuese más peligroso, pero estos dos, te lo aseguro, han sido horribles. Imagínate que Marisa lleva un reloj de esos que marcan los pasos y que ella tiene como meta 10 mil diarios. Pues hoy casi sin andar hemos hecho 30 mil. Y es que cada salto del coche debía marcar un paso. O algunos dos.

Lo curioso es que el mismo recorrido, además de varios “Tata Sumo” lo hacían pequeños cochecitos que no entiendo como podían superar aquellas balsas y aquel barro.

Aquí tienes el enlace a Google Maps con el trayecto.

En todo el recorrido de unos 145 km no había más de unos 10 ó 15 km asfaltados y otros pocos al llegar al destino final.

De verdad que no te lo puedes creer, aunque el resultado está claro: 6 horas; aunque hemos parado 30 minutos para comer, pero aún así da un promedio de poco más de 25 km/h. Y ten presente que el conductor iba como un loco, especialmente en los tramos asfaltados, tanto que Marisa me ha dicho que prefería que hubiese baches. Que daba miedo.

En la única parada larga vamos al restaurante y todo el mundo está comiendo un thali, vaya es plato único, como en muchas partes de la India, pero nosotros no nos atrevemos con él por el picante así que echamos manos de las madalenas que compró ayer Marisa. Pido dos tés negros (ya sabes que en general en la India, eso quiere decir té de bolsita, pues lo habitual es el té con leche) y al ir  a pagar me dicen que el té es gratis. Debe ser como pedir un vaso de agua del grifo en Madrid. Y encima nos ha dicho que nos podíamos sentar fuera en una especie de veladores dentro de una pérgola muy curiosa.

En esta parada hay un negocio de lavado de coches y la gente los lava así que doy por supuesto que se han acabado el barro y los baches. Error. Seguirán así hasta llegar al destino, aunque de menor tamaño.

Te dejo la foto con la tarifa del lavado. (Un euro 75 rupias).

En esta parada hay un puestecito que está situado en la ladera y como soporte de su estructura solo tienes unos maderos y no muy robustos.

Estos coches que circulan por aquí, o la mayoría de ellos, son “falsos todo terreno”, lo que genéricamente se les llama  “Tata Sumo”  aunque puede haber de alguna otra marca india.

Tienen todo su aspecto de “todo terreno”, pero generalmente solo tienen tracción delantera.  Compruebo en esta parada el estado de los neumáticos y es bastante lamentable. Y además recauchutados.

Y otra curiosidad de esta parada es que hay una carnicería y de carne de cerdo. No sé si esa la primera vez que veo alguna de  este tipo en mis viajes por este país.