¿Existen guionistas especializados en textos para conspiranoicos? Me parece posible y creo que no deben estar mal pagados. En la llamada guerra cultural, basta con introducir un párrafo, una frase mínima, un eslogan o incluso una palabra que tenga éxito entre los discutidores habituales y que cuaje después en el público, para que la trinchera verbal avance un pasito en esa intención no de convencer sino de destruir todo raciocinio y toda independencia de criterio.
En los últimos meses me parece que uno de esos mantras ha cuajado con éxito y se escucha con fruición como una jaculatoria laica que nos redime. Escucho con frecuencia dos expresiones mínimas casi dos fonemas que seguidas o independientes tratan de describir la situación actual y atribuirla a una u otra parte. Las expresiones son «las derechas» y «la izquierda». Seguro que se puede decir ¡qué tontería! eso es lo de siempre, lo que siempre se ha dicho adaptado a la nueva realidad del 2020.
Puede ser, aunque antes se decía la derecha, el año pasado todavía se oía alguna vez la derechona y ya no estaba solo el PP, a veces se decía el trifachito palabra que no triunfó por lo ridiculita y porque el fascismo en grandes dosis no se acepta a ciegas. Ahora «las derechas» que es una expresión más tibia y a la vez más amenazante, evocadora o de un enorme rebaño retumbante de bisontes, de una pobladísima batucada pareada o de un grupo de camisas pardas, algo que viene a acogotar las libertades perdidas. A la vez o muy próxima «la izquierda» ese desiderátum negado hasta el año pasado por los actuales socios del Gobierno, que lo deslegitimaban por no ser de, y apoyado por las infinitas y autodenominadas izquierdas. Desde que 18 partidos maoistas se negaban entre sí esa condición no se había dado tanta fragmentación en la izquierda en España. Tal es así que prefieren denominarse con palabras en plural que, gramaticalmente al menos, desmienten esa unidad.
Creo que las cuatro palabras juntas o por separado, de la mano del mismo guionista y recomendadas en el mismo prontuario o argumentario están calando entre quienes no tienen costumbre de leer entre líneas.
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