29. China 2019. 15 de abril, lunes. Decimocuarto día de viaje. Jinhuá. Zughé. Primera parte.

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En este hotel tenemos incluido el desayuno, creo que en el único junto con el de YHA de Hong Kong.

Entramos en el comedor y estamos solos. Tiene aspecto de un establecimiento venido a menos  y donde hicieron un comedor que debió ser algo importante, pero que ahora se ha quedado anticuado, como la moqueta que cubre el suelo. Odio la moqueta. Simplemente quitándola ganaría mucho. Pero, aunque me gustaría, no se lo puedo explicar a los del hotel.

No vemos donde se puede coger la comida y tengo que acudir a la recepcionista. Resulta que hay media docena de recipientes metálicos  y platos con diversos vegetales, más el inevitable arroz y huevos duros. Como los vegetales y los huevos nos encantan para nosotros es suficiente, aunque hay un par de tubérculos desconocidos. Marisa se atreve con uno de ellos que ha resultado ser un boniato enano.

Lo extraño es que estando en China no haya té ni ninguna otra bebida para el desayuno.

Hoy vamos a ir a Zhuge, que es la razón principal por que que hemos venido a Jinhuá.

Ayer por la noche la recepcionista nos dio un papel con las instrucciones para ir con autobús desde la cercana estación de autobús que está en la plaza delante de la del ferrocarril y con escritos en chino para enseñar a los conductores. Y confirmaba lo que nos dijo el joven Chen ayer  por la tarde: no hay transporte directo desde aquí a Zhuge a pesar de que la guía dice que si los había.

Hay que ir con el 808 a Lanxi y desde allí con otro autobús, el 307, hasta Zhuge.

Fácil, ¿no? Pues fácil si eres chino, como luego descubrimos.

Cuando subo al autobús le enseño al conductor lo que me han escrito en el papel y al llegar a Lanxi me dice que nos bajemos en una calle que parece ser el centro de la población. Allí deberíamos coger el autobús número 1 como me ha escrito en el mismo papel la cobradora del 808 cuando se lo he enseñado, pues parece que el dicho 808 no iba la estación de autobuses de Lanxi (700.000 habitantes) desde donde salía el que iba a Zhuge.

En la parada todo el mundo se entera de nuestros problemas  y una señora nos ayuda, pues el 1 no te dejaba en la estación sino a unos 50 m. Y claro está, todo esta conversación con los de la marquesina en chino.

Cogemos el 1 y la cobradora le dice a una señora  que iba a la estación de autobuses que nos acompañara.

Y es que esta gente es formidable. Te ayudan siempre, menos los de la oficina de turismo de Hangzhou.

La señora nos lleva hasta el autobús y allí de nuevo la misma historia: enseño el escrito al conductor  y este le dice a dos jóvenes que nos bajemos con ellas. Porque el autobús te deja en un cruce de la carretera y desde allí debes ir andando unos 10 minutos por otra hasta la entrada de “Zhuge Scenic Area”.

En el primer tramo hemos ido por unas carreteras que parecían como comarcales con enormes campos de viveros. Desde allí deben enviar plantas y macetas para todo el país. Eran campos muy cuidados y donde no se veía ni una máquina agrícola. Quizás sea todo el trabajo manual.

Las jóvenes del último autobús nos dejan en la taquilla, pues como en Wuzhen hay que sacar un tique. Y aprendida la historia del otro día aquí hago lo mismo: saco el pasaporte y les muestro los años de nacimiento. Y de nuevo pagamos menos, aquí la mitad. Pero tengo que pagar 10¥ más cada uno por un billete del que desconozco el uso. Querría haber preguntado por ese billete adicional pero lo pago sin rechistar. Quizás sea algo tipo “Colegio de huérfanos de taquilleros de Zhuge”, pero siempre me mosquean esas cosas.

Pues no que en cuanto entramos una azafata nos lo pide y era para un cochecillo que nos lleva hasta la verdadera entrada del pueblecito. Menos mal que no lo rechacé.

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