En Xintiandi entre los elegantes restaurantes descubro uno con nombre en español, “estado puro”. Nombre poco español para un restaurante, pero la dos palabras lo son. Me acerco a él y resulta ser “spanish tapas by paco roncero”. No conozco al tal “paco”, pero Marisa sí y me alegra encontrar por fin un restaurante español que no sea cutre.
Le echo una ojeada a la carta que tiene en la calle y descubro que el “Jamón 100%” es un “Tesoro Nacional Español desde 1879”. Tendré que investigar la fecha pues esa precisión me escama bastante ¿De verdad que es un “Tesoro Nacional”? ¿Y que fue en ese año reinando Alfonso XII (ya sabes el de “¿Dónde vas, triste de ti?”) cuando se le declaró como tal?
De todas maneras situar algo en el siglo XIX debe ser llamativo para los norteamericanos o los australianos, pero para un chino…
No te puedo decir si es caro o barato, pues en los platos ponía el precio, pero no el peso, así bajo el epígrafe de “alma española”, el plato de salchichón, chorizo y lomo costaba 198 yenes, unos 26€. Sí puedes compararlo con las “croquetas de paco” que costaban 28 yuanes, 3,5€, en un plato con tres de ellas. Aunque no sé si serán croquetas, croquetitas o croquetillas, pero no creo que sean croquetones.
Una “tortilla española tradicional con alioli” (esto último no me parece muy tradicional, aunque el adjetivo puede que fuese de la tortilla solamente) 38 yuanes, 5€.
Corrijo lo de arriba: el jamón 40 gr, 288 yuanes, o sea el kilo a 7200 yuanes, 960€ el kilo. Quizás me haya equivocado al tomar nota del precio, pero seguro que los amantes del jamón lo consideran una cosa normal. Perdón, los “adoradores del jamón”. Que los hay.
Pero lo dicho, ¡Bravo por el Sr. Roncero y su restaurante!
Además este señor intenta enseñar español, pues veo un letrero en el interior donde debajo de “TAKE THE BLAME” pone “PAGAR EL PATO”. Aunque bien pensado es una frase muy confusa para un restaurante chino, aunque en su carta no he visto que ofrezcan pato, que sí es habitual en todos los restaurantes chinos. Porque si no imagínate la escena: tú, cliente chino, ves “pato” en la carta y después lees el letrero. Traducción inmediata “pato: blame”. Y si no eres el “Wordreference” te dices “¿cómo se comerá la “culpa”? ¿Y por qué tendrá ese precio?”. Y menos mal si eres un chino ateo o budista o por lo menos taoísta, que si fueses católico te devanarías los sesos entre la culpa y la pena. Vaya, un lío.
Y al lado del lujo de restaurantes y tiendas veo a una señora recogecartones. Se los entrega en la puerta trasera de un restaurante un empleado de él, la señora lo pesa con una romana y le da dinero al mozo.
Como en todos los sitios, los lavabos públicos una maravilla.
En nuestro vagabundear por la zona encontramos un museo del que más tarde descubro que recomienda la guía, “Shikumen Open House”.Te recuerdo que “shikumen” es una arquitectura tradicional shanghainesa y este barrio tiene una buena muestra de ella y esta casa en concreto transformada en un museo.
Es una casa amueblada y decorada con elementos de la época y que te recomiendo que visites.
Una de sus curiosidades es que este tipo de viviendas unifamiliares tenían una pequeña habitación que alquilaban y que durante los años 20 y 30 (por supuesto, del siglo XX) fueron habitadas por artistas o intelectuales, pues parece que tenían una renta al alcance de sus economías. Así un letrero informa que “muchas grandes obras de la literatura fueron creadas aquí”. Y lista una serie de nombres de los que no conozco ninguno, pero es que de literatura china no tengo ni idea. De todas maneras imagino que si a un turista chino le enseñan la casa donde vivió Don José María Pereda, el de “Peñas arriba”, tampoco le dirá nada. E incluso la de Don Pedro Calderón de la Barca.
NB
¿Sabías querido lector español que este autor, el Sr. Pereda, tenía una obra titulada “Pedro Sánchez”?
Digo lo de “lector español” para que los robots chinos que me leen (casi los únicos, según me contó una vez el editor de este blog) no se hagan un lío y vean que esa nota no tiene importancia para ellos.
Así a este tipo de literatura se le llama “Tingzijian Literature”, pues ese era el nombre del cuarto alquilado.
A Marisa este tipo de casas–museo le encantan para hacer fotografías, pues muchas veces son preciosos bodegones, lo que ocurre es que aquí todos, todos, tienen un letrerito que dice “Please, do not touch”. Así que cuidadosamente he quitado en cada mesa, mueble, posible bodegón, ese letrero mientras hacía la foto. Imagino que aunque había cámaras por doquier nadie las miraba, pero si algún día las repasan se quedarán sorprendidos, aunque la verdad es que no he tocado nada excepto el letrerito, que era casi un oxímoron, tocar solo el letrero que dice que no toques.
Una vez en un monasterio budista del Himalaya indio un monje que me observaba mover una puerta, o sea cerrarla o abrirla un poco para una foto de Marisa se enfadó mucho y nos la cerró completamente. Como si a Buda le importase algo.
Y este museo es tan auténtico que hasta no quitan el polvo.
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