Hoy hemos decidido “ir de casinos”. Vaya, nuestro hotel tiene uno y no lo hemos visitado todavía, pero no es de los famosos.
Los más notables están en Cotai y Taipei así que cogemos un autobús en el mismo punto de ayer y nos ha dejado en la misma puerta del casino.
En el autobús un letrero al lado del conductor dice: “Altura superior ao risco vermelho (-) pagan tarifa”.
Una buena medida aunque no he logrado saber dónde estaba el “risco vermelho”.
Vamos a empezar por “The Venetian”, del que la guía dice que es uno de los 10 edificios más grandes del mundo.
Todo lo que te pueda decir de ese complejo es pequeño comparándolo con la realidad.
Nada más bajar del autobús te encuentras un “canal de Venecia” rodeado de palacios venecianos y con una maravillosa música de fondo de Vivaldi.
Y si el exterior te impresiona al entrar te caes de culo: estás dentro de Venecia incluyendo un trampantojo que cubre todo el techo con una luminosidad especial.
Y casi lo primero que hemos encontrado y visitado ha sido el casino propiamente dicho.
El primer letrero te dice que no está permitida la entrada a los menores de 21 años y los porteros comprueban continuamente la edad de los jóvenes chinos, pues ya sabes que los orientales parecen siempre más jóvenes.
Otro letrero te dice que si sabes de alguien que haya tenido problemas con el juego lo avises. Y te incluyen a ti mismo: “If finding yourself or someone you know has lost control over his or her gambling actovity…”
¡Muy bien que en un casino luchen contra la ludopatía!
Dentro de la enorme sala hay bastantes jugadores para ser tan temprano. Debería haberme fijado en el horario que tiene y si cierran en algún momento. No deben hacerlo, pues el servicio de ayuda a los ludópatas dice que funciona las 24 horas.
Realmente esta no es mi primera visita a un casino, pues hace muchos años en un viaje con mi compañía de trabajo nos llevaron al de Cannes, pero no me acuerdo de nada, excepto que había ricos árabes del golfo con espectaculares señoritas occidentales que gastaban el dinero a manos llenas en la ruleta. Ellos, no ellas, que solo estaban en plan florero. Vaya mostrando el poder de aquellos señores.
Hoy he buscado una ruleta como aquellas, pero quizás estén solo en salas para clientes adinerados, pues en aquella solo había máquinas y más máquinas y algunas mesas con crupier, casi todas chicas, dando cartas como en las pelis. Si he encontrado ruletas electrónicas y también mecánicas, pero automáticas. Al final he dado con unas mesas con ruletas enanas con “gestión humana”.
Dejamos el casino y nos dedicamos a recorrer aquella Venecia.
Tiendas y más tienda de todo el lujo que puedas imaginar que hay en este mundo. Dime una marca y seguro que tiene tienda allí. Que incluso estaba Zara, mi querida Zara. Yo me siento más español que nunca cuando encuentro una tienda así. Lo que para algunos representa la bandera, el himno, el jamón serrano o los calçots, lo representa Zara para mí. Aunque obviamente no daría mi vida ni por los calçots, ni por el jamón serrano. Ah y tampoco llevaría a mis nietos a un colegio para votar si pudiera haber problemas con riesgo para ellos. Claro que yo no soy de ninguna secta. Ni de la de Zara.
Y para lujo sus lavabos. Nada que ver con la “retrete turca” de ayer”.
Otra cosa sorprendente que tiene este complejo es un pequeño canal donde funcionan unas góndolas llevadas por señores y señoritas vestidos de gondoleros que cantan y tocan algún instrumento.
Y como todos los días tenemos algún feliz encuentro hoy ha sido con una gondolera: resulta que era de Madrid (“pero criada en Valencia”) y le ha encantado encontrar a unos españoles.
Esta joven además de remar cantaba (también otros gondoleros) y lo hacía muy bien. Nos ha explicado que fue finalista, o algo así, de Operación Triunfo de hace años. Le hemos tenido que decir con gran pena que es que no vemos esos programas, que me hubiese encantado poder reconocerla porque seguro que a ella le hubiese reconfortado. Yo es que de esos programas solo conozco a Bisbal y a Chenoa.
La guapa joven nos ha dicho que también cantaba en el escenario. Y es que debe haber espectáculos de variedades en este centro.
Acabo de decir que hay un canal: hay tres aunque no conectados.
Una de las novedades del lugar ha sido una escalera mecánica que sigue una curvatura como de escalera de un palacio. Y pensaba que en la estación de Atocha llevan muchos meses para arreglar una de las normales y de muchísimo uso y aquí se permiten escaleras curvas. ¡Y son los vilipendiados chinos!
Otra cosa sorprendente es lo bonito que es el suelo y lo inmaculado que está. Creo que no he viso un suelo tan limpio mi vida.
Además de las tiendas y el casino tienes un montón de restaurantes.
Y conforme pasaba la mañana aquello se iba llenado de gente. Me sorprendió que siendo jueves hubiese tantos niños, pero luego al preguntar en el hotel me han dicho que hoy era una fiesta china.
Este “The Venetian” forma un complejo con “The Parisian” y así sigues las indicaciones y pasas de Venecia a París.
Etiquetas: Atocha, Cannes, Casino, China, Cotai, Macao, Madrid, París, The Parisian, The Venetian, Venecia, Zara