28. Hong Kong-Macao-Shanghái. 2018. 1 de abril, Domingo de Pascua. Decimotercer día de viaje. Hong Kong, día 12. Segunda parte.

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De de Sik Sik Yuen Wong nos vamos a un cercano centro comercial para comer y en la mesa de al lado un señor ha pedido un especie de bocadillo de hamburguesa y como no debe saber que se come con la mano, y con los palillos es imposible hacerlo, le ha clavado el tenedor en el centro y se lo come de esta guisa.


Desde allí al convento de monjas de Chilin,Chi Lin Nunnery.
Pues mira que es fácil decirlo y entenderlo: “Chi Lin”, “Chi Lin”, “Chi Lin”. Pues cuando estamos a unos 50 metros se lo pregunto a un señor y no me entiende. A base de repetírselo 20 veces más al final me dice lago así como “Ah, Chilin, pues claro, está aquí al lado”.


Es un lugar precioso y el más vigilado (con guardias privados) y donde controlan no solo que no fotografíes lo que no debes fotografiar, sino que incluso he visto como uno de ellos impedía a una joven indonesia que se sentase en el suelo para que otra amiga le hiciese una foto. O de la misma manera que una joven española se sentase en la base de un pebetero para que su novio la fotografiase. Y lo de la indonesia me ha cabreado. ¡Ese celo por tontadas! Mira que no dejar que se sentase en el suelo por un minuto…


Marisa ha fotografiado unos bonsáis preciosos que estaban como en una exposición por los jardines y realmente no sé si estaba a prohibido hacerlo o no. Lo mismo he hecho yo con unas rocas que tenían bonitas frases de maestros orientales.


“Una persona que no ve los méritos de los otros es un hombre malvado. Quien los ve y los oculta es el más malvado de todos”.

Esta sentencia es del maestro Ou Yi, en el tiempo de la dinastía Ming.

Y como no hay una de Confucio: “El cielo no tiene nada que decir. Las estaciones van y vienen y los animales y las plantas crecen”.

Y una de sentido común: “Cuidar a los padres, tratar bien a tu esposa e hijos y hacer cosas que no perjudiquen a los otros, eso es lo mejor que puedes hacer”.

Entiendo que se prohíba la fotografía cuando entorpeces la visión o la circulación de otros visitantes o cuando son obras de propiedad privada prestadas a museos y sus dueños quieren tener controlada la propiedad de su reproducción como ocurre en algunos museos japoneses, pero de ahí a prohibir la fotografía por motivos religiosos… ¿A qué Dios omnipotente le importará que un humano saque su teléfono y le haga un foto! Pues ahí tienes a los zelotes de religiones varias cabreándose por ello. De todas las religiones. Que puede que haya hasta algún animista imbécil que no deje fotografiar al árbol-tótem del lugar.

Los budistas y similares son muy dados a ofrecer comidas y frutas a sus ídolos, pues bien en este monasterio de monjas (pero que no se ve ni una, ¿serán de clausura?) vimos detrás de una puerta un montón de sobras de comida adecuadamente bendecidas por unas velas.
Y esto me llevó a pensar que estas hermanas son un tanto derrochadoras y no se comen todo lo que tienen en el plato, cosa que a los niños nacidos en los años 40 nos enseñaban que era un pecado. O quizás es que los fieles dejan comida en buenas condiciones como ofrendas y ellas restos.

 

 

 

 

 

 

Que si Dios se entera no creo que le haga mucha gracia.

 

El jardín que está al lado del convento y que no sé si reamente pertenece a él, el “Nan Lia Garden”, es una maravilla.


Estos días veo de vez en cuando a algún occidental sesentón, o más, con alguna muñequita oriental. Esta tarde, por ejemplo, a una pareja así. Lo que nunca encuentro es el espejo: una sesentona barriguda con un figurín asiático de 20 años. Creo que lo encontré una vez en un país del sudeste asiático, pero no estos días.

En este jardín veo un letrero con 16 prohibiciones (¡que ya son prohibiciones!) pero con una señalética antigua. Ahora que todo se quiere estilizar y que sea minimalista aquí parece que estemos en los años 60.


La guía nombra los “Hong Kong Top 16” y el primero es el “Star Ferry”, que todavía no lo hemos cogido, así que es nuestra última oportunidad de hacerlo. Son unos barquitos que cruzan la bahía Victoria y que sirven igual para los trabajadores que necesitan desplazarse de un lado al otro que para los turistas, pero que hoy dado el día que es vamos sobre todo turistas.

La guía dice de él que es “uno de los cruceros con mejor relación calidad-precio”. Cuesta 2,5HK$, pero es que la los mayores no nos cuesta nada. ¡Cero dólares! Y es que no me lo podía creer.


Así paseamos brevemente por “Central” en la isla de Hong Kong y luego regresamos al lado “continental” con el ferry para ver por última vez el espectáculo de luz y sonido. Yo te diría que es algo que está muy bien, pero lo que realmente es algo fuera de serie es el espectáculo de la isla de Hong Kong desde el muelle opuesto, Tsim Sha Tsui, al ponerse el sol.


Marisa me dice que es lo que más le ha gustado de esta ciudad y yo creo que a mí también.


Y se acabó Hong Kong.

Notas varias hongkonesas.
1. He aprendido una nueva palabra en inglés que he visto en una advertencia en el ferry y que quiero compartir contigo pues te puede resolver algunos problemas en tus viajes: “Gangway”: pasarela o plancha (en náutica).

2. He visto en el metro a un joven con una pieza de plástico con un letrero que decía: KLIPSK. Y con ese nombre solo podía ser un producto de Ikea. ¿Tendrán tienda aquí? Nada más llegar al hotel lo busco en la web y efectivamente corresponde a una “Bandeja de cama”. O sea que además de cliente de mi tienda favorita es también un hedonista. (Lo que no es mi caso).

3. En el metro hay dos guapos jóvenes charlando animadamente. Se acercan más y se besan en la boca. Tres o cuatro veces. No en plan sacacorchos, pero se besan. Y me sorprende pues aquí las parejas son más bien recatadas. Vaya, creo que es el primer beso que veo en el metro. O quizás en toda la ciudad. La verdad es que se estaban despidiendo, pues después de la efusión uno se ha bajado en la primera estación.


NB
Lejos de mi intención comparar a esos dos jóvenes enamorados con dos pingüinos, pero es que no tengo ninguna fotografía de una pareja besándose. Y si el Nuevo Testamento en un alarde de zoomorfismo representa al Espíritu Santo por una paloma, lo mío es una licencia poética más ligera.

4. Hoy he tenido uno de los mayores sustos en mucho tiempo.
Voy a unos lavabos públicos y de repente sale de un retrete un tío de más de 1,8 vestido de militar, o algo así y con una gran maleta, pero es que iba pintado de purpurina dorada de cabeza (la gorra militar) hasta los pies.

Moraleja: ¡Los mimos también tienen necesidad de hacer pipí!

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