14. Hong Kong-Macao-Shanghái. 2018. 25 de marzo, domingo. Sexto día de viaje. Hong Kong, día 5. Primera parte.

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Domingo de Ramos y ni se nota. ¿Ocurrirá lo mismo en España?

Quiero decir si tampoco se notará en la España que no lo ha podido evitar. O sea en todo el personal que no se ha ido a una playa del Mediterráneo, a Canarias o a Praga.

 

 

 

 

 

 

 


No sé si los anglicanos celebran este día, pero a la única iglesia cristiana que hemos ido hoy era de ese credo y estaba cerrada: solo abren los domingos pero de 8 a 11.

St Mary’s Church.

Y ese ha sido el único fallo turístico de hoy porque el resto de las visitas se ha cumplido “cumplidamente”, como diría algún político. Y además añadiría “como no puede ser de otra manera”. Que solo con oírles esa frase ya no les votaría si fuesen listas abiertas.

Y hablando de política: llevamos 5 días en este hotel y hasta hoy no había puesto la tele. Las únicas emisoras que dan noticias en inglés son RT y Al Jazeera y en esta nada más encender la tele sale que al “president” lo han detenido en Alemania. Luego ya han seguido con Siria.

Hoy primera noche de sueño casi tranquilo. Parece que el fuerte resfriado me va abandonando aunque sigo con algún ataque de tos.

Desayunamos tarde, pero compruebo de nuevo que el personal tampoco madruga. Quizás porque todos somos turistas (ellos chinos de la China) y además es domingo.
Estamos en un precioso y tranquilo patio con buganvillas y pájaros cantando, que casi parece un decorado de película, y más si piensas que estás en esta parte de Hong Kong, la populosa Kowloon. Pero al personal le da lo mismo: el desayuno con una mano y con la otra el teléfono.

Ayer en el metro vi que el pasajero que tenía al lado seguía un curso de cocina; la lección era sobre como batir un huevo. Pero la mayoría mueven los dedos con pasión, o sea que debe ser algo más interactivo.
Hoy en el metro un joven perseguía monstruos (con las dos manos) mientras una joven enamorada se abrazaba a él y lo miraba con arrobo. ¿Por qué el gilipollas no dejaba a los monstruos y abrazaba a su chica?

Hoy una sorpresa en el metro: cientos de chicas pequeñitas con pañuelos en la cabeza.
Había leído que las chicas de servicio (en inglés es más fino: “maids”) indonesias se reunían en el parque Victoria los domingos para comer, cantar y rezar. Y nosotros íbamos en esa dirección y era algo impresionante.

La guía dice que en esta ciudad el 3% son musulmanes, pero en el metro eran el 87,5.

Hoy hemos decidido hacer una excentricidad. Vaya, excentricidad si eres un turista español, que si eres hongkonés y estás interesado en la climatología sería de lo más normal


Resulta que el “Hong Kong Observatory”  celebra una vez al año un fin de semana de “puertas abiertas” y era este.

Según su información el tema de este año es “Weather ready, climate smart”, que como casi todos los eslóganes publicitarios no sé traducir.

Entre sus “atracciones”, además de la visita al centro, estaba la posibilidad de hacerse un autorretrato, “chance to selfie”, con el director del centro y también hacerse fotos con el Dr. Tin.
¿Y quién puede sustraerse a eso? Yo no, desde luego.

Había un aviso muy interesante: “el día de puertas abierta se suspenderá si “Red or Black Rainstorm Warning is in force”. Que le daba más emoción al asunto. Luego aclaraba que continuará si solo está la “Amber rainstorm”.
La verdad es que había anunciada lluvia pero ni una gota en todo el día.


Así hemos llegado Marisa y yo al observatorio, hemos hecho una corta cola y ha sido una pequeña desilusión: estaba montado en plan escolar y no hemos visitado lo que yo imaginaba del recinto: salas coloniales británicas de nobles maderas y ujieres con librea.


Un panel explicaba las señales a tener en cuenta en un ciclón tropical. Deberían dártelas al llegar al aeropuerto, pues puedes estar metido en un ”SE’LY Gale” y no enterarte.

Porque tú ves una te invertida y dos círculos verdes con uno blanco en medio ¿y qué haces? Pues nada, pero te están advirtiendo de fuertes vientos.

Ahora gracias a esta fotografía ya puedes moverte entre “gales” y “hurricanes” sin problemas.

Un detalle: si fumas en el observatorio te caen 5000 HK$, 555€. No está mal.


Y un pequeño botín: tres chapas magnéticas: Vaya, solo daban una por cabeza, pero si tienes tres nietos…

Desde allí al templo de Tin Hau.

La primera sorpresa es que un patio lateral de este recinto hay un montón de jóvenes indonesias sentadas por el suelo charlando animadamente y comiendo.


Yo soy muy partidario de la reciprocidad y me preguntaba qué pasaría en Indonesia, o en cualquier otro país musulmán (e incluso me atrevería a decir en un país no musulmán) si se sentasen 40 ó 50 jóvenes cristianos, budistas, sijs, shintoistas e incluso ateos en el patio de un mezquita para charlar alegremente y comer.

¿Por qué estaban allí? Pues imagino que porque además de que era un sitio tranquilo y cubierto tenía unos baños públicos a 10 metros.


El templo original data de 1747 pero el actual es de 1868. Una leyenda dice (y digo “leyenda” porque si fuese de la “religión verdadera” diría “historia”) que se encontró un incensario flotando milagrosamente en el mar. Lo de “milagrosamente” es más que “milagroso”, porque si tú has visto un incensario en tu vida, ¿cuánto crees que permanecería flotando en el agua? Pues eso, nada.


De cualquier manera el templo está dedicado a la diosa del mar y patrona de los marineros “Tin Hau”.


Esto del incensario te puede parecer una tontería, pero fue tan importante que la isla de Hong Kong fue conocida en tiempos anteriores a la colonia como “Hong Heung Lo”, la “isla del incensario rojo”.
En este enlace tienes información sobre ello.

Desgraciadamente en esta época tan descreída “Tin Hau” es conocida por ser la estación del metro cercana y no por el templo que le dio el nombre. Pero te recomiendo su visita.

De todas maneras tienen suerte estos hongkoneses porque si aparecen por aquí los “alcaldes del cambio” no iban dejar una estación con ese nombre.

Desde allí al cercano templo de Lin Fa, este dedicado a la diosa de la misericordia, pero la pobre se ha quedado sin estación de metro.


Este templo tiene una estructura arquitectónica muy curiosa y no sé el motivo, pero había como una docena de fieles sentados parece que sin hacer nada o quizás esperando que les atendiese el geomante.


Vaya, todo esto es una suposición mía deducido de que había una joven pareja con los planos de una casa sentados en una mesa enfrente de un señor mayor, pero que como buen oriental y calvo y encima con mascarilla higiénica, igual podía tener 50 años que 150. Pues este dibujaba cosas muy esquemáticas sobre un papel y el joven, e imagino que propietario, tomaba notas. Imagino que le diría cosas como “el baño tiene que ir en la terraza que es más higiénico y además orientado al poniente que aquí es el lado de sotavento”, “el despacho tiene que tener ventanas octogonales que impiden la entrada de las fuerzas del mal”,.. o algo así. Supongo.

Es como si cogieras el plano de tu chalet después del arquitecto y se lo llevases a un padre escolapio, para que le echase una revisión. O mejor a un jesuita, que parecen más técnicos.


Una cosa curiosa de todos los templos visitados es que a estos fieles hongkoneses (menos mal que no soy redactor de Podemos, PSOE, IU o partidos regionalistas que tendría que decir cada vez “hongkoneses y hongkonesas”) les encanta quemar barritas de lo que sea. Pero muchas. En el primero eran unos conos espectaculares y en este último una especie de porras grandísimas. No las había visto en mi vida, pero todas producen un humo intenso.

Otra particularidad de este templo es que conservan la piedra sobre la que se les apareció la diosa. Lo que no sé es si fue por virtud o por necesidad. Vaya, que no la pudieron quitar de allí y le dieron ese destino.
Otra cosa notable es un dragón pintado en el techo del hall de entrada.

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