10. Hong Kong-Macao-Shanghái. 2018. 23 de marzo, viernes. Cuarto día de viaje. Hong Kong, día 3. Primera parte.

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¿La vida del turista es siempre placentera?
Pues no. Y esta noche ha sido una prueba de ello: tos y más tos y el cuerpo dolorido.
La compensación. El desayuno hongkonés.

En este alojamiento puedes elegir entre cuatro opciones: estilo occidental, estilo hongkonés, estilo chino y “dim sum”. Todos con café o te´.

Cuando llegas te dan un vale para cada día y debes entregar exactamente eso, el del día. Sino vuelta a la habitación a buscarlo, que ya te puedes imaginar que es lo que me ha pasado.


El patio donde se puede tomar es un lugar encantador con un macizo de buganvillas cerrando la parte que da al exterior.


Hoy tenemos que resolver el problema del visado chino después del “susto turco” de anteayer y de las vicisitudes de ayer en el “Chinese Visa Application Service Center”.

Así que después de sacar ayer el billete de tren para ir desde Hong Kong a Shanghái, parece que ya tenemos toda la documentación precisa.

Grandes rascacielos que me sorprenden no solo por su gigantismo sino por el aprovechamiento habitacional: ¡qué cantidad de gente caben en cada uno de ellos!


Y en su proximidad calles que me recuerdan a la Barceloneta de antes del 92. Ya me entiendes. O bloques que no tienen nada que ver con esas moles de vidrio y acero, pero que tienen las fachadas pintadas de diversos colores y con todas las conducciones por el exterior que imitan a un sistema nervioso.


Al fin tenemos entregada toda la documentación para el visado.
Por cierto, ¿sabías que hay 16 clases de visados chinos? Afortunadamente solo hay un tipo para los turistas.

El más curioso es el “R”: “As an introduced talent”. Por si eres uno de ellos la explicación es: “Expedido para aquellos con unas aptitudes calificadas de alto nivel o que tienen habilidades que son urgentemente necesitadas en China”. Que me parece un tanto pecar de soberbia si vas al de la ventanilla y le dices que eres de los “R”. Que si para hacerte la foto te marean tanto, no te digo si tienes que demostrar allí mismo las habilidades y los talentos y que además “son urgentemente necesitadas en China”.
“Que me he enterado que aquí necesitan urgentemente expertos en recuperación del libros de iglesias por lo de la Revolucion Cultural”.


Y ante el temor de que “talent” pudiese ser un “faux ami” lo he buscado en mi diccionario de referencia y además del normal “aptitud”o “talento” también dice que es “tío bueno”. Que me ha hecho recordar lo que un tuareg (¡sí, un tuareg!) me explicó una vez sobre lo que tenías que decir de ti mismo para que te dejasen tomar el té en una casa. O a lo mejor era en una reunión social. Según él podías decir que por ejemplo tenías tantos camellos o cosas similares, pero lo que sorprendió era que una de la razones era que gustases a las mujeres.
Pues aquí igual: “que quiero el visado tipo R porque soy un tío bueno”.

Imagino que nadie hace bromas de este tipo si realmente quiere entrar en China.

Pues hoy, y sin las tontadas de más arriba, en dos horas ya hemos entregado toda la documentación requerida. Y ni rastro de nuestro paso por Turquía.

Vamos a comer al mismo restaurante de ayer con la consabida cola, pero luego el servicio y la ingesta son rápidos. Muy rápidos. Y además este establecimiento tiene un reconocimiento de Michelin, pero como está en chino no sé si quiere decir que entres sin pensártelo o que salgas corriendo.


Y ya estamos dispuestos a hacer la verdadera vida del turista: recorrer las calles, los templos, los mercados y seguir fielmente los consejos de la guía. Y sorprendernos como buenos occidentales de todo lo que nos depara el oriente y esta gran ciudad.
Así los tranvías. Creo que no hay otra ciudad con menos uniformidad en los vagones. Cada uno es de su leche y siempre con publicidad, aunque este de la fotografía lo que anuncia es una facultad.

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