Desde hace unos cuantos años los amigos y conocidos no dejan de preguntarnos si no hemos visitado China. Yo suelo contestar que una vez estuvimos al lado de la raya fronteriza en un extraño lugar de Laos, pero que no la atravesamos.
Conocimos a unos jóvenes que si lo hicieron sin el necesario visado, sobornando a los guardias el paso fronterizo, pero la experiencia no parece que fue maravillosa según nos contaron luego, excepto por el hecho de decir que “hemos estado en China”, pues lo que había en el otro lado de la frontera era un pueblo sin ningún interés. Y para eso corrieron un riesgo innecesario. Porque tú pasas al otro lado con una propina, pero ¿y a la vuelta?
Eso les ocurrió a mis amigos Felipe y Esteban en un viaje en el Congo. Estábamos en Goma, en la orilla del lago Kivu, y pasaron a Ruanda sin visado con la consabida propina a los guardias fronterizos y cuando regresaron los habían cambiado y los nuevos no sabían nada (o sí lo sabían) del acuerdo con los primeros. Un buen susto.
Así que nosotros nos limitamos a ver China desde Laos.
Más tarde en el valle de Yumthang y en el de Thangu, ambos en Sikkim, volvimos a estar muy cerca de China. Luego en Arunachal Pradesh cuando visitamos Tawang. Tanto que allí había restos de las batallas entre los indios y los chinos.
Cerca de China también estaba Myitkyina, en Birmania y mucho antes en ciudades del norte de Vietnam de las que no me acuerdo del nombre.

Coro del “Kachin Theological College”.
Así que rondábamos alrededor de ese país, pero no nos decidíamos.
El principal escollo era el idioma.
No el que no sepa chino, porque tampoco sé nada de ninguno de los países que visito, sino del temor a la incomprensión total: entrar en un pueblo, como los de la España rural, y no haber forma de poder comunicarte con nadie. Y así no poder buscar hotel o un transporte para ir a otro sitio. Porque el tema de la escritura puede ser muy jodido. Vaya, el no poder entender nada de nada. Y así al final me veo abocado a escribir como los egipcios; como los egipcios de la época de los faraones: un autobús, una silla, un barco, una cama, … El récord lo tengo con un dibujo de una remolacha que me permitió “hablar”, es un decir, con un grupo de turcos de la zona fronteriza con Siria. Busco la historieta y la encuentro en esta entrada del blog.
Y allí descubro con sorpresa que ya me encontraba con los fanáticos seguidores del Sr. Puigdemont en el 2006.
Pero alguna vez tiene que ser la primera y como quiero un “aterrizaje suave” selecciono para este primer viaje tres ciudades solamente y que tengan un alto grado de “internacionalización”. Y qué mejor que Hong Kong, Macao y Shanghái. Y además las dos primeras tiene una ventaja adicional: no necesitamos visado para entrar en ellas si estamos menos de 90 días. Y según la guía en Hong Kong se puede obtener (deduzco que fácilmente) el visado para China, que sí necesitaremos para viajar a Shanghái. Además, en algún lugar he leído que en España es complicado el sacar el visado para China en viajes individuales, así que de esta manera mato dos pájaros de un tiro. (Tendré que buscar otra metáfora menos cruel).
Después ha venido la selección de fechas y esto es fácil: primavera.
¿Cómo ir hasta Hong Kong?
“Descubro” una compañía aérea de la que había visto aviones en los aeropuertos y quizás publicidad, pero en la que nunca había pensado para mis viajes orientales, Cathay Pacific, y encuentro que tiene un vuelo directo desde Madrid a Hong Kong. Y a un precio razonable. Además tiene vuelos desde Shanghái a Madrid haciendo escala en Hong Kong.
Así que el planteamiento del trasporte, si no surge algún acontecimiento que nos lo haga cambiar, será: de Madrid vuelo directo con Cathay Pacific hasta Hong Kong. Desde allí con barco a Macao y regreso de la misma manera. Desde Hong Kong a Shanghái en tren y regreso desde Shanghái a Madrid con Cathay Pacific de nuevo, con escala en Hong Kong.
El recorrido en este enlace.
En la búsqueda del vuelo descubro que esa aerolínea es muy importante y que tiene su sede en Hong Kong. Y una sorpresa a las que me tienen acostumbradas las tarifas de las compañías aéreas: es más barato el vuelo Madrid-Hong Kong y regreso Shanghái-Hong Kong-Madrid que si regreso directamente desde Hong Kong a Madrid. ¿Lo entiendes?
Así que tras la elección de los destinos, cómo ir de uno a otro y los billetes de avión quedan los alojamientos.
En nuestro viaje anterior descubrimos los albergues de la YHA de Nueva Zelanda y nos hicimos miembros de ellos, así que vamos a probar en este viaje si esos alojamientos son tan buenos y útiles como en el anterior. Y encima vamos a ir “de neozelandeses”.
En la búsqueda de alojamientos en Macao me encuentro con un problema inesperado: no encuentro un albergue de YHA y el hospedaje más interesante para nosotros por su situación y recomendación de la guía estará cerrado los días que queremos estar en esa ciudad, pues por una confluencia de los astros será Semana Santa y una fiesta china creo que relacionada con los difuntos. Así que en mi búsqueda encuentro un hotel dentro de un casino.
La información es sugerente y reservo allí. Todo solucionado.
En Shanghái sí que hay YHA pero parece que es otra organización diferente de la de Hong Kong. Debe ser una parte práctica de lo de “Un país, dos sistemas”. Y como vamos a estar bastantes días decido partir la estancia entre dos alojamientos diferentes y así dividir la incertidumbre de si sale uno poco interesante o directamente malo.
Y ya solo queda el tema del presupuesto y el dinero necesario que debemos llevar.
Para elaborar el presupuesto me valgo de la información de la guía y de internet. Y es que la primera vez que viajo a un país es un verdadero problema. Así que utilizo la misma mecánica que las otras veces: alojamiento, desayunos, comidas y cenas, transportes, entradas, excursiones y varios.
Y luego tengo que decidir que parte me llevo en metálico y que parte confío en que podré pagar con tarjetas. Y de la parte en metálico cuanto me llevo desde España cambiado en la moneda local.
Antes se decía que era mejor cambiar en España pues la moneda nacional, o sea la peseta, estaba mejor valorada aquí que en el exterior. No sé si era verdad, pero me temo que ahora no lo es por las comisiones de cambio que aplican los bancos.
De cualquier manera debes llevarte algo cambiado para aguantar las primeras “embestidas”: transporte desde el aeropuerto al hotel, quizás una comida y algún gasto que te pueda surgir hasta que puedas cambiar. Y hacer esto al llegar a la ciudad, pues el cambio en los aeropuertos suele ser el peor que te puedes encontrar en el país, cuando no es directamente casi un timo.
Y en este punto descubro que lo de “Un país, dos sistemas” se transforma en “Un viaje, tres monedas”.
Hace muchos años nos fuimos de camping a Grecia. Desde nuestro pueblo en coche. Esto implicaba pasar por Francia, el franco, Italia, la lira, Yugoslavia, entonces solo un país con una sola moneda, el dinar, y finalmente Grecia con su dracma. Aquello sí que fue un ejercicio difícil de cálculo de presupuesto. Bueno, en realidad un poco menos, pues el año anterior habíamos hecho el viaje a Yugoslavia.
¿Y qué moneda tienen en Hong Kong? El dólar de Hong Kong, HKD o también HK$ . Así que vas a tu banco favorito, pides dólares de Hong Kong y te los consiguen sin ningún problema. Vaya, el único problema puede ser la comisión que te cobran. Y lo mismo con el yuan chino, CNY. Pero ¿y en Macao? Pues eso sí es un problema, empezando porque en el banco no conocen ni su moneda y cuando lo dices les parece que estás de broma: la pataca, MOP.
“Señor cliente, lo consultaremos con la central de cambios”. O algo parecido.
Nasti de plasti. (Longeva expresión de los primeros setenta).
Y de nuevo la recomendación de que tengas presente lo de la comisión que te puede cargar tu banco por utilizar tu tarjeta de crédito o de débito para las transacciones fuera de la zona euro, como es el caso de este país. Bien es verdad que algún banco importante las está suprimiendo para algunos tipos de cuenta.
China, “un país, dos sistemas”, como dicen que dijo el difunto líder Deng Xiaoping, nos está esperando.
Etiquetas: China, Hong Kong, Macao, Nueva Zelanda, Shanghái