2. Chipre 2018. Del 3 al 10 de octubre. El país.

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Características de la isla.
Como he comentado antes, el viaje tiene que ser obligatoriamente vía Estambul y por tanto ambos trayectos los hacemos con las líneas aéreas turcas, aunque el primero lo podrías hacer con cualquier otra compañía y desde allí a Ercan con una turca: Turkish Airlines o Pegasus.
Nuestro circuito era de 8 días (7 noches) y tendría que decir de 6 desayunos, pues el último día salimos del hotel a las 5 y media de la mañana y el servicio de desayunos comenzaba a las 7 y media. Y fue una pena porque era un desayuno estupendo, al que a los gustos alemanes (supongo, pues eran mayoría) se le añaden los turcos.
Otra circunstancia que te puede ocurrir en este tipo de viajes es que te cambien el hotel que está especificado en el folleto original. Y eso es lo que nos ocurrió, pero no te puedes quejar, o no te van a hacer caso, pues en la condiciones del viaje dice al lado del nombre del alojamiento una frase tipo “Hotel similar”. Así esta vez perdimos porque el nuevo estaba a 14 km del centro de la ciudad, pero ganamos porque era una especie de ciudad de vacaciones con unas piscinas estupendas, enormes jardines y bonitas habitaciones de 33 m².


Idioma casi oficial del hotel el alemán, pues el 93,7% de sus clientes lo eran, de los que el 72,3% eran grupos de gente mayor, como nosotros.
Otra característica del hotel, pero que debe ser general en esta parte de la isla, es que el 99% del personal de servicio son asiáticos con predominio de nepalíes y también de Sri Lanka, Paquistán, Azerbaiyán y similares.
En este viaje había una guapa joven representante de la agencia que nos acompañó en todo el circuito, pero el que cortaba el bacalao era el guía turco, que resultó ser todo un personaje.


Una característica, que también sucede en España, es que en las visitas a ciudades se necesitaba ir acompañado por un guía local, pero este solo hablaba turco, así que permanecía silencioso durante todo el recorrido. No sé porqué, si se lo creían de verdad o era solo una broma, algunos decían que era un comisario político, cosa que obviamente era falsa pues no sabían decir ni “buenos días”.
El guía turco era una persona de una gran cultura y con un español bastante bueno, pero al que le cambiaba el orden de algunas palabras y a veces el de las letras de esas palabras, lo que le hacía más divertido en sus disertaciones. Vaya, tipo Yoda.
Y como siempre en este tipo de viajes, y más si ese guía tiene una fuerte personalidad, hay personas a los que les cae mal y hacen todo lo posible por fastidiarle durante el recorrido. Así no paran de hablar en voz alta en el autobús cuando explica cosas, hablan mal de él a sus espaldas y se ausentan cuando da información in situ de los lugares que visitamos. Vaya, provocan tensiones innecesarias, aunque este turco tenía muchas tablas y evitó el enfrentamiento.


El guía se pasaba casi todo el trayecto explicando las visitas que íbamos a hacer y también la historia de la isla, la antigua, que sí tenía que ver con los lugares que visitábamos y también la reciente con un punto de vista totalmente turco, como, seguramente, no podía ser de otra manera.
De sus charlas y comentarios saqué dos conclusiones claras: una que no le gustaban nada, pero nada, nada los grecochipriotas, y dos que tampoco le gustaban nada los turcochipriotas. Lo que no logré discernir quienes eran los que menos le gustaban de los dos.


¿Por qué no les gustaban los grecochipriotas? Pues porque a los turcos no les gusta nada que lleve delante el prefijo “greco” o el adjetivo “griego”. ¿Has probado a pedir en Turquía un café griego? Pues como en Grecia un café turco. Pero, cosas del viaje, en un pueblecito del norte del norte en un cafetín pone en la entrada que hay café griego. Y es que en ese lugar, nos explica el guía, hay una parte de la población que es grecochipriota, pero que vive en paz y harmonía con el resto de sus habitantes.


¿Y por qué no le gustaban los turcochipriotas? Bueno, la explicación es un desarrollo deductivo mío, que él no expresaba su disgusto con palabras directas, sino con frases sinuosas y maledicentes.
Esta parte de la isla tiene una economía dependiente del turismo pero sobre todo de la ayuda turca. Que por no tener no tienen ni agua. ¿Y quién se la proporciona?
¿Has oído hablar del “Turkish Republic of Northern Cyprus Water Supply Project”? Bueno en turco es más fácil: “KTC Su Temin Projesi”. Se trataba de llevar agua dulce desde Turquía por una tubería de más de metro y medio de diámetro a lo largo de más de 80 km a una profundidad de unos 250 m bajo el mar. Sale de un pueblo de la provincia de Mersin y llega al pantano de Geçitköy en Chipre. ¿Recuerdas los problemas del agua entre las regiones levantinas y las castellanas? Pues imagínate como estarán los mersinianos. Por cierto ¿sabes quién fue un hijo ilustre de esta provincia? Pues nada menos que San Pablo. ¿San Pablo era turco? Bueno, esto es para otra lección, pero brevemente te lo resumiré con el planteamiento del primer libro que leí sobre Turquía; se dividía en tres partes: 1. Turquía antes de los turcos, 2. Los turcos antes de Turquía y 3. Los turcos en Turquía. Pues el santo era del primer apartado. Que si hubiese sido del tercero, dada su pasión proselitista, ahora seríamos todos musulmanes. Eso tendría de bueno que no habría “procés”, aunque dentro de 73 años tampoco lo habrá: el nordeste será una provincia de Marruecos. Bueno, eso si se sigue estando a favor de un referéndum. Que lo mejor entonces ya no.
Y me olvidaba: el “KTC Su Temin Projesi” se acabó en 2015 y nosotros visitamos desde un altozano esa presa en este viaje.


Sigo con la relación turco-turcochipriota.
¿Qué más no les gusta a los del continente los de la isla? Pues parece que a estos no les gusta demasiado trabajar como asalariados en las empresas, pues es fácil ser funcionario con un buen salario (y parece que mejor horario) y de esta manera el resto de los trabajos, o sea los turísticos, se los dejan a los extranjeros de países asiáticos. Y ¿quién paga el funcionamiento de la administración pública? Pues claro, Turquía, o sea los turcos. O mejor, sus impuestos. Y si eres un ciudadano turco que vives en el centro de Anatolia, pues a lo mejor no eres consciente de esa sangría, pero si eres un turco que vive en Chipre….
Y más. En el norte de Chipre hay 3 universidades públicas, 4 medio públicas (o medio privadas) y 17 privadas. ¿Qué quiere decir eso? Pues que si eres un papá con un hijo un poco cabezón…Te dejo la lista.
Y eso tampoco les gusta a los turcos, pues creen que es un sacadineros, pero poco serio. Que hasta he oído que en las privadas se puede estudiar todo menos medicina. Que no se fían. Pero he investigado y he encontrado que te puedes hacer anestesista o dentista y también piloto de aviones. Así que si vas a una consulta y ves que el título es del norte de Chipre sal corriendo. De los aviones no te puedes bajar.


Imagino que además habrá aspectos de los que como turistas no puedes percatarte, como por ejemplo que no estén agradecidos, o no lo suficiente, a la invasión del 74. O que quizás tengan un acento al hablar que no los haga simpáticos. O que miren a los del continente por encima del hombro. Y mil cosas así, pero me temo que lo que más duele a los turcos es el problema de la pasta que les cuesta.

Las ciudades.
Lo primero que te sorprende de las ciudades es que tienen un nombre que te suena y otro que es la primera vez que lo oyes. O mejor tres nombres: turco, griego y latino. Así Nicosia, que en griego es Lefkosia y en turco Lefkoşa.
Las de la parte sur de la isla solo suelen tener los nombres latinos, si lo tienen, y el griego, como por ejemplo Limasol y Lesmesos. Y en la parte norte los nombres de origen griego son los que más nos suenan como Kyrenia (ahora Girne) donde estábamos alojados. Además está la manía turca de añadirles prefijos grandilocuentes como aprendí en un viaje por Anatolia con ciudades como Antep y Urfa. A la primera le han añadido “Gazi”, que significa “héroe de guerra” y ahora es “Gaziantep”, “Antep la victoriosa”, o quizás la “heroica”, aunque en Wikipedia le llaman “la veterana”. Parecido con Urfa que se llama “Sanliurfa”, significando “Sanli”, “la gloriosa”. Por cierto, que cuando estuve en Urfa en 2006 ya escribí sobre esto de los nombres. Por si no me leíste (que no lo hiciste) te recuerdo que en esa ciudad vivieron entre otros Abraham, Job e incluso San Jorge.
Volviendo a Chipre: en la parte norte la ciudad de Famagusta se llama ahora Gazimağusa.
Afortunadamente en España los títulos de las ciudades no forman parte de sus nombres. Imagínate mi pueblo: “Leal, muy leal y heroica”. Y que tuvieses que sacar un billete de autobús para ir allí. Claro que peor es Teruel: “Muy Noble, Fidelísima y Vencedora, Siempre Heroica, Heroica y Leal, Mártir y Abnegada, Ciudad adoptada por el Caudillo, Ciudad Ex Cautiva”. Pero no sé si es mejor lo que algunos intentan que se llame: “Ciudad del amor” o peor todavía, “Capital del amor”. Imagínate si fuese turca: “Por favor, dos billetes a Teruel- la-capital-del-amor”. Que parece de viaje de luna de miel de los 60. O de puticlub de los 70.
Regreso a Chipre.
Todas las ciudades tienen un interesante pasado que en muchos casos se traduce en bonitas ruinas, monasterios e iglesias, algunas de las más impresionantes convertidas en mezquitas.

Itinerario.
De los 8 días había uno para ir, de Madrid a Kyrenia, o como decía la publicidad “Madrid-Nicosia-Kyrenia 28 km”, y otro para venir que según el folleto era “Día 8.- KYRENIA – NICOSIA – MADRID (28 Km.)”. Que hasta para lo de “cortar y pegar” lo han hecho mal: ¡28 kilómetros de Nicosia a Madrid!
Se visitaba esencialmente la península de Karpas, Bellapais, el Castillo de San Hilarión, Famagusta, Salamina, Nicosia y Girne o Kyrenia, donde nos alojábamos. Pero el guía turco, con buen criterio, cambió el orden de las visitas y colocó astutamente al comienzo las menos interesantes de tal manera que los comentarios generales al final del segundo día eran que el viaje no merecía demasiado la pena.

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