57. Corea 2017. 11 de abril, martes. Trigésimo día de viaje. Seúl, día séptimo. Segunda parte.

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Suwon.
Esta ciudad, de la que ni tú ni yo habíamos oído hablar antes, tiene una población de 1 millón 200 mil habitantes. Vaya, casi como Barcelona (1,6 millones), o mejor, como Sevilla y Málaga juntas.
Está situada a unos 30 km de Seúl y como habréis leído en mi crónica anterior, muy bien comunicada con la capital.
Hoy es la única ciudad amurallada de todo el país pues en 1794 el rey Jeongjo quiso mover la capital de Seúl aquí y la fortificó de esa manera. Pero el rey murió antes de ello y la capital se quedó donde estaba. Pero ahora sus murallas, declaradas Patrimonio de la Humanidad son un atractivo turístico importante. Y eso es lo que hemos venido a ver.

La fortaleza de Hwaseong.
La muralla mide 5,74 km. Para que te hagas una idea la de Ávila, es de 2,5 km, claro que esta es del siglo XI y tardaron 9 años en construirla y la de aquí la hicieron en dos años y medio.
Empezamos el recorrido por la parte sur de la muralla donde hay una caseta de información y donde debes sacar un billete para acceder a determinadas partes de esa muralla. Además, te venden un billete que incluye el palacio de Hwaseung y el museo de la ciudad.


El recorrido arranca con una buena subida por escaleras de la muralla. Todo está muy cuidado y llegas a un paseo lleno de árboles floridos y ciudadanos paseando por él.


Volvemos a las murallas y seguimos subiendo. Durante todo el trayecto hay información sobre cada uno de los elementos arquitectónicos y también sobre la montaña llamada Paldalsan con una bonita historia a las que son tan aficionados los pueblos orientales. Leyéndola me percato de que nosotros también tenemos historietas semejantes, la diferencia es que por aquí suelen ser de hombres sabios y en las nuestras los protagonistas son santos o pastorcillos. Puestos a inventarse una historia las de aquí son más bonitas. Esta es la siguiente: Yi Go fue un sabio que vivió durante la época de la dinastía Goryeo. Dejó su puesto oficial en la corte y se vino a vivir a los pies de esta montaña. El rey Gongyang de Goryeo envió un emisario para enterarse qué estaba haciendo. Yi Go le dijo: ”Tapsan (el nombre entonces de esta montaña pues tenía forma de pagoda y ya sabes que Tapsan significa “Montaña en forma de pagoda”) me ofrece un bonito paisaje, y desde su cima se domina un espectacular vista, pues la montaña es ‘satong paldal’ ”. Ya lo sabes, pero te recuerdo que ‘satong paldal’ significa literalmente “ abierto a las cuatro direcciones y alcanzando las ocho direcciones”.
La dinastía Goryeo dio paso a la dinastía Joseon y el nuevo rey Taejo concedió a Yi Go un importante puesto en el gobierno, pero él lo rechazó. El rey se mostró muy intrigado acerca de la montaña donde Yi Go estaba viviendo y envió a un pintor paisajista a hacer una pintura de la montaña de Tapsan. Tan pronto como recibió el cuadro se sintió fascinado por la belleza espectacular de la montaña y así fue finalmente llamada “Paldalsan”, literalmente “montaña que enseña hacia las ocho direcciones”.
Yi Go se quedó aquí instruyendo a los del pueblo a ser generosos y amables con el resto de la gente y ellos siguieron sus principios. Así el lugar fue llamado Gwonseong-dong, que significa “un pueblo que recomienda la bondad”.
No me digas que no es bonito. Compáralo con la leyenda de tu santo favorito, por ejemplo San Macario de Alejandría, que sin tener una historia truculenta de latigazos y decapitaciones, se pasó toda la vida pasando hambre por voluntad propia como si fuese una modelo de alta costura.
Sigues por la muralla y hay información en coreano e inglés sobre cada uno de los elementos arquitectónicos o constructivos. Los más interesantes, además de las vistas sobre la ciudad son las puertas de entrada a ella. Lo curioso es que había cinco puertas secretas. Pero muy secretas, secretas no debían ser, tipo agujero en el suelo o con un picaporte que cuando golpeabas una clave tipo “cuatro golpes, silencio cinco segundos y dos golpes más” entonces se abría, porque la que yo vi, Seonamammun, era bastante grande y además el letrero informaba que servía para pasar “gente, ganado y suministros militares”. Vaya, menos el enemigo podían pasar todos.


Otra particularidad muy interesante es que la gran muralla está construida con piedra en la parte inferior y con ladrillo gris en la superior lo que le da un aspecto diferente a lo habitual.


Encontramos una bonita piedra con el título de la fortaleza y un amable joven se presta a hacernos una fotografía a los dos. Creo que es la primera vez que no nos cortan los pies.


Un punto importante en el recorrido es la campana Hyowon.


Allí al lado de la magnífica campana hay un cuadro donde explica las tarifas y los significados de los toques. Así el primer toque es para mostrar respeto y gratitud hacia nuestros padres. ¡Ay, siempre Confucio, cuánto me gusta!


Oímos unos cuantos toques pero en cuanto se apaga su sonido lo que se oyen son los aviones de guerra que sobrevuelan la zona, aunque no se ven. Son los únicos síntomas visibles (o mejor audibles) de las tensiones entre el Sr. Trump y el Sr. Kim. Ese sonido no nos dejará en toda la mañana, y la verdad no tranquilizan demasiado.


Pero no podían dejar de lado la modernidad y al lado de la campana hay unos indicadores de las distancias a lugares tales como el polo sur, 14113 km, o Río de Janeiro, 18139 km. ¿Por qué gustarán tanto esas tontadas a los turistas?


Y de nuevo bonitas vistas de la ciudad desde ese alto punto de observación y especialmente del palacio de Hwaseong Haenggung que está a sus pies. En su explanada delantera algunas carpas y mucha gente sentada en un acto que luego veremos tiene que ver con algo de protección civil, pues hacen actividades como concursos de atención a posibles víctimas de accidentes.


Encontramos una plataforma de la que un cartel informa que servía para arrojar múltiples andanadas de flechas a los posibles atacantes. Y en este, como en el resto de pabellones y otras estructuras siempre cámaras vigilando todo pues no hay apenas control por personas. Vaya, ninguno excepto en los puntos por donde debe pasarse con entrada.


También en muchos sitios el camino de tierra está cubierto por una alfombra de fibra vegetal, creo que de paja de arroz.
Como la construcción de esta fortaleza fue algo notable y parece que está muy bien documentada hay una reproducción de los obreros que trabajaban en ella, haciendo mucho hincapié en el “geojunggi”, un artilugio que a base de un juego de poleas servía para levantar los pesados bloques de piedra.


Lo más curioso es que al buscar ese nombre en la web he encontrado que se vendía en Amazon una reproducción de él. Te dejo el enlace pues puede ser un buen regalo para Reyes de algún ser querido. Confío en que las instrucciones de montaje sean tipo Ikea porque si vienen en coreano te veo quedando fatal delante del «regalado».
Pasamos por Hwaseomun, una de las cuatro puertas principales de esta ciudad. Construida en el año 1795 ha permanecido intacta hasta nuestros días.


Y acabamos el recorrido en Janganmun, la puerta norte. Un letrero informa que la palabra “Jangan” tiene dos significados: “(ciudad) capital” y “bienestar de la gente”.
Dado mi desconocimiento del coreano no sé si será una cuestión de homonimia o de polisemia.

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