49. Corea 2017. 7 de abril, viernes. Vigésimo sexto día de viaje. Seúl, día segundo. Segunda parte.

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Y del Museo Nacional de Corea nos vamos al cercano “The War Memorial of Korea”, que como su nombre indica es un lugar dedicado a la guerra, o mejor a las guerras en que ha intervenido esta nación y especialmente a la que se ha llamado “la guerra de Corea”, que en mi infancia tuvo una repercusión enorme a pesar de que en el ensimismamiento franquista, la llamada “autarquía”, tan poca importancia se le dio al mundo exterior. Quizás de esta se hablaba porque era una guerra contra el comunismo y todavía se habló más cuando se acabó y la filmografía americana nos invadió con películas y además estaban los tebeos de “hazañas bélicas” sobre este conflicto. Todos los niños sabíamos donde estaba el paralelo 38 aunque no supiésemos (que sí lo sabíamos) que era un paralelo y aunque los creacionistas padres escolapios se burlasen de Darwin en la clase ciencias naturales. ¡Nunca te lo perdonaré manuelacarmena!


Hoy este espacio dedicado a la exposición de la guerra tenía un plus: era el primer viernes del año cuando se realizaba a las 2 de la tarde una exhibición de su ejército.
Marisa era muy reticente a ver el acto, pero es que desde mi más tierna infancia los desfiles me tienen cautivado. Mis padres me llevaban en alguna ocasión a Zaragoza para verlos y se me ha debido quedar troquelada la afición en mi cerebro reptiliano.


No había mucho público, quizás unas 100 personas, no sé si por ser el primer día del año en que se hacía y la gente no lo tenía presente o realmente es que no viene nadie más habitualmente, pero dado el despliegue de medios y el espectáculo que muestran imagino que debe ser muy popular, pues no se trata de un desfile al uso.

En una gran plaza enfrente del edificio principal el público se sienta en las escalinatas que dan acceso a ese edificio; nosotros, que además de espectadores somos fotógrafos, hemos elegido un lugar acorde con la situación del sol.


Para que te hagas una idea: el acto empieza a las 2 de la tarde en punto y nosotros nos íbamos a las tres y media. Desfilan y hacen diversas actuaciones grupos de soldados vestidos a la usanza de los ejércitos antiguos y también unos 200 soldados del ejército actual. Los primeros hacen cosas como luchas y ejercicios malabares e incluso sale uno que a tajos de un sable corta un montón de cañas de bambú.


Del ejército moderno es notable el número en que tres soldados cantan, y muy bien, un repertorio de canciones que imagino que serán patrióticas aunque a mí me sonaban a musical de teatro. Incluso salen cuatro bailarines de ballet. También unas señoritas soldados que ejecutan varios números muy vistosos. Pero lo que me ha dejado maravillado es que los del ejército actual desfilasen con una serie de movimientos muy complicados y sin ningún fallo y eso que en un momento dado los 200 tiran sus fusiles al aire y los recogen con precisión. Imagino a un legionario, que se creen los reyes del mambo de los desfiles, viendo aquello y muriéndose de vergüenza.


La guía no lo remarca pero yo te lo digo: “Don’t miss”. Y lo mejor de todo es el final, sobre todo si, lo comparas con la reluctancia de la mayoría de las fuerzas armadas de casi todos los países y especialmente de las españolas a ser fotografiadas: aquí cuando acaba el acto propiamente dicho los soldados que han participado se quedan en grupos e instan por la megafonía a que el público se mezcle con ellos y se fotografíe. Vaya, lo han dicho en coreano pero lo he deducido por la actitud del público y de los militares: posaban complacidos e incluso hacían alguna gracieta con los fusiles o espadas para mejorar la toma fotográfica.


Finalmente se reúnen todos en las gradas de acceso al edificio principal, se colocan entre ellos tres o cuatro jefazos militares en la primera fila y nuevo despliegue fotográfico. Se retiran los jefes e invitan al público a que ocupe su lugar y se hagan fotos con la tropa así formada.


La verdad es que quien ha tenido más éxito entre la soldadesca ha sido un grupo de exuberantes (por lo menos para el patrón femenino coreano) señoritas occidentales que además eran todas rubias y blanquitas menos una negra que no era rubia.


Se acabó la exhibición y nos vamos a ver el “War memorial”. No creo que haya más espacio dedicado a la guerra como este. Y no solamente en las presentaciones y exposiciones dentro del edifico, es que en el espacio exterior hay tanques, cañones, avionetas, aviones enormes e incluso una réplica de una cañonera que fue atacada por lo norcoreanos en 2002 en medio de la Copa del Mundo de Fútbol, que tuvo lugar en este país.


Aunque no te interese la guerra merece la pena y si puedes hacer la visita en viernes mejor todavía.
Y un extra. Te regalan un magnífico ejemplar sobre la guerra de Corea, donación de un mecenas coreano. Yo, con dolor, lo he rechazado pues pesaba más de un kilo.
Volvemos al barrio ruso de ayer y cenamos en un restaurante de nombre tan evocador como «Samarkand». No te digo más que hasta nos han suministrado tenedores e incluso a Marisa un cuchillo.
Un día muy completo.

PD
1. Si eres de los interesados en batallas navales (que los hay), en el museo hay una reproducción de los famosos barcos tortuga, en coreano “geobukseon”. Fueron construidos en el siglo XVI y se hicieron famosos porque sirvieron para que el almirante coreano Yi Sun Sin derrotase a los japoneses e impidiera la invasión del país a fines de ese siglo.

2. Si eres de los interesados en la guerra de Vietnam (que los hay) podrás encontrar un interesante apartado dedicado a ella. Un letrero informa que este país colaboró con 312.853 soldados de los que murieron 4.960 y fueron heridos 10.962. La verdad es que yo recuerdo que las informaciones de aquellos momentos no dejaban en muy buen lugar a esas tropas. Vaya, que no se distinguían por su benevolencia con el enemigo.
Por cierto, ¿sabías que España también participó en esa guerra?

3. Otro letrero informa del número de los coreanos muertos en las últimas intervenciones armadas y también de los de las naciones que acudieron a la guerra de Corea por el mandato de la ONU: 37.645 siendo la mayoría americanos, 33.644. Pero lo sorprendente para mí es que pintan, o pintaban, 213 colombianos, 186 griegos, 122 etíopes (¡etíopes!) y 2 luxemburgueses entre los llamados “kia”, “killed in action”. ¡Increíble e inexplicable el mundo de la guerra!

4. Entre los aviones expuestos un “B-52 Stratofortress” de 48 m de largo, 56 de envergadura y 8 motores a reacción. Algo terrible.


Cuando la llamada “crisis de los misiles”, yo era un jovencito estudiante en Zaragoza, y se decía que un runrún que se oía por la noche era de esos enormes aviones de la base aérea americana en esa ciudad que estaban siempre volando (día y noche, pero solo se oía por la noche) para evitar que en un ataque de los rusos los sorprendieran en tierra. No sé si sería verdad, pero el tamaño de esos aparatos realmente impresiona. Desde luego sí fue usado en la guerra de Vietnam en un modo que un letrero califica como “carpet bombing”, o sea “bombardeo en alfombra”. Horrible.

5. Todo lo anterior contrasta con una joven leyendo plácidamente un libro. ¡Y de papel! Claro que a lo peor está leyendo “El Arte de la guerra” de Sūn Tzu, del que dicen que era un admirador el difunto D. Emilio Botín.

6. Cuando dejas este recinto te encuentras una lápida de mármol que te advierte: “FREEDOM IS NOT FREE”.


Dado el lugar donde está situada me recuerda a la latina «Si vis pacem, para bellum».

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