Acabamos la tarde en el “Busan Citizen Park” pues es demasiado tarde para empezar una nueva aventura turística y este parque está a una distancia razonable para ir en un paseo hasta nuestra zona. No aparece su descripción en la guía, pero sí en un mapa de la ciudad. Dice que es “un prestigioso parque no solamente para los de esta ciudad, sino también para los extranjeros”; y esta tontada la repite dos veces. Debe ser que al traductor le pagaron a tanto por palabra. En el folleto que consigo en el parque explica que en este lugar cuando estaban bajo dominio japonés, desde 1910, era un hipódromo y que cuando en 1945, al acabar la segunda guerra mundial, y Corea consiguió la independencia, fue la sede del campo Hialeah, donde estaba el cuartel general de las tropas americanas en este país. Acaba diciendo que este sitio fue un lugar para los extranjeros durante 100 años pues en 2006 acabó siendo devuelto a la ciudad de Busán, pero no se pusieron de acuerdo en quien debía limpiar esos terrenos y al fin fue abierto al público en 2010: 100 años. Claro que solo lo fue durante cinco meses hasta ser cerrado de nuevo para su nueva urbanización como parque municipal. El ayuntamiento se gastó un pastón y construyó este parque: “un lugar lleno de abundancia de nueva energía que revitalizase el espíritu”.
Tiene más de medio millón de metros cuadrados con cinco temas: Memoria, Cultura, Participación, Naturaleza y Diversión.
Y lo que notas con respecto al resto de parques que conoces es que este es muy nuevo y con un claro diseño. Sin embargo, sí han decidido conservar algunas cosas como los mástiles del campo americano, antiguos barracones de ese mismo campo y la pista de las carreras de los caballos.
Está todo muy cuidado y quizás por lo tarde de la hora no había demasiado personal, pero sí muchos niños pequeños y por primera vez también perros, pero también pequeños. Bueno bastantes para los que hemos visto en este país pues no pasaban de 8 ó 10 canes.
En la entrada un gran letrero con todas las prohibiciones y con las multas en cada caso. Van de 30 mil a 100 mil wons en 13 categorías distintas. Aunque hay dibujos la explicación está en coreano, por lo que no sé cuáles son las más castigadas. Sí que si el perro se hace caquita te clavan 50 mil. O sea, unos 40€. Imagino que como dueño de perro sí puedes permitírtelo. Más de perros: si lo llevas sin atar otros 40€. Así que si se hace caca y lo llevas si atar 80€. Eso ya empieza a ser oneroso.
También hay un señor corriendo detrás de un conejo: 100 mil. Lo curioso es que en un lugar del parque había una concentración de conejos blancos de escayola o algo similar, bastante grandes que hacían las delicias de los niños. Quizás es que haya también conejos de verdad. No quiero ni pensar si tu perro que va suelto se lanza detrás de los conejos y encima se caga.
La señal más extraña es la de un señor con un rastrillo. ¿De verdad que hay alguien tan capullo que venga a este parque con esa herramienta?
El alma oriental es realmente impenetrable.
Te dejo la foto para que vengas prevenido.
Otro jardín estaba lleno de molinillos de viento con la bandera coreana.
Hay una estructura de nombre muy bonito: “Biblioteca Pororo”. Doy por supuesto que “Pororo” es el nombre de algún ilustre académico coreano (en España se hubiese muerto de hambre con ese nombre). Está alojada en un antiguo barracón del ejército americano.
Una de sus mayores atracciones son las fuentes y otros ingenios parecidos, pero solo hemos podido ver una en funcionamiento. Por supuesto moderna, muy moderna, de 25 m de altura y de acero inoxidable, la «Haneulbit Waterfall». Rodeándola había un bonito estanque y dentro de él dos pinos con esta extraña explicación: “Estos dos pinos, que se parecen a una pareja felizmente casada, (o quizás “a una pareja casada feliz”), tienen unos 100 años y fueron transportados en 2013 por un helicóptero desde la planta purificadora de agua de Beomeo, para que pasen tranquilamente el resto de sus días en este islote del Estanque del Espejo”.
Leyendo estas frases me deja perplejo que además de los que hablan a sus perros o a sus iguanas, haya también quien le proporcione un alma tan sensible a los pinos. Porque es conmovedor lo de “happily married couple” y sobre todo lo de “to peacefully spend the rest of their days…”.
¿Qué pasará si se muere uno de los dos? Pues que cambiarán el letrero y en lugar de “Couple Pine Trees” le llamarán “the widow” o “the widower”. Dado que el pino es una planta monoica será una decisión difícil darle un nombre poético que indique la soledad del que queda de la “happily married couple”.
Y así acabamos Busán con esta tranquila y bonita visita.
PS
Cuando buscábamos el camino para llegar al parque he entrado a preguntar en un quiosco en el que ponía “Medical Tourism in Korea”. Les he dicho de entrada a las jóvenes informadoras que ya sabía que no era una pregunta médica, pero que si me podían ayudar. Por supuesto que lo han hecho y con el mejor inglés que he encontrado en este país.
Lo que me ha sorprendido es que tuviesen ese tipo de información en medio de la ciudad. Así que he cogido unos folletos pues tengo a un par de amigos y a una amiga algo averiados e imagino que les interesará el tema.
Te dejo el enlace por si te decides curar tus males en este estupendo país.
Ultima observación antropológica del día.
Muchas jóvenes coreanas cuando posan para una fotografía, aunque sea en grupo, se colocan una o las dos palmas de las manos a un lado o a los dos lados de la cara.
Esta es la observación, ahora falta estudiar el porqué.