Empezamos nuestro viaje a Corea volando con Qatar Airways lo que significa salir de la T4.
Estos días el metro a las terminales de Barajas está interrumpido por lo que la única opción de transporte público es con el tren: primero a Atocha y desde allí con otro convoy a la terminal T4. Y aunque sigue siendo un edificio estupendo ya se empiezan a notar los signos del tiempo (¡maldito deterioro de la edad!) y de la falta de cuidados: en el lavabo de caballeros al que acudo, todos los pestillos de cierre de las puertas estaban rotos. Para compensar la empleada de la compañía con la que hemos hecho la facturación ha sido encantadora.
No sé la razón pero en los últimos vuelos, en el control del equipaje de mano siempre separan a Marisa para un examen especial, que creo que es de drogas. ¡Bendita perspicacia policial! Seleccionan a una abuelita que viaja de Madrid a Doha. Pues hoy me ha tocado a mí y he salido libre de toda sospecha. ¿Qué parte de mi aspecto o comportamiento les habrá llevado a esa conjetura?
Camino de nuestro lugar de embarque va delante de mí un señor de unos treinta y tantos con un pantalón tan bajo que parece mentira que no se le caiga. Luego he coincidido con él en la fila de embarque y me hubiese gustado preguntarle cómo conseguía ese equilibrio; quizás lo lleve cosido al escroto, si no es así no lo comprendo. No sé si será una moda o quizás el hábito de alguna secta.
Hoy la charleta del “captain speaking” del Boeing 787 la he entendido toda: se llamaba Pancho García. Así da gusto.
A mi lado una encantadora joven madre, Loreto, que va a China por trabajo. Tiene pena porque es la primera vez que se separa de su niña de 9 meses. ¡Qué detalle tan maternal!
Cuando el avión empieza a rodar, un capullo que está en la primera fila se levanta del asiento: “Tío, es que me estoy meando”. Ha vuelto enseguida pero imagino la bronca que le hubiese caído en Lufthansa o Finnair.
Pronto aparecen las normas de emergencia con la colaboración de los futbolistas del Barcelona. Ya he escrito en otras ocasiones sobre esta otra “capullada” y me sigue pareciendo horrible la expresión de arrobo de las señoras al paso de uno de ellos. ¿Qué dirán las feministas (especialmente las catalanas) al respecto? Vaya, quizás no viajen en esta compañía.
Y en cuanto estamos en el aire el primer mapa con la situación de Madrid y de La Meca.
Más tarde está última en relación con Santa Eulalia del Río. Sería chusco que esta santa cristiana hubiese sido martirizada por los omeyas. Pero no, que lo hicieron los malvados paganos romanos.
Nos sirven una cenilla aunque solo son un poco más de las 5 de la tarde. Vaya, para mí una cena, pues, como digo otras veces, parece que estoy hecho para vivir en los aviones.
El vuelo del capitán Pancho va a durar 6 horas y 5 minutos, así que habrá tiempo para escribir el borrador de esta crónica, para leer y para dormir.
Cuando estamos cerca de Doha el mapa para los creyentes marca La Meca al sur. Esto de ser un rezador musulmán es un sinvivir. Que hasta aparece de vez en cuando una información rogando que el personal rece sentado. Yo recuerdo haber visto en algún vuelo a un pío creyente echar la alfombrilla al suelo y ponerse a rezar. Y te aseguro que en la clase turista no hay demasiado espacio para ello.
PD
Justo antes de empezar el viaje oigo en la radio la sentencia del “caso Más” leída directamente por el presidente del tribunal que lo ha juzgado. Y de nuevo, como en el caso de la Srta. Borbón, te percatas que la justicia no es igual para todos. La fiscalía pedía una pena de 10 años por desobediencia y prevaricación y le han caído dos años de inhabilitación para ejercer cargos públicos.
Y es que da gusto ser una persona importante, seas decente o corrupto, cumplas la ley o te la pases por el forro.
NB
Para los traductores automáticos: aquí “el forro” quiere decir “el escroto”.
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