46. Japón 2016. 30 de marzo, miércoles. Trigésimo día de viaje. Tokio. Día 8.

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Ayer fue un día diferente desde el punto de vista turístico y hoy ha sido también un día muy especial.
Habíamos quedado con nuestro amigo Hiro para visitar un lugar que no conocíamos: la bahía de Tokio y en concreto Odaiba, que es un conjunto de islas artificiales donde se ha desarrollado un urbanismo con grandes edificios desde los años 90 y donde además se sorprende mi amigo que queramos ir a allí pues según él es un lugar de reunión y compras de los muy jovencitos.
Una de las particularidades es que vas en un tren, la línea Yurikamome, con unas vistas fantásticas en altura sobre toda la bahía y que para acceder hasta allí traza un extraño bucle cruzando el famoso puente del Arco Iris.
Hay una especie de paseo marítimo donde han colocado un corazón para hacerse fotos, circunstancia que nosotros aprovechamos. Todo muy japonés.


Paseando a través de una playa veo un cartel que dice que está prohibido bañarse a pesar de que está todo limpísimo. Por supuesto también dice que los perros deben ir con correas, que no se pueden hacer hogueras, ni jugar con la pelota, entre otras prohibiciones.


En el paseo algunos cerezos empiezan tímidamente a florecer pero claramente este no es uno de los lugares famosos por ello. Hiro nos conduce a un islote, en realidad una península, donde en 1853 el shogun de turno instaló una batería de artillería para defender Tokio de un posible ataque de la armada americana al mando del comodoro Perry. Este personaje aparece en todos los relatos históricos de aquella época pues fue quien obligó a Japón a abrirse al exterior.
Hay un caminejo que trascurre por allí y donde han colocado una malla de plástico en el suelo para evitar su deterioro y también la posibilidad de patinaje si está húmedo.
Y nuestro amigo nos sorprende con una comida japonesa de hanami. No te puedes imaginar el cuidado y la preparación de cada uno de los alimentos. Nada que ver con nuestro típico bocadillo de lomo.


Allí hemos comido frente a la bahía de Tokio con una temperatura que por primera vez llega a los 20ºC, lo que nos permite estar en mangas de camisa. Hiro incluso ha tenido el detalle de comprarnos pan. Por supuesto él ha comido sentado como un japonés y nosotros como hemos podido. Y aunque comas en el campo lo debes hacer descalzo.


Desafortunadamente, en la sobremesa, se ha levantado viento y se ha nublado lo que nos ha obligado a levantar el campamento. De regreso vemos un letrero que advierte que es una zona peligrosa por tsunamis cosa que me parece improbable por la barrera de enormes edificios que se ve a lo lejos pero es que estamos a 2,9 m por encima del nivel del mar. ¡Vaya tontada! ¿Para qué sirve esa información cuando estás a 5 metros de la playa? Ya te puedes imaginar que si viene una gran ola y estás allí será peligroso pero ¿y los 2,9 metros? ¿Por qué esa precisión?


Más adelante otro letrero con todas las prohibiciones:
-Hacer fuego, incluyendo las barbacoas.
-Nadar o recoger marisco. (Hiro me explica que los japoneses no lo hacen pero sí los chinos y que en estas zonas el marisco está protegido por ser un importante filtro del agua del mar).
-Tirar basura en el parque o en el mar. (Aquí se han columpiado con la señalética; han puesto un anzuelo con la barra roja de prohibición encima o lo han traducido mal al inglés).
-Navegar fuera de las zonas marcadas para ello.
-Hacer windsurf desde la puesta del sol hasta el amanecer. (O sea por la noche).
-Vender comida o hacer fotos comerciales sin permiso.
-Ir en moto por el parque.
-Realizar actividades peligrosas (?) como el golf, patines, etc…


Más adelante otro cartel informa que si hay mucha gente y vas en bicicleta te bajes de ella y la lleves andando.


En el paseo el personal alimenta a las gaviotas. Claramente no han visto la peli de Hitchcock.


Allí cogemos un barquito que nos sube por el rio Sumida hasta Asakusa. He hecho parte de este viaje dos veces antes con Hiro pero solo por parte del río. Esta vez nos ha permitido ver parte de la bahía de Tokio así como un gran trecho del río Sumida. Un viaje precioso que recomendaría a cualquiera que viniese a esta ciudad.


Además acaba en Asakusa al lado del gran templo de Senso-ji que hoy está a rebosar. A Hiro le hace mucha gracia ver a tantos turistas y nos dice que hay muchos chinos.


El colmo ha sido una agradable joven que va vestida de típica y con la que se están haciendo una foto un par de señoras. Pues ellas eran turistas chinas haciéndose una foto como algo típico japonés y la joven fotografiada era coreana a la que también hemos pedido hacernos una foto con ella.


Un día muy especial con un bonito final.

PD
En “The Japan News” aparece por fin una página dedicada por entero a España. ¿Te imaginas el tema? “The revelation of Eastern in Madrid”. Francamente divertido pues mezcla la Semana Santa y los “pasos” con un recorrido por bares y tabernas y con una loa al jamón ibérico: “Religion and ham”. Para acabar diciendo que el jamón serrano es más barato que el ibérico pero que de todas las maneras “still tastes better than any similar I’ve had in the United States”. ¡Qué comparaciones!

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