41. Japón 2016. 26 de marzo, sábado. Vigésimo sexto día de viaje. Tokio. Día 4. Segunda parte.

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ROPPONGI.
En este distrito la actuación de un “emprendedor”, Minuro Mori, cambió el aspecto de su urbanismo al construir un gran complejo centrado en una torre de 54 pisos y con sus proyectos de ciudades verticales. Más tarde en su vecindad se construyó Tokyo Midtown. Así en todo este contorno hay varios importantes museos, galerías comerciales que te dejan con la boca abierta y rascacielos y otros prodigios arquitectónicos.
Camino de allí vemos un edificio dedicado al negocio de las bodas de esos de “no me lo puedo creer”.


Contrasta su exuberancia con la armonía de un paralelepípedo con el anagrama TOTO en un ángulo superior. Marisa me dice: “¿De qué me suena?”. Pues es como Roca en Japón. O mejor en el mundo: es el mayor fabricante mundial de material sanitario. En España antes, que no sé ahora, el personal fino decía que se iba a visitar al Sr. Roca; quizás aquí digan lo mismo: “Si me buscan estoy con el Sr. Toto”.


Por cierto, son los creadores del “washlet”, palabra inventada con “wash” y “toilet”. O sea el inodoro y el bidet en una pieza.
En la calle un camión que me deja sorprendido pues parece salido de una exposición. ¿Cómo los pueden llevar tan limpios y niquelados?


En una galería comercial, llamada así “Galleria”, hay una pequeña exposición floral que es una maravilla. Y es que estamos celebrando la sakura que este tiempo tan frío en Tokio está retrasando. Así en la calle hay un bonito parterre de flores y en su interior obras del mismo autor, Akihiro Nozaki. Por cierto que al buscar información sobre este ilustre jardinero en la web me he encontrado con un matemático del mismo nombre con una cita que me ha gustado mucho: a la pregunta en un congreso internacional sobre la enseñanza de las matemáticas de que cuántas matemáticas deberían saber los maestros de primaria y de si debería haber unos requisitos mínimos él respondió: “Desde mi punto de vista los profesores de primaria no necesitan unos profundos conocimientos de las matemáticas; convencer a los alumnos de la utilidad y de las razones para estudiar matemáticas es mucho más importante que los detalles técnicos de las más altas matemáticas”.


Pues el jardinero igual es su hijo (el matemático nació en 1936) y no dice cosas tan interesantes pero sus trabajos florales son una maravilla.
En la entrada de la “Galleria” un letrero en el que al lado de las prohibiciones habituales como no fumar o circular en bicicleta, dice: “Mascotas permitidas. Llévela en su jaula”. Pero no veo a ninguno con ella.
Y aquí hay hasta una sastrería muy elegante. Veo a un sastre que sale a despedir al cliente y al hacer la reverencia habitual el metro le cuelga del cuello y casi toca el suelo. Los que sois jóvenes habéis vestido siempre de confección y no lo sabéis pero antes nos hacían los trajes a la medida y el sastre llevaba siempre como instrumento de trabajo un metro colgándole del cuello. Es como el estetoscopio que llevan los médicos aunque no lo utilicen en la vida. ¿Para que llevará un aparato así un proctólogo, por ejemplo? Miedo me da pensarlo.
Una panadería muy elegante tiene en la entrada unas bandejitas con pinzas. Los clientes entran, cogen una de cada y se pasean entre la bollería y los panes y los van cogiendo delicadamente como si fuesen huevas de caviar. Claro que cuestan casi lo mismo.


Y por fin veo un restaurante español que si no es tan elegante como los franceses que pueblan esta ciudad por lo menos tiene una pinta un poco menos casposa que los que me suelo encontrar. Se llama “Bodega Santa Rita”. Sí te puedo adelantar que no es muy español el horario: de 11 a 15 para las comidas siendo las dos de la tarde el límite para el último pedido; la cena de 5 y media a once, con el último pedido a las diez. Hay un par de jamones a medio terminar en la puerta y un menú donde está escrito bajo el epígrafe de “Tapas” que “Jamón serrano” cuesta 1200¥, unos 10€, y debajo pone en japonés 1800¥. Y lo mismo con el ibérico: 2400 y 3000¥. Y una entrada muy curiosa: “Jamón serrano y jamón ibérico”: 1800 y 2400¥. ¿Has visto una mezcla así en España?


Hay un jardín llamado Hinokicho-koen y vemos allí a una novia vestida de “cristiana” con los hombros al aire a pesar de que el ambiente es frío. Un joven, quizás su hermano, le pone una chaqueta por lo hombros.


Y como estamos en hanami no pueden faltar los puestos de Martini Rosé a 600¥ la copita y a 3500¥ la botella, unos 30€.
Y entre aquel ambiente tan japonés una desconocida pelirroja se destaca.


El personal aprovecha el sol y la terraza está llena. Y para hacer más agradable el momento hay un dúo femenino interpretando bonitas melodías: una flauta travesera y un órgano eléctrico.


En un banco tres jóvenes mamás tienen botellas y viandas. Les pido permiso para fotografiar la merienda y me explican que es por el “hanami”. Me percato de que una de las botellas es un cava, pero cava, cava: Pupitre de “Cellers de L’Arboç”. Que casi me emociono. Les digo que esa bebida es española y yo también. Bueno los de L’Arboç no sé si ahora quieren ser españoles o no. Cuando yo vivía por allí lo eran. Por cierto, si el “cava” es una palabra registrada ¿se quedará en Cataluña con la independencia o en España? ¿Y cómo se llamará entonces?


Para acabar la tarde vemos un espectáculo de baile de claqué en un escenario montado dentro del imponente edificio. ¡Tantos años viéndolo en películas y es la primera vez que lo veo en directo!


Un letrero en una zona de descanso de la torre dice:
-Por favor no dormir aquí.
-Por favor, no lo utilice durante más de una hora.
Curiosas peticiones. ¿Alguien lo controlará?

PD
Me hubiese encantado poder explicarles a las tokiotas del cava que significa la palabra “pupitre” en el mundo de esa bebida pero no me sentido capaz.

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