El niño del Congreso.

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Como tengo una especie de miopía paradojal, el niño del Congreso me demuestra no la dificultad sino la enorme facilidad para conciliar cuando eres tan poderoso/a que todos tienen que rendirse a tus deseos.
Eso sí, pixélamelo un poco no vaya a ser que me lo reproche cuando sea mayorcito, que los niños simbólicos son muy susceptibles.

2 respuestas to “El niño del Congreso.”

  1. Carmen Says:

    Completamente de acuerdo con el comentario

  2. Némesis Says:

    1. ¿Qué pensará una madre que trabaje en una cadena de una fábrica de las facilidades que tienen otras madres? Perdón, otra madre.
    2. ¿Que pensará una madre cuando vaya a comprar a Día y la cajera le haga esperar 10 minutos porque tiene que cambiar los pañales del bebé que tiene en sus brazos?
    3. ¿Quién no quiere privilegios?

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